miércoles, 18 de abril de 2012

El sueño


Mientras escribo esto, tú estás desnuda porque me gusta. La cadena que llevas alrededor de tu tobillo, aunque es cierto que cubre muy poco de tu piel, revela muchísimo. La cadena desnuda tu alma, declarando a todo el mundo que eres una sumisa, propiedad de un extraño loco que te mantiene como una mascota.

Las sábanas se adaptan bien contra tu piel desnuda. La sensación que, probablemente, te mantiene despierta más tiempo del que pretendías…tal vez, estés despierta todavía, moviéndote incómodamente, inquieta contra el deseo, saturándote tú misma del placer que tu desnudez ofrece.

Tal vez, intentes acariciarte para dormir, mi gata salvaje, y no con los torpes movimientos de una tibia ama de casa… te violas salvajemente a ti misma, saqueando hasta la última gota de placer de tus cálidas profundidades…en vano, intentas saciarte el hambre que sientes. (No acostumbrabas a estar tan hambrienta… ¿qué ha cambiado en la última semana para convertirte de una gata doméstica en una tigresa?)

Disfrútalo, mi mascota… no quiero que te acostumbres a esa sensación. Por lo tanto, no te lo permitiré con frecuencia. Pero, esta noche quiero que mi gatita ronronee…

Porque me gusta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario