sábado, 31 de diciembre de 2016

Respira

Tu rostro, escondido en mí. Mi cuerpo, inexorable y presente, encima del tuyo. Seguro, como la sombra de una luz, que se proyecta sin nombre en esta habitación oscura, donde la razón no puede ser vista.

Mientras comienzo, una afirmación del músculo, que nos hace uno. Heterodoxo. Susurros de dolor ahogan este pecado en un mar de recuerdos, de los cuales, te acuerdas: Esto no es como se supone que sería. Y hay vacilación, un retroceso de tendones y carne, así que te digo una vez más: Respira.

Y presiono más. Una malla de músculos que se contraen a mi alrededor. Mis labios tocan tu nuca. Mis dedos acarician la delicadeza de tu garganta, antes de que ellos invadan tu boca, colocando mis impresiones sobre tu lengua de seda, retrocediendo y alejándose. La plenitud de tus labios. Recuerda, digo, que querías que yo fuera tu primero en esta segunda forma que nos atrae a los dos para juntarnos, como si fuéramos uno. Relájate y deja que tu cuerpo ceda, a lo cual, tu mente ya ha obedecido. Repito: Respira.

Finalmente, llega. Aquiescencia. Y siento tu gemido salvaje a través de los tejidos, sangre y huesos. Tomo tu pecho en mi mano, siento los timbales. Dentro de tu pecho, una sonata sublime de calor y lujuria, que impulsa el ritmo de mis invasiones. ¿Se ha convertido ahora en algo diferente para ti? Cantamos juntos. A tiempo, para atraer nuestros cuerpos, para que choquen entre sí, en un trueno de gritos resonantes y respiración caliente. Ya no se demoran en la espera o la vacilación. Me pides repetir los momentos más agradables de este baile y sientes el calor del linimento grueso dentro de ti. Mi gran regalo. Para aliviar todos los dolores sutiles. Eso puede permanecer.

Dentro de ti, espero. Mientras, juntos yacemos. Sin nada dejado para nosotros. Sólo para recordar… y respirar.

jueves, 29 de diciembre de 2016

Perdido en la traducción

Él hablaba de exploración, como si la experimentación fuera a producir la misma felicidad que yo había encontrado con ella. Nunca traté de ser más feliz que feliz.


Ella hablaba de un compromiso más estrecho que la cuerda en la que a menudo se perdía. Ella era un servicio superior que le encantaba perderse en el fondo de todo esto. Ella le quería, solamente a él. Pero, ambos hablaban del amor con idiomas diferentes y algo se estaba perdiendo en la traducción.

 

Él quería algo más. 
Ella tenía todo lo que necesitaba.


Él anhelaba el sabor de lo desconocido. 
A ella, le encantaba estar saboreando sus labios casi a diario. 
Él quería ver cómo era follada por otros. 
Ella sólo quería que él, su dulce amor, la follara. 
Él hablaba en idiomas de mucha unión.


Ella se sentó en silencio, sola con sus pensamientos, y el hecho de que el suyo fuera un lenguaje perdido en el amor, porque eran dos amores que no dormían en la misma cama.


Amar no es una experiencia singular, sino un conglomerado de muchos idiomas diferentes compitiendo para hablar sus propios lenguajes. Si no estamos hablando el mismo idioma, algo se perderá en la traducción. Ese algo que se pierde, normalmente, es el vínculo que permite que el lenguaje del amor se hable en primer lugar.

 

Simplemente, existen cosas tan trágicas, que no existen palabras o idioma para ser comprendidas. El amor perdido es una de esas cosas.

martes, 27 de diciembre de 2016

Las mujeres también quieren correrse

No son palabras de todas las mujeres, pero, sin duda, estarán de acuerdo con la actitud de algunas de ellas.

“Las cosas simplemente femeninas: El no ser capaz de determinar si un hombre está siendo amable contigo, porque sea sincero y te vea como un ser humano autónomo o, si él está siendo amable contigo, debido a que te ve como un objeto conquistable.”

