sábado, 14 de abril de 2012

Conexión espiritual


Su cuerpo desnudo está en su cama, sobre su vientre. La sábana mostrando su torso y parte de su trasero. Una débil luz de la luna ilumina las elegantes curvas de su espalda.

Llega a tocarla, pasando sus dedos muy suavemente a lo largo de su espalda. Ve que, detrás de su pelo revuelto, se esconde una sonrisa. Su maquillaje y gruesas pestañas siguen intactos. Ella emite un “ummmm…” y luego, tan rápidamente como él se detiene, se interna en su sueño.

Él ya no sabe muy bien qué es un Dominante y qué es una sumisa en esa relación. Siente como que ninguno de ellos dos sea el uno o el otro. Intelectual, sexual, emocional y espiritualmente parece que ella es su igual. Hace unos meses se han confrontado el uno al otro y han descubierto que el dar y el recibir se ha vuelto más recíproco.

Ella estaba hecha para él. El Universo y todos sus infinitos poderes diseñaron el cuerpo y alma de ella para interactuar con el cuerpo y el alma de él. Se abrazaron el uno al otro, su pene enterrado profundamente en la vagina de ella y se convirtieron en un solo cuerpo auto masturbándose, creando emociones y energías de la manera que los cielos y las estrellas habían previsto.

Mientras que antes, él solía solo follarla, follarla y follarla y ella orgasmar, orgasmar y orgasmar. Ahora se trata, por encima de todo, de la conexión más que de otra cosa. Al conectar con ella, intelectual, sexual, emocional y espiritualmente, se inundan ambos en el éxtasis que les empuja hacia adelante.

En el papel dominante, él raramente se correría. Su placer estaba en dominarla, hacer que su corazón se acelerara, mantenerla constantemente en el borde y saturar sus sentidos con una oleada incesante de orgasmos que alteraran su mente.

Y luego, en esa velada particular, ella asumió, a su manera, con él un rol dominante, mientras él estaba incapacitado por su estado de embriaguez. Ella no podía llegar al orgasmo a pesar de los intentos de él mientras la estaba follando.

Sin embargo, después de que ella se quedara dormida, él se encontraba excitado a la vista de su propio cuerpo, yaciendo de costado con sus nalgas apuntando hacia él. Buscó un lubricante y la penetró por la espalda. Ella se despertó al sentirse sorprendida, abrumada por el éxtasis, pero en un estado de sueño, como un sueño húmedo. Él la cogió por la cintura con un brazo y el otro en su hombro, mientras él empujaba con sus caderas.

Le susurró su hombre en su oído. Ella respondió con una profunda bocanada de aire. Él tiró del cuerpo de ella hacia el suyo, continuando con su rítmica embestida, cuando orgasmo tras orgasmo empezaron a desbordarse desde su interior.

La conexión se había consumado, estaban a una el uno con el otro, cuando él terminó el acto con un potente orgasmo suyo.

Después, ella se apartó un poco para dormir. Esta vez yaciendo sobre su propio vientre. Él se volvió hacia ella admirando la tenue y azulada luz de la luna de medianoche que se proyectaba sobre ella.

Era menos de dominación y más de conexión.

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