Estoy convencido de que los azotes o el spanking es un arte. Arte que
todavía estoy aprendiendo. Pero, ya sé
un par de cosas que estoy dispuesto a transmitir a aquellas personas que
todavía pueden estar indagando en sus experiencias. En primer lugar,
conseguirás buenos resultados si pones a tu posible sumisa o spankee en un buen
estado de ánimo. Es divertido, pero debes cuidar este pequeño detalle, pues, de
lo contrario, a algunas mujeres, las podrías rebotar e indisponerlas contra lo
que vas a hacerles.
“Ven aquí,” le dices, sin avisar y sin preparación. Justo directamente al grano. El shock parece ir derecho a esa parte de su cerebro en la que todos sus sentimientos de sumisión están al acecho y, al instante, “se enciende.”
Pero,
con otras mujeres, eso no funciona. Necesitas hablarles en un estado de ánimo
adecuado. Tal vez, ella ha hecho algo que no debiera o ha sido muy negligente
en el cumplimiento de una orden. Le das una breve charla sobre su error y cómo,
aún siendo reacio a castigar, ella se merecerá una buena zurra. Una mujer no
castigada es una mujer que en última instancia, se siente abandonada, porque si
no te molestas en hacer un seguimiento de esos temas, pensará que no le
importas. Después de hablar con ella, algunas veces necesita un tiempo de
rincón para reflexionar sobre su error y para prepararse para el castigo, para
que cuando llegue el final del azote, entienda su significado.
Por
supuesto, el spanking no tiene que ser siempre un castigo. Puedes azotarla
justo porque te apetece o porque piensas que ella lo necesita para su
bienestar. Bajo mi punto de vista, ninguna mujer sumisa o spankee deber estar
mucho tiempo sin recibir un azote. Incluso aquellas que no son putas del dolor
y cuyos modos de sumisión preferida puedan ser la servidumbre, la humillación,
la objetificación o lo que sea, necesita sentir algo a través de su trasero de
vez en cuando. De esa manera, ella se llega a sentir físicamente conectada con
su dominante o Spanker si es un azote con la mano. De este modo, ella se siente
conectada y centrada en su realidad y su sumisión o con su Spanker si ella es
spankee.
Así
que, después de haber preparado el terreno y conseguir que ella esté lista
mentalmente, ¿cómo deberías proceder? Quiero ofrecer dos o tres principios que,
de seguirse, deberían asegurar buenos resultados. Hazlo suficientemente fuerte.
No sé si esto suena como algo obvio que decir. Usted puede contestar “sí,”
pero, ¿cuán fuerte es lo suficientemente fuerte? Mi definición es esta: Debería
ser más fuerte de lo que ella espera y sólo un poco más fuer de lo que ella
quiere. Necesitas sacarla de su zona de confort.
Es
muy importante para una mujer sumisa sentir que aunque los azotes pudieran ser
suministrados por su propio bien, no es para su placer, sino para el de usted.
No están diseñados para calentarla un poco para que ella empiece a sentir
sensaciones agradables entre sus piernas. Que puedan o no puedan tener un
efecto secundario, no es el objetivo. Ella necesita sentir que está siendo
dominada. Después de todo y la mejor manera de asegurarse de que ella siente
eso, es cuando está siendo azotada, es para que el spanking le provoque picor,
hacerla gemir y retorcerse y que desee que se detenga (mientras media parte de
su cerebro quiere que prosiga). Y luego, cuando los azotes han terminado, ella
pueda sentir una sensación de logro y que recibió mucho más de lo que pensaba
que podría, lo cual la hace una mujer buena.
Espero
que no haga falta decir que si su chica es una glotona del dolor o no, usted
necesita respetar sus límites genuinos. Cada una (a menos, que tengan
tendencias patológicas) tiene un punto más allá del cual, dejan de sentir
satisfacción al ser azotadas. No hay manera de saber de antemano cuál es ese
punto. Nadie más que usted sabe que sin la práctica, cuán duro es más fuerte de
lo que ella espera. Tienes que avanzar con cuidado y con sensibilidad y luego
comprenderás sus necesidades. Digo necesidades, no deseos, porque todos sabemos
que una mujer sumisa puede querer toda clase de cosas para que su Amo piense
que no es bueno para ella. Por contraste, él sabe mejor lo que ella realmente
necesita.
