sábado, 5 de mayo de 2012

La masoquista inconformista


Ella se desahogaba de esta manera conmigo:

“Ben Alí, para definirme, yo no existo.

No cederé ante el deseo de algunos ignorantes, para que clasifiquen mi personalidad y violen mi individualidad. No pertenezco a una supuesta categoría de las putas del dolor superficial bailando como títeres dirigidos por las manos de un hombre. Soy una pared de ladrillos ante la debilidad, la inseguridad o la indecisión. Insuperable.

La codicia sin vergüenza, el egoísmo sin remordimiento, el deseo sin límites – estas cosas son mías. La inteligencia sin vanidad, el poder sin arrogancia, la sexualidad sin depravación – estas cosas no son mías.

Yo no me adhiero a un conjunto de normas o reglas que nadie más que yo cree o conciba. Cualquier inconsistencia alimenta mi desafío y sólo me provoca asco. Soy menos de lo que usted ve y más de lo que usted posiblemente imagina.

Camino al margen de la normalidad. Voy sobre la punta de los dedos de mis pies por los bordes de la locura. Y luego, se ríen de mi indecisión.

Soy una masoquista inconformista.”

“Me hablas así porque estás saturada de placer,” le dije.

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