Una lectora Anónima me ha hecho la siguiente
consulta:
“Ben
Alí, desde hace meses, soy una lectora asidua de su blog y, por su experiencia
y sus escritos, tiene todos mis respetos. Acudo a usted para que me oriente en
esta situación tan angustiosa que estoy sufriendo y en la que estoy causando
tanto dolor. Soy una mujer de mediana edad, felizmente casada desde hace quince
años con un hombre excepcional y al que amo con locura. “Las cincuenta sombras
de Grey” despertaron todas mis inquietudes de mujer sumisa que sentía desde mi
infancia y que nunca había logrado definir hasta que leí dicha trilogía.
Desde
ese momento, busqué toda la literatura que trataba sobre la D/s y la devoraba
en horas y horas de ávida lectura. Hace unos meses, conocí a un hombre
Dominante que me cautivó por su inteligencia, cordura, experiencia y
conocimiento del mundo de la D/s. Empezamos a escribirnos y comunicarnos. Lo
cierto es que me sentía muy atraída por ese Dominante, hasta el punto que,
aunque se lo disimulaba, mi afecto hacia él crecía con la misma velocidad e ímpetu que mis
deseos. En un momento determinado, decidimos conocernos.
El
día acordado nos desplazamos a otra ciudad. Aquel día me entregué a mi
Dominante. Me sometió, usó y, para mí, fueron las horas más maravillosa de mi
vida. Me entregué como sumisa sin experiencia, aunque sabiendo lo que hacía, y
salí convertida en sumisa. Lo más sorprendente es que descubrió mi masoquismo y
me confirmó esa realidad desconocida por mí, hasta tal extremo que ha marcado
un antes y un después en mi vida íntima. Desde entonces, mis sentimientos han
dado un vuelco radical. Me siento su sumisa y quiero vivir sometida a Él.
El
problema surge cuando mi marido descubre mi infidelidad. Después de pasar horas
y horas dialogando para buscar una salida a nuestro problema de pareja, me
propone que quiere ser mi Amo. De hecho, no tarda en provocar una sesión D/s.
Con el fin de llevar la normalidad a la relación con mi marido, accedo. Lo que
sufrí aquella noche, para mí se queda, puesto que no podía quitar a mi
Dominante real de mi cabeza. Lo cierto es que el problema subsiste y no sé cómo
resolverlo.
Estas
frases podrían darle una idea de mi situación personal:
“Quiero
a mi hombre, pero, no es mi Amo.
Amo
a mi Dominante, pero no es mi hombre.”
Me
siento perdida, por favor, aconséjeme.
Mi criterio sobre “Las
cincuenta sombras de Grey” lo expuse no hace mucho tiempo en artículo anterior.
Hace dos años escribí un post
titulado: “Sumisa de dos dominantes.” Uno de los últimos párrafos de dicho
artículo decía: “…creo que la mayoría
de los dominantes, finalmente, quieren comprometerse solamente con una sumisa y
viceversa.” Mi experiencia personal y la de las personas de la D/s con las que
he hablado de este tema, coinciden con mi criterio.
Si después de los años que llevas conviviendo con
tu marido, éste no te ha mostrado ningún signo de su carácter dominante, será
muy difícil que pueda cambiar y, además, impulsado por las circunstancias que
me comentas, reconvertirse en hombre Dominante. Otro inconveniente importante,
es la definición de los roles – marido y esposa - que tenéis asumidos desde que
os conocisteis, no son fáciles de “derribar” y reconstruir otros nuevos –
dominante y sumisa. Esta definición es muy difícil de cambiar o hacerla
ambivalente en la realidad de una convivencia entre pareja.
De acuerdo con mi experiencia y los casos que me
han comentado, la reacción de tu marido es la típica del hombre que descubre
que su mujer ha sentido la llamada de la sumisión, se ha buscado a un
dominante, su marido lo descubre y, de la noche a la mañana, se “hace”
dominante y obliga su esposa para que se someta como si fuera una sumisa, para
demostrarle que su machismo también llega hasta la D/s. Me es muy difícil
vaticinar o predecir cuál será la solución. Especialmente, está en tus manos,
en tu honestidad, capacidad de diálogo y confianza entre vosotros.
Entiendo perfectamente tu tesitura y no es fácil.
Tu egoísmo es otro factor a tener en cuenta. En el sentido de que, en tu
interior, querrás a los dos hombres en tu vida. Esta es una madeja muy difícil
de deshilvanar. Pero, por desgracia, sólo podrás servir dignamente a uno como
sumisa. En esta situación que comentamos, tiene que haber un perdedor, porque
intentarás salvar, por encima de todo, a tu matrimonio. Ese perdedor es posible
que sea el “otro.” Casi siempre ocurre así cuando la pareja lleva unos años de
convivencia y armonía y basándome en la frase que resume la exposición de tu
problema.
Desgraciadamente, no estás sola. Hay muchísimas
parejas viviendo en las mismas circunstancias que tú. Con esto, no te quiero
decir que sigas adelante sin resolver tu problema. Por tu bien, el del “otro” y
el de tu familia, lo debes solucionar. No solo debes hablar con tu marido, sino
también con tu dominante y exponerle tu situación. Como percibo que eres una
mujer decidida y con voluntad de solucionar vuestro problema, sabrás
exponérselos y estoy seguro que te ayudarán y comprenderán la toma de tu
decisión final.
Te insisto, no olvides que en este tipo de
relación que me comentas, siempre hