“¿Puedo
verlo?”
“¿Alguna
razón por la que deberías?”
“Me
gustaría.”
“¿Por
qué?”
“¡Oh!
no lo sé. Es sólo curiosidad.”
“¿Y
si no lo es? ¿Qué, pues? ¿Es eso importante para tí, y si es grande?
“Quizás.
Un poco, supongo.”
“¿Por
qué?”
“No
sé, sería una especie de homenaje.”
“¿Y
si no lo es? ¿Sería un anti homenaje?”
“Tal
vez. Si no lo es, yo podría hacerlo así.”
“Contesta
a la pregunta.”
“Hummm.
Si no lo fuera, me preguntaría si había una razón.”
“¿Porque
no era grande?”
“Sí.”
“Podrías
estar equivocada.”
“¿Para
preguntarme?”
“Sí.”
“¿Por
qué estaría yo equivocado?”
“El
hecho de que no sea grande, no quiere decir que no me interese.”
“Quiero
decir que, ¿estás interesada?”
“Yo
siempre estoy interesada.”
“Todavía
me gustaría echar un vistazo.”
Pausa.
“Creo
que por fin hablaste alto.”
“Entonces,
déjeme verlo.”
Pausa
“Muéstreme
el suyo y yo le mostraré el mío.”
Risas.
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