domingo, 6 de diciembre de 2015

De nuevo, compartir

He recibido en mi correo privado algunas críticas feroces sobre mi artículo anterior “Compartir.” Soy consciente de que esto no es para todo el mundo y mi consejo es que, si algunos de ustedes tienen dudas sobre ello, no lo hagan. Se requiere un alto nivel de confianza del uno en el otro, y también, cómo no, un alto nivel de confianza en sí mismo. Creo que es esencial que nadie deba sentirse presionado en lo más mínimo en este tipo de actividades. 

Una de las preguntas que un lector me planteó y que me hizo pensar, fue: “¿Cómo se sentía el otro hombre? De alguna manera, siento que ha sido menospreciado o considerado de un estatus inferior, porque, en primer lugar, la mujer se ha entregado a él para el placer de su dominante…en cierto sentido, ¿está siendo utilizado y esto le molestaría?” Nunca me he visto en una situación igual, como la del “otro hombre.” Por lo tanto, no puedo estar seguro de cuál podría ser mi respuesta.
Estoy siendo tentado para ser un cínico. La mayoría de los hombres a los que se les ofreciera la oportunidad de tener relaciones sexuales sin condiciones añadidas con una mujer bonita, que es como se sirve en un plato, estarían poco dispuestos a mirarle la boca a un caballo regalado. Los hombres son lo que son y permiten pocas sutilezas éticas en el camino. Si un hombre quiere ofrecer a su chica y ella aparenta estar de acuerdo con ello, ¿cuál es el problema?
Pero, vamos a suponer que hay algunos hombres que pudieran ser sensibles a jugar a lo que es, después de todo, un papel subordinado. La dinámica central del encuentro se juega entre el Dominante y su sumisa. El otro hombre es el catalizador. Sus sentimientos al respecto sobre esto no son realmente importantes para ellos. Él está siendo utilizado por ellos para que estos puedan bajar a su propio escenario privado. La compensación por esto es que él pueda tener sexo. Lo consigue follándose a una mujer a la que de otra manera no tendría acceso.
Últimamente, mi punto de vista es que si el otro hombre puede contribuir a su placer y conseguir alguno para sí mismo, no hay perdedores. Y, ¿quién sabe en el curso de los acontecimientos qué conexiones interpersonales pudieran generarse? Pero, si usted  es tan protector de su propio estado y piensa que solamente consentiría copular cuando usted sea el centro de atención, casi con toda seguridad, compartir no sería de lo que se trate.

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