Se me ha preguntado alguna vez, “¿Cuándo sabe usted que una sumisa ha recibido lo
suficiente en una sesión?”
Bueno, hay muchas variables a tener en cuenta cuando
se está teniendo una sesión con una sumisa. El lenguaje corporal nunca miente.
Permítame exponerle un par de ejemplos. Si tengo a una
sumisa sobre mis rodillas y le estoy dando unos azotes con la mano sobre su
trasero desnudo, variaré las zonas sobres las que azoto. Intentaré evitar los
mismos sitios con azotes consecutivos, siempre que su cuerpo se tense, relaje,
se mueva, etc.
Si la sumisa está apretando sus nalgas con
fuerza, eso es una buena señal. Significa que todavía puede sentirlos.
Está esperando un cachete fuerte. Mi consejo es que compruebes muy a menudo el
calor radiante de su piel. Cuanto más
caliente esté, más le está picando. Si la piel está fría, no hay circulación de
la sangre. Y no estoy hablando de que esté fría porque haya estado sentada
sobre hielo o que la habitación esté fría. Toque suavemente su piel.
Estoy constantemente chequeando las ronchas. Mirando la piel lesionada. Si veo una moratón
que está de color morado, entonces, lo evito. Hay sangre bajo su piel. Si una
sumisa puede estar recibiendo hasta que le haya puesto todo su culo lleno de
moratones, entonces, me detengo. No tiene sentido causarle más daño. Y sí, he
terminado una sesión o dos por ese motivo. Observe y sienta el lenguaje
corporal. Si su sumisa está amordazada, no puede usar una palabra de seguridad.
Si su cuerpo se torna fláccido, típicamente, se ha dividido en zonas o ha
entrado en el subespacio. Preste atención a los sollozos. Preste atención a los
estornudos.
Si tengo a una sumisa atada a una cama,
silla o a algún otro objeto, la chequearé con más frecuencia y, más aún, cuando esté
sobre mis rodillas. Soy incapaz de sentir los espasmos en su cuerpo o en su
piel. Ver es siempre creer. Ver sus reacciones es siempre una buena señal de dar
más o menos. Pero, algunas veces, tienes que tocarlas físicamente. Tal vez
susurrarle en su oído. Si se utiliza un látigo, asegúrate de no envolverla con
el mismo y golpearla en alguna parte que no te guste, como su cara o los ojos.
Si es posible, evita la zona de los riñones. Un azote aquí y otro allí están
bien, pero no los concentres todos en el mismo sitio. Si alguno falla usa el
sentido común.
Por supuesto, todo esto depende de lo que
haya hablado con tu sumisa. Algunas veces, pueden ser unos azotes rápidos que
duran 20 – 30 minutos o un intenso azote con una paleta que te deja chorreando
de sudor. Generalmente, las sumisas pueden tener palabra de seguridad o no.
Depende de la relación y la mutua confianza con su dominante. Por lo general, a
menos que la sumisa sea masoquista, si llega el momento de los azotes y, por
puro límite de resistencia, la sumisa no dudará en emplear un gesto o una
palabra para detener los azotes. El dominante parará al momento.
Mi punto de vista es que hay que estar
constantemente analizando observando y analizando la sesión, los gestos y
expresiones de la sumisa, a sí mismo y al entorno. Si se está presenciando una
sesión de azotes en un lugar público no
se debe molestar para no perturbar la concentración tanto de la sumisa como del
dominante. Es mejor esperar hasta el final callado y quieto.
Estas son algunas de las pequeñas cosas que
yo siempre busco. Si no estás ejerciendo el sentido común, entonces, deberías
estar de acuerdo. Si estás actuando de una manera descarrilada, alguien podría
ser herido.
Mi última reflexión es la siguiente. Siempre
seré consciente de lo que esté pasando. Ni un paso adelante ni un cachete demás
por el gusto de hacerlo. Sé lo que está haciendo o lo que estás recibiendo. Sé cuáles son sus límites. Si no sabes cómo captar el lenguaje corporal,
sea paciente. Tómese su tiempo y observe. No sea abusivo. Si no está seguro,
entonces, pregunte. Pida consejo o ayuda. La única pregunta estúpida es la que
usted no hace.
Voy a inflingirte dolor, pero besaré tus lágrimas.
Buenas noches Señor, como siempre que vengo a su casa quedo maravillada con sus palabras.
ResponderEliminarUn placer leerlo
Saludos de Chile
Buenas tardes.
ResponderEliminarAl Dominante que nos estamos entregando en esos momentos, es la persona en la cual hemos depositado nuestra plena confianza y por eso no esperamos salir "dañadas".
De lo de estar atento al lenguaje corporal lo veo imprescindible, pero hay algo también muy importante, la mente, una sumisa llega a perderse mentalmente cuán su concentración la supera, la liberación que produce en ocasiones el dolor te lleva a un estado casi de hipnosis, al igual que el querer pasar a un siguiente límite de dolor, aún, puedo con más...por eso creo que conocerse en profundidad es muy importante.
Creo que el .- "confías en mí", es en la sesiones de estas características cuando más se necesitan sentir en mente y cuerpo.
Perfectas y muy claras sus palabras.
Gracias.
Un saludo.