Cuando ella tenía 5 años. 
Se sentó en el borde de su silla con las piernas abiertas. Sintió un picor entre ellas, así que se agachó para arrascarse, pero su abuela la agarró por la muñeca para evitarlo y le susurró: “Las niñas no hacen eso.” Le preguntó por qué, puesto que había visto a su padre hacerlo también, había visto a todos los chicos en la escuela primaria hacerlo. Y le picaba y quería arrascarse. La respuesta de su abuela fue: “Es lo que es. Las chicas no hacen eso. Tampoco. Además, no debes sentarte ahí con las piernas abiertas de esa manera. Las niñas no hacen eso, ¿vale?”

Cuando ella tenía 6 años. 
Pasaba un día en la playa con su familia. Estaba emocionada por el nuevo bikini que su madre le había conseguido, pero, se sintió confusa cuando su madre le pidió que se pusiera el top cuando fuera a bañarse. Ella no había conseguido que lo llevara el año anterior, pero, de pronto, fue muy exigente al respecto.

“Mira, he comprado otro también,” le dijo. Ella pensaba que la comprendía: “Las mujeres tienen que cubrir sus pechos, porque son más grandes que los de los hombres.” Pero, ella no era una mujer, era una niña. Más tarde, oyó una charla que tuvo con su padre. “No quiero que los hombres mayores la miren,” ella susurró. Les interrumpió y le preguntó a su madre por qué pensaba que los hombres mayores la iban a mirar. La respuesta de ella fue ésta: “Es lo que es. Porque eres una chica y todos los hombres hacen eso.”

Cuando ella tenía 9 años. 
Tuvo una pelea con su mejor amiga. Se fue a casa y se quejó a su abuela, la cual vivía con sus padres y familia. Le dijo que debería haber previsto lo que iba a pasar.

“Así es como las chicas son,” ella le dijo. “Una amistad entre mujeres es siempre una competición. Las mujeres son celosas, manipuladoras y dan puñaladas por la espalda. No puedes confiar en ellas.”

Pero, ella nunca se había peleado con su mejor amiga e intuía que se perdonarían y lo olvidarían al día siguiente. Por lo tanto, le preguntó a su abuela por qué y su respuesta fue esta: “Esto es lo que es. Las luchas de gatas sucederán siempre. Es normal. Así es como son las mujeres.”

Cuando ella tenía 13 años. 
Ella se enamoró de un chico del barrio. Ella no podía esconder su excitación. Le tenía en su mente todo el tiempo y se sorprendió a sí misma deseando estar junto a él todo el tiempo. Porque así podía cogerle su mano y besarle. “Quiero citarme con él para conocerle mejor y decirle a mi padre mi plan para llevarlo a cabo,” pensaba.

“No hagas eso,” le dijo su padre. “No es adecuado que una niña le pida a un chico una cita.”

A pesar de que, en parte, estaba de acuerdo, ya que nunca había visto a una mujer proponerle a un hombre una cita en una película o leer que una chica besa apretando primero. Ella todavía no llegaba a comprender qué había de malo en ello, a menos que fuera una excepción. Por lo tanto, le preguntó a su padre por qué tenía que esperar a que un chico mostrara interés por ella con el fin de ser permitido sin pagar una recompensa. Su respuesta fue: “Se trata de lo que es, querida. El hombre es quien da siempre el primer paso. A los chicos, les gustan conquistar y a las chicas les encantan ser perseguidas.”

Cuando ella tenía 17 años. 
Formaba parte de un grupo grande de amigos. Había un chico que le gustaba. Ella no le gustaba a él, pero estaba acostumbrada a que cualquiera la presionara, por lo tanto, disfrutó de esa atención. Él siempre le decía que ella era especial. Única en su clase. Diferente. “Tú no eres como las otras chicas,” le decía. “No eres una perra. Eres divertida, relajada e inteligente. No te preocupas de tus uñas o de tu pelo. Comprendes mi sentido del humor. No eres como la mayoría de las chicas. Eres mi mejor amigo, pero con tetas.”

Al principio, ella se sentía halagada, pero pronto, empezó a preguntarse si sus cumplidos eran tales. Empezó a sentirse disgustada con él. Ella no quería ser su mejor amigo con tetas. Por lo tanto, le preguntó qué tenía de bueno una chica como ella, una chica a diferencia de lo que él llamaba una chica típica, y su respuesta fue ésta: “Eso es fácil de explicar. Un tipo de modelo de chica bonita que sea lo suficientemente buena para una paja, pero, al final, un chico quiere algo de drama con un coño libre. Tú eres una excepción. La mayoría de las chicas son superficiales y cachondas. El tipo de chica para follarla, para cogerla cuando se está preparado para ponerla debajo. Son tan aburridas y mojigatas. Esto suena duro, pero, es cómo es.”

Cuando ella tenía 19 años. 
Había un chico con el que ella mantenía relaciones sexuales con regularidad. Fueron muy agradables. No era un tipo de pasión explosiva, ni tampoco los orgasmos de éxtasis que ella había soñado. Quizás les faltara la química. Tal vez, hubiera sido más bonito si hubieran estado enamorados, pero ella se encontraba muy bien con él. Se adaptó, obedeció y tragó saliva. Por supuesto, lo hizo. Al principio, él hizo un gran esfuerzo en darle lo que ella le daba. Realmente, lo intentó. Sin embargo, sus intentos de poner su lengua a trabajar bien, se desvanecieron con rapidez al rozarla con poco entusiasmo en seco y, en algún momento, él dijo: “Me rindo.” Le preguntó por qué. Su respuesta fue: “Es tan difícil conseguir una chica. Ustedes las mujeres necesitáis décadas para correrse. Es tan agotador.” Ella se rió y le dijo que necesitaba dos minutos cuando lo hacía por su cuenta.

“Entonces, agárrate a eso,” le contestó y le dijo a continuación: “Me ha dado un calambre en la muñeca. Las mujeres sois tan complicadas. Es la forma como es esto. Lo siento.”

Ella se ha dado cuenta que su identidad femenina ha sido moldeada por una excusa sesgada, hipócrita y basada en roles de género ridículos: “Es la forma que es esto.” Durante toda su vida se ha preguntado por qué, y todo el mundo dijo que era: “Porque es así.” Y no importaba si les preguntaba a hombres o mujeres.

¿Por qué no puede sentarse con las piernas abiertas? ¿Qué tiene de vergonzoso lo que ella guarda entre sus piernas? ¿Por qué debe cubrir sus pechos? ¿Por qué está siendo sexualizada mucho antes de que, incluso, le dijeran cuándo es el sexo? ¿Por qué está siendo enseñada a desconfiar de otras chicas? ¿Por qué tiene que competir con otras chicas? ¿Por qué solamente es una buena chica cuando no es como la mayoría de ellas? ¿Por qué tiene que permanecer quieta cuando se trata de la manera que ella siente? ¿Por qué no se le permite mostrar el afecto tal como hacen los hombres? ¿Tampoco puede conquistar el corazón de un chico? De todos modos ¿Por qué debe estar el amor para ser conquistado? ¿Qué pasa si no le gusta ser perseguida o cortejada? ¿Qué pasa si le da miedo? De todos modos, ¿por qué los hombres le dan miedo? ¿Por qué le hacen sentirse inferior a ellos? ¿Por qué tiene que hacer como un chico con el fin de ser querida? ¿Por qué avergonzarse de ser una “zorra,” les avergüenza ser una “mojigata”? ¿Por qué se espera que se adapte, obedezca y trague sin elogios, cuando los chicos que devuelven el favor son considerados agradecidos amantes dedicados, héroes, casi, porque la mayoría de ellos, no entienden que, al follar, si ella hace que se corran, ellos deberían hacer que ella también debería correrse? ¿Por qué está tan agotada con esto? ¿Por qué es tan complicada?

¿Es porque ella es una perra? ¿Porque es una baby hipersensible? ¿Se debe a que es una puta? ¿Una virgen mojigata? ¿Es porque está con su período? ¿Provoca que las mujeres sean unas locas? ¿Porque es celosa, manipuladora, da puñaladas por la espalda, competitiva o cualquiera de los otros innumerables rasgos negativos que se relacionan inmediatamente con la identidad de la mujer? Resumiendo, ¿No será porque ella es una mujer?