viernes, 29 de noviembre de 2013

Suave



“Ahora que eres mi mujer, siempre debes mantenerte suave para mí. ¿Lo entiendes?”

“Sí, Señor.” Ella sabe la parte de su cuerpo que él quiere mantener especialmente suave. No va a recordárselo más.

“Debes cuidarte cada día,” dice él.

“Por supuesto, Señor,” ella responde.

“Y quiero inspeccionarte todos los días.”

Ella asiente con la cabeza. Tiene miedo de que él desee mirar mientras lo hace. En una ocasión, había insinuado que incluso podría inspeccionarla él mismo. De repente, ha tenido una visión sobre ella. Abierta de par en par, mirando hacia abajo mientras las manos de él empezaban a trabajar, tirando de sus pliegues para que la cuchilla de afeitar se deslizara libremente. Ante esta idea, ella se sonroja. Sería insoportable. Pero, lo que sería peor de todo, es que él vería lo humedecida que ella se había puesto.

Ella se siente aliviada porque hoy la ha enviado sola al cuarto de baño. Cuando ella vuelva, estará sentado en la cama.

“Ven aquí,” dice.

“Ella se acerca.”

“Abre tus piernas.”

Ella está de pie con su piernas separadas, su bata echada hacia atrás. Ella mira hacia otro lado, mientras sus dedos se introducen dentro de ella forzándolos. Este gesto se prolonga un poco de tiempo, una inspección que parece más meticulosa de los estrictamente necesario.

“Muy bien,” al fin, él dice. “Ahora, díme qué bragas propones ponerte. Estás babeando por tu coño más de lo normal.”

Su rostro se pone rojo brillante. Ella se ha esforzado bastante por mantenerlo agradable, fresco y limpio, pero su cuerpo, una vez más, la ha traicionado. Ella se escabulle hacia su cajón de ropa interior, secando subrepticiamente sus piernas con el filo de su falda.

martes, 26 de noviembre de 2013

El lado más oscuro


¿Alguna vez le ha pasado a usted, querido lector/a, que ve algo, oye algo que es realmente desagradable, incluso repugnante, algo que crees que está mal y está mal, pero aún te hace emocionarte y excitarte? Cuando esto pasa es difícil que tu cabeza deje de pensar en ello. Usted lo desaprueba, piensa que es malo, está mal y no le debería pasar a nadie. Aún así, es algo que produce un cosquilleo dentro de usted. Sé que hay gente madura alrededor que no tienen problema con esto, que se dan cuenta que se desencadena una fantasía, algo que simboliza un sentido para usted y es valioso solo por esa misma razón. La gente que es capaz de sacar el lado positivo de la misma,  distingue su valor como una fantasía y la realidad que está a la mano. Todavía me siento culpable por excitarme por algunas escenas de las películas, libros y cosas similares.

Hay una escena en la genial película “La naranja mecánica”, de Stanley Kubrick, basada en la novela de Anthony Burgess, que tiene ese efecto sobre mí. La escena empieza con la música de la “La urraca ladrona,” de Rossini, mientras que la cámara gira hacia abajo en una escena espantosa. Una pandilla de brutos raptan a una mujer y tienen la intención de divertirse con ella. Ésta lucha en vano. Los hombres la desnudan gradualmente y entonces proceden a llevársela a un sitio donde ellos, sin duda, van a violarla. La violación es interrumpida por la entrada del protagonista principal, Alex y su banda y la escena termina en una gran batalla entre las bandas. La pobre mujer desnuda es capaz de escapar. Alex la salva de su terrible experiencia, pero no hay ningún indicio de que aparezca por el escenario para hacerlo. Esto es solo un efecto secundario.

Hay algo en esa escena y, en especial, el principio que tocó mi fibra sensible. La mujer está devastada, está luchando para mantener a sus agresores alejados, pero ellos son más fuertes. Para ellos, es solo un poco de diversión, se están riendo y pasándolo bien. Ella está muy lejos de eso. Está llorando,  está a punto de ser violada, su peor miedo se va a convertir en realidad y la pandilla sólo se reía. Ella los rechaza, pero siguen volviendo, cogiéndola, desnudándola poco a poco.

En contraste entre el vestido, las risas de la banda y algo devastada, una mujer desnuda es brutal y degradante, pero, existe algo en esta escena que ha creado una sensación incómoda de excitación y emoción. En contra de mi voluntad, tuve que admitir que esta escena me parecía bastante erótica.

Después de un rato, empezaron a llegar a un acuerdo en la escena y aceptar que hay una diferencia entre la fantasía y la cruda realidad de una violación. Sigo pensando que la escena es emocionante y todavía me siento un poco culpable por ello, pero tengo que admitir que provocó un montón de fantasías en mi mente.

No me importaría hacer unos comentarios sobre esto. ¿Le ha ocurrido algo similar a usted? Estoy seguro que sí.

sábado, 23 de noviembre de 2013

El poder de una mujer sumisa



Al ahuecar su cara entre tus manos y ella te mira soñadora a través de sus ojos medio abiertos.

Cuando su respiración rápida y superficial ha tomado un matiz dulce y sus labios entreabiertos están secos porque ella se olvida de humedecerlos.

Cuando hay brasas rojas de comprensión reflejada en sus ojos, pero el fuego está quemando su cuerpo y su corazón.

Cuando ella se entrega tan profundamente que usted sabe, en su mente y en su alma, que ella hará cualquier cosa, lo que sea, por usted.

Y todo lo que tú quieres, justo en ese momento y allí mismo, es besarla.

Y cuando puedes tenerlo todo, cuando ella te dé todo y no haya nada que desees más que meter un dedo en su boca para mojarlo y luego pintar sus labios para humedecerlos, cuando la respuesta a la necesidad ardiente dentro de tí es lamer esos labios.

Cuando, ella se rinde tan profundamente que se olvida de besar de nuevo y tú le lames sus labios y devoras sus labios y muerdes sus labios y ella mira hacia un lado incomprensiblemente. Cuando luchas para que tu respiración coincida con la de ella para que puedas aspirar su dulce aliento.

Cuando la única razón para que sus rodillas no se hallan doblado bajo ella, es que ella ha olvidado el caerse. Cuando la única razón por la que ella sigue de pie, es que no le has dado tu permiso para que se desmorone.

Cuando ella está sacrificando su cuerpo sobre el altar de tu deseo y todo lo que tú tienes que hacer es, llegar y cogerlo todo, cuando puedes ser todo lo egoísta que quieras y la cosa más egoísta en la que puedes pensar, es besarla.

Cuando no deseas nada más, y nada menos, que besarla. Cuando besarla es la respuesta a cada grito ardiente en su cuerpo.

Entonces, te das cuenta de que todo lo que creías saber sobre tí mismo y el poder de una mujer sumisa, no vale nada.

viernes, 22 de noviembre de 2013

¡Quiero!



“Quiero que me ame sin complejos. Donde le permita que me use, me haga daño, me penetre hasta llorar y, luego, me coja con más fuerza. Es decir, haga que le odie, hágame gritar, fólleme hasta que me someta, hasta que me deje extenuada y no pueda con mi cuerpo. Lucharé, pero necesito que usted me coja, necesito que se apropie de mí. No se retraiga, no se detenga, no me colme de elogios, sólo quiero que me folle, mientras me somete. Quiero ser dolor, gemido y, al final, sentirme rota. Luego, quiero que me abrace mientras lloro y me duermo entre sus brazos. En realidad, lo necesito ahora mismo…” 

Me decía shy.