La
próxima cosa que diré, es que los azotes no son un juego. Esto puede sonar
raro. ¿Cuál es el punto si no es agradable? No me refiero a que nadie se le
permita reírse. Sino que si yo azoto a una mujer, no pretendo azotarla. Realmente,
lo hago con convicción. Soy serio sobre ello. Sé por qué lo estoy haciendo y
qué efectos quiero conseguir. El resultado es lo que me importa. No es algo que
haga para pasar el tiempo, para divertirme a la ligera conmigo mismo. Y espero
que ella se lo tome en serio también. Esto no quiere decir que yo ponga la cara
larga. Esto significa algo que va a suceder entre nosotros. Hay un intercambio
de poder, una interacción, una expresión de los fundamentos de nuestra
relación. Por supuesto, hay gente que pierde el tiempo con los azotes que no
son de la D/s. Hasta aquí, de acuerdo. La gente puede hacer lo que le gusta. Pero,
para mí, los azotes son una actividad significativa.
Siguiente
punto: Sé que he dicho esto antes, pero no creo que existan azotes buenos o malos.
Los buenos son cuando se hacen con precisión, incluso con instinto. No sólo
azotas dejándote caer sobre ella. Cada azote es medido, aterrizando justo en el
punto exacto. Una vez una spankee me mostró su cadera, donde uno de los azotes
con mi flogger se había desviado del objetivo. Ser azotada en el culo es
excitante, pero ser azotada en la cadera, lo es menos. Yo estaba afligido. Si
quieres hacer que cuente cada golpe y si debes controlar el lugar erróneo,
perturbas el ritmo, rompes la concentración de ella y el impulso se pierde. Por
eso, a mí, personalmente me gusta azotar en silencio.
Otra
cosa que he pensado sobre esto, ¿cuál es la mejor posición para azotar? Algunos
dominantes prefieren la mujer atravesada sobre las rodillas de él y no hay
mucho más que decir sobre esto, especialmente, si es un azote con la mano.
Realmente, puedes conseguir enfrentarte con ella y para muchas mujeres, hay un
sentido definitivo de humillación al ser puesta sobre sus rodillas, lo cual,
bajo mi punto de vista, es siempre un plus.
Por
otra parte, hay una inestabilidad inherente sobre esta postura, especialmente,
si ella se retuerce. Personalmente, para unos azotes con la mano, yo prefiero
tumbarla sobre mi regazo, mientras estoy sentado en la cama, lo cual significa
que ella y yo estamos bien apoyados. Si estoy usando un implemento, prefiero a
la mujer arrodillada sobre la cama, en especial, si estoy usando con una tawse
o un cinturón o un flogger (aunque para la cane, creo que la mejor postura es
boca abajo sobre la cama). El acto de arrodillarse provoca que los glúteos se
tensen, lo cual hace los azotes más efectivos. Y ella puede mantenerse firme,
de modo que el spanker no pierda su objetivo. El atarla es una cuestión de
preferencia, aunque si los azotes van a ser muy fuertes, ella lo preferirá,
justo para que no se pueda acobardar e irse.
Una
cosa más. Creo que es casi imposible que una pareja logre un ajuste perfecto en
términos de entusiasmo para todos los aspectos de la D/s. Cada persona tiene su
propia idiosincrasia, en lo que se refiere a su morbosidad, como con todo lo
demás. Y por lo tanto, es probable que su placer por los azotes varíe. Puede
ser que ella sea una “glotona” real para los azotes, mientras que él puede exhibir una cierta aprehensión. O (y yo creo
que esto sea lo más probable porque, después de todo, él es el dominante),
querrá darle justo un poco más de lo que ella pueda recibir. Ella teme que esto
sea así.
Sin
embargo, al mismo tiempo que ella se excita, creo que él puede ir un poco más
allá. ¿Está ella jugando con fuego pues, después de todo, al liberar su
interior dominante establece su libertad
para toda clase de impulsos de gran alcance y que ella no quiera satisfacerlos?
Por su parte, es un inmenso placer persuadir a una mujer para que reciba más,
acariciando la parte baja de su espalda, susurrándole al oído palabras de
aliento. “Quiero que seas una sumisa o spankee muy buena y recibas un poco más
por mí. Ello te hará daño, pero va agradarme mucho. ¿Te consideras con fuerza
para hacerlo?” No creo que yo haya tenido ni una negativa cuando lo he
propuesto de este modo. Pero, sí, sé, cuándo parar.