Quiero exponer,
desde la perspectiva de un Dominante, algunas ideas sobre lo que induce a los
hombres a desear intensamente a azotar a una mujer. Por lo tanto, señoras y
sumisas, les aportaré mi experiencia.
En primer lugar,
diré que azoto para excitar, despertar, castigar, convencer y,
substancialmente, para magnificar el placer sexual de mi sumisa o mujer.
Descubrí que los azotes eróticos son la forma más increíble del juego previo y
el hecho de que también me excite, hace que sea totalmente completo.
Uso una palabra de seguridad.
Si ella me dice que pare en cualquier momento, dejo de azotar de inmediato. Se
supone que la cosa ha ido demasiado lejos. Al no traspasar sus límites, esto le
da a ella la oportunidad de confíar en mí, le da la confianza de someterse a mí
sin ningún miedo real o reservas. La confianza es esencia y siempre debe estar
presente. Sin embargo, con frecuencia, presiono sus límites. La azoto con más
intensidad de lo que ella espera, pero menor de la que pueda soportar.
Cada hombre que azota tiene una
intensa atracción por el trasero femenino. Esto es evidente. Es visualmente
estimulante, un blanco hermoso, localizado muy cerca de la feminidad de la
mujer y, justo, en el centro de varias zonas erógenas, todas las cuales son
extremadamente sensibles al tacto. Uso esas zonas para aprovecharlas al máximo.
Comprender cómo su cuerpo reacciona a varias estimulaciones y la entrega mental
es la clave. A la mujer sumisa, le encanta que su culo sea tocado, acariciado e
incluso azotado. Leo el cuerpo de la mujer muy bien y sé cuando y cómo aplicar
mi cachete. Experimento y observo sus reacciones.
Los muslos de la mujer son
siempre muy sensibles al tacto. Me encanta pasar mis manos y dedos por arriba y
por debajo de sus muslos, por el interior y por el exterior, desde sus rodillas
hasta sus húmedos y pacientes labios. Los muslos de una mujer son subestimados
y se les deberían prestar muchísima atención durante una sesión de azotes. Si
sus bragas están subidas todavía, recorro sus muslos arriba y abajo con mis
dedos, parándome en sus bragas, pasando mis dedos entre sus piernas. Uso la
punta de mis dedos sobre sus muslos, frotando ligeramente la yema de mis dedos
contra ellos, luego vuelvo mis dedos otra vez y dejo que mis uñas recorran su piel sedosa presionando un poco
más. Luego me paro en sus bragas, me gusta sentir su humedad a través de ellas,
sean de seda o de algodón. Posteriormente, jugueteo con ella, frotando sus
nalgas y luego vuelvo a acariciarla más entre sus piernas.
Hay muchas cosas que excitan a
una mujer. Los aspectos físicos del spanking erótico van más allá de los
cachetes sobre sus nalgas. Cuando le digo a una sumisa que va a ser azotada
sobre su culo desnudo, inmediatamente se pone sonrojada, las mariposas de la
adrenalina recorren su cuerpo. La imagen mental que pinto para ella, mientras
describo lo que sucederá, magnifica dicha sensación. Exagero la intensidad del
próximo spanking con frases como “voy a azotar tu culo desnudo hasta ponerlo de color púrpura o hasta que tenga
ampollas.” Esto es una exageración o no
pero la utilizo para incrementar el flujo de la adrenalina. Esto
funciona. La adrenalina acelera el pulso, incrementa la alerta, aumenta la
conciencia del cuerpo en su totalidad. Esto tiene el efecto adicional de ayudar
a la mujer a sentirse bien y húmeda, mientras se está excitando sexualmente.
Existen los factores
psicológicos del intercambio de poder, los juegos de rol, y la fantasía añadida
a la emoción. Tener un hombre que se haga cargo por sí mismo, electrifica a la
mayoría de las mujeres, pero le dan también la responsabilidad al hombre. Como
Dominante, me gusta mandar en la situación, especialmente cuando conozco
exactamente lo que estoy haciendo. Tener a una mujer sobre mis piernas mientras
la azoto, cuando ella se retuerce y retuerce una y otra vez, es muy excitante,
especialmente cuando sé que también la excita. Incluso, al ser mandada que se
ponga sobre el regazo de un hombre, el ser azotada es el no va más para la
mayoría de las mujeres.
Ahora, los azotes empiezan
despacio, casi con suavidad. Cachetes ligeros, sincronizados uniformemente, con
pausas para masajear la zona, tocando, hablando y, a veces, hasta bromeando.
