Me
gusta cocinar. Y creo que hay una parte de mi mente donde ésta conecta con mi
gusto por azotar a las mujeres. Es una observación bastante común que, a pesar
de que la cocina está asociada con la domesticidad y que estando
tradicionalmente en la esfera de la mujer, de hecho, muchos, sino la gran
mayoría de los chefs son hombres. Una cocina, especialmente la cocina comercial
establecida en el mercado, es un lugar muy jerarquizado. Sólo hay una persona
al frente y su palabra es ley. Chef, después de todo, significa el jefe o la
jefa. Algunos chefs de renombre muestran una tendencia autocrítica en un grado
extremo, incluso paródica.
Es
cierto que hay un montón de mujeres chefs de renombre. ¿Son amas? Los viejos
lectores ingleses recordaran a la temible Fanny Craddock (su nombre real, no es
broma), cuyo marido era su sirviente en la cocina y que fue intimidado, hasta
tal punto que, no podía soportar el verla. Supongo que Nigella y Delia (dos
chefs muy famosas en el Reino Unido) no son de esta manera. La primera puede
ser una vampiresa, una seductora, pero ella no es la típica mandona sobre los
hombres. Quizás, Delia tenga algunos atributos de maestra, pero aún así, no es
particularmente mandona. Así que hay otros modelos.
Sin
embargo, observo que algunas de las satisfacciones de la cocina son similares a
las de las jugar con mujeres sumisas. El material con el que estás trabajando,
está por completo bajo tu control, puedes moldearlo según tu deseo. Pero, la
habilidad es fundamental para sacar lo mejor de los ingredientes. No se
necesita un exceso de calor para dejar de mimar el plato. Ni tampoco se
necesita servirlo demasiado suave. Las especias y el entusiasmo son la esencia,
al menos, en los platos que me gusta preparar. El objetivo final, por supuesto,
es el placer.
Usted
quiere que sus invitados disfruten de la comida. Usted quiere que su sumisa
disfrute de la experiencia. En cierto modo, procuras satisfacer su hambre.
Usted disfruta con el conocimiento del trabajo bien hecho y su recompensa es la
sonrisa de satisfacción dichosa en los
rostros de los comensales, al igual que en el de su sumisa. No es
anti-dominante tomar placer en el placer de los demás. Pero, el chef y el dominante
gozan de los tributos de los que tienen talento y experiencia. Los dominantes,
como los chefs, no son en lo que se refiere a su trabajo, tipos retraídos o
tímidos.
El
cocinar, como la D/s, es tanto una alta actividad física como mental. Necesitas
ser imaginativo y espectacular. No debes ser sólo rutina, repartiendo siempre
el mismo menú. Existen muchos alimentos diferentes y también muchas cosas que
puedes hacer a una mujer sumisa, pero los mejores chefs encuentran una manera
muy especial de añadir un toque de individualidad, incluso a las recetas más
básicas.
Y el
buen dominante siempre tratará de trabajar algunas variaciones, ofreciendo
pequeñas sorpresas de vez en cuando. Pero, necesita ser capaz de realizar bien
las funciones básicas, ya se trate de cortar las cebollas o azotar con
precisión. Más de una mujer se ha quejado de que no todos los dominantes son lo
suficientemente cuidadosos con la precisión, y “rocían” los azotes con el
cinturón en todas direcciones. Tales métodos chapuceros no obtienen los mejores
resultados, ya sea en la cocina o en el dormitorio. La delicadeza es todo.
Y
otra cosa. Sin embargo, el comer, por mucho que lo refines, es tanto un
imperativo físico como un placer sexual. Y, por lo tanto, es como el follar. Ambas
actividades están, al mismo tiempo, profundamente influenciadas por la cultura. Ya
que al ser centrales en nuestra vida diaria, intentamos revestirlas de una
serie de rituales y refinamientos con el fin de incrementar tanto la
satisfacción de su desempeño y la importancia en nuestras vidas. Comer sólo
para calmar los dolores del hambre, es negarse a uno mismo la riqueza del
conocimiento gastronómico construido a lo largo de los siglos, justo como el follar
exclusivamente para aliviar el impulso sexual es una cosa mala, cuando hay
tantas maneras de elaborar y enriquecer la experiencia.
Por supuesto, existen diferencias. Con el fin de disfrutar de las mejores experiencias culinarias que se ofrecen, pagamos para ir a restaurantes donde los chefs nos deleitan a cambio de nuestro dinero. No muchos de nosotros encontramos las mejores experiencias sexuales en aquellas que compramos. El sexo es una actividad donde consigues los mejores resultados mejorando tus propias habilidades, después de seleccionar los mejores ingredientes para trabajar. Como la señora Beaton diría: “Primero, llama a la liebre...”
Por supuesto, existen diferencias. Con el fin de disfrutar de las mejores experiencias culinarias que se ofrecen, pagamos para ir a restaurantes donde los chefs nos deleitan a cambio de nuestro dinero. No muchos de nosotros encontramos las mejores experiencias sexuales en aquellas que compramos. El sexo es una actividad donde consigues los mejores resultados mejorando tus propias habilidades, después de seleccionar los mejores ingredientes para trabajar. Como la señora Beaton diría: “Primero, llama a la liebre...”
Suculento, desde la primera hasta la última letra!
ResponderEliminarLindo finde
¿Existe alguna receta para elaborar entradas como estas? Me temo que no, verdad?
ResponderEliminarMe gusta este blog. Siempre que curioseo es como entrar en una atmosfera especial que exalta mi deseo....mi deseo de ser azotado.
ResponderEliminarManuel