martes, 11 de febrero de 2014

La masoquista interior

Ella se encuentra muy mal. Se ha estado masturbando tres veces al día durante las dos últimas semanas que él ha estado fuera. Los orgasmos auto infligidos temporalmente han saciado su necesidad y su hambre oscura. Pero nada de eso es comparable con lo que siente con él, hasta el punto  de convertirse después en una puta hambrienta y desesperada por el deseo de ser acariciada nuevamente por él.

 

Cada vez más, en los últimos días, ha estado experimentando fantasías masoquistas, particularmente, con secuelas macabras. Cuando piensa en la oscuridad, en la cual, él es capaz de envolverla, su sexo palpita con anticipación y gozo. Mientras piensa esto, un hormigueo caliente entre sus piernas se expande a través de su cuerpo, erotizando las emociones que penetran en su corazón. Tiene miedo a lo que es capaz de hacer su oscuridad, lo que su subconsciente y deseos necesitan de verdad y que siguen siendo desconocidos.

 

Inmediatamente, antes de llegar al orgasmo, su mente se dirige por sí misma a las grietas oscuras de lo que visualmente la excita durante sus interacciones con su Dominante: la fiera intensidad de sus ojos, cuando el sádico se expone por completo, acompañado por un ligero surco en su frente que la advierte de que es una masoquista muy obediente a sus normas y órdenes. Mientras, le recuerda más detalles de su dominación y la degradación de su ego, sus piernas empiezan a temblar y su mano se mueve con más rapidez entre sus muslos.

 

Mientras su dedo está frotando su sexo de puta, hinchado vigorosamente, y su respiración crece muy rápidamente, recuerda la transición desde el dolor al indescriptible placer cuando su Amo la sitúa lejos en el espacio y la dicha, en el cual, su mente trasciende el tiempo a otra dimensión de la realidad. Entonces, ella se libera.

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