Este es el precalentamiento y sirve para varias cosas. Los cachetes son lo
suficientemente agudos para provocar una reacción, incrementar el flujo
sanguíneo en las nalgas y producir esa sensación de hormigueo delicioso
poniendo todo el fuego ahí abajo. Esto excita, pero también empieza a liberar
endorfinas. Esta es la reacción natural del cuerpo a la estimulación, sobre todo
a un dolor suave. Aumenta el flujo
sanguíneo en el cuerpo, mayor agudeza mental y una aguda conciencia de lo que
está pasando con un efecto mental casi eufórico. Yo uso esto para magnificar
las maravillosas sensaciones sexuales en curso.
Por lo general, las endorfinas
requieren unos pocos minutos para que hagan efecto. También son de corta
duración, mientras el cuerpo se adapta. Para sacar provecho de esto, empiezo
los azotes despacio y bastante a la ligera, dando tiempo para que reaccione,
masajeando y acariciando, luego azoto un poco más, más fuerte, luego
pausadamente, masajeando y jugando un poco más. Estos ciclos de azotes y
masajes se incrementan en el tiempo y en intensidad cada vez más para
“construir” sobre el estado previo de la excitación. Yo, normalmente, aplico
unos veinte buenos cachetes, luego hago una pausa de unos minutos con masajes.
Cuando llega el momento apropiado, deslizo mis dedos en el interior de su sexo humedecido esperando a que esté próxima
a orgasmar. Luego más, azotes más fuertes para incrementar la liberación de
endorfinas y llevarla un poco más allá casi al mismo borde del orgasmo.
El control del orgasmo es una
técnica maravillosa para, por último,
magnificar la intensidad del mismo. Nunca dejo que mi sumisa se corra sin mi
permiso. Ella debe contenerse, para aumentar la excitación. Como si estuviera
en una ola, la llevo al mismo filo, luego hago que se quede quieta ahí. Le
advierto que si se corre sin mi permiso, lo sabré por los gestos y señales que
transmite, sus contorsiones y la piel de gallina en sus nalgas rojas y
ardientes. La digo que si se corre sin mi permiso, recibirá una oleada
inmediata de azotes muy fuertes y prolongados. Frecuentemente, tengo a mi lado
una paleta por si llega este caso. Mientras, una amenaza hace que se detenga.
Probablemente, le daré uno o dos buenos azotes con la paleta de madera para que
ella sepa que la tengo al lado. El incentivo es hacerla esperar hasta el
momento adecuado. Luego, como el agua cuando se abren las compuertas, unos
orgasmos muy potentes fluyen uno tras otro. Soy el juez de cuándo es el tiempo
adecuado, basado en el lenguaje de su cuerpo, su respiración y sus contorneos.
Me gusta azotarla sobre mis
muslos desnudos. También puedo azotarla vestido con mis pantalones cortos o
mientras ambos estamos desnudos. He descubierto que ella reacciona más
rápidamente al sentir mis muslos desnudos bajo su cuerpo. También ella tiene la
información inmediata sobre mi estado de excitación. Sin error, sabe cuándo
estoy excitado.
Cuando llega el momento
adecuado, la mimo a través del orgasmo, normalmente, con múltiples orgasmos,
mientras la masturbo vigorosamente. El spanking puede durar desde unos veinte
minutos a una hora o incluso más, cuidadosamente orquestado para llevarla a los
estadios correctos de excitación. Es como subir unas escaleras, ella puede
llegar a un nivel u otro. Cada uno, un poco más alto, más intenso. Los orgasmos
pueden ser realmente los más fantásticos de su vida como mujer. Y esto alimenta
mi excitación como preparación para una sesión de amor o dominación larga y
seria.
Como tratamiento adicional,
puedo azotarla ligeramente mientras la llevo a otro orgasmo, dos, tres o…
Así que, mujeres, sumisas o no
sumisas, casadas o solteras, si esto les
parece excitante, les sugiero que impriman este artículo y hablen del mismo con
su amante, dominante, marido, novio u otra persona especial que esté en
vuestras vidas. Usted no podrá conseguir lo que quiere hasta que se lo pida.
Este artículo puede ayudarle a visualizar lo que puede funcionar en vuestra
pareja. También, me gustaría sugerirles que existen miles de variaciones en la
aplicación de los azotes. Prueben diferentes tipos. El juego es la sal de la
vida amorosa. Vaya a ello. Solamente se vive una vez.