jueves, 7 de junio de 2012

Picasso y el sadismo


Yo estaba repasando unos apuntes y me encontré este escrito mío de hace algún tiempo. No recuerdo por qué no lo publiqué en aquel momento, ya que es muy interesante. Espero que estéis de acuerdo:

Françoise Gilot no estaba dispuesta a hablar de sus años con Picasso hasta que Janet Hawley, una periodista australiana, menciona hacia el final de su conversación telefónica con ella que le gustaría hacerle una entrevista sobre lo que Gilot había hablado en el Festival de la Semana de Escritores de Adelaida en el 1984. Una cosa llevó a la otra y le concedió que la entrevistara durante un par de horas. El artículo que la periodista escribió sobre el tiempo que Gilot pasó con Picasso, me fascinó.

“Ella era,” dice, “la única de las mujeres de Picasso que no era sumisa. Él quería que yo fuera sumisa, como las otras mujeres, pero nunca lo fui.”

“¿Por qué siempre me contradices?” quería saber de ella. Su respuesta era: “Porque tenemos un diálogo, no un monólogo.”

La posición de Gilot sobre las mujeres es refrescantemente franca: “Muchas mujeres que son muy femeninas tienen una vena masoquista hacia los hombres, especialmente intelectuales, así que fueron perfectas para Picasso las mujeres que estuvieron con él antes que yo. El sádico con la masoquista. Pero, yo no era masoquista ni sádica: yo no jugaba ese juego.”

Aparentemente, Picasso se jactaba ante Gilot de que él disfrutaba haciendo sufrir a la gente que le amaba. Le decía que era muy desagradable para la gente que le tenía afecto. Ella creía que la estaba poniendo a prueba su cariño por él. “Todos los días tenía que tener un combate y ganarlo.”

“La idea del amor de Picasso era principalmente física y posesiva, no de dar. Al mismo tiempo, su lado bueno era tan inteligente que cuando estabas con él…era tan asombroso que sentías que estabas presenciando un milagro. Eso era lo que él daba. Si podías apreciar eso, esto era lo que habías conseguido.”

Pero, su admiración por él, no enturbió la conciencia de sus defectos.

“…él siempre tenía una ansiedad enorme, querer encontrar una nueva verdad… Picasso siempre se sentía sólo, en peligro…”

Ella reconoció también que no debió haber sido fácil para él.

“Pablo pintó una serie de caballeros de la Edad Media con armaduras, con sus cinturas delgadas, a caballo – ellos soy yo. Él se quejaba de que yo nunca me quitaba mi armadura. “Sí,“ ella replicó. “Yo no quería que me mataran.”

Pero, de todos los comentarios que ella hizo en aquella entrevista e informó en el maravilloso artículo de Janet Hawley, fue este el que resonó como una campana de cristal:

“Yo sabía de la reputación de Picasso con las mujeres y que vivir con él podía ser una catástrofe – pero decidí que era una catástrofe que no quería perderme.”

Françoise Gilot puede no haber sido una sumisa o masoquista en el sentido estricto de la palabra, pero se quedó fascinada por Picasso y solamente le dejó diez años más tarde cuando su conducta “se convirtió cada vez más injusta y cruel.” “Picasso era un dios y mis hijos y yo éramos seres humanos.”

Los hombres Dominantes, me parece que son, con alguna frecuencia, de mercurio; no todas las almas sencillas pueden estar a su lado y, sin embargo, las mujeres con cualidades sumisas, gravitan alrededor de estos hombres. Por muy difícil que pueda ser, algunas mujeres se sitúan en esa categoría y suspiran por su compañía.

“Cuando Dios quiere castigarte, responde a tus oraciones.”

5 comentarios:

  1. Precioso artículo :)
    s.

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    1. Sin palabras, Anónimo...

      Buen día...

      Ben Alí

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    2. Bueno anónimo, anónimo...
      besos
      s.

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  2. Interesante...me confirma que una personalidad Dominante es atractiva tanto para una sumisa como para aquella que no lo es.
    Muy buen artículo.
    Saludos

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  3. Afortunadamente, siempre lo son al igual que por su temperamento son polémicas y lideran...

    Feliz día...

    Ben Alí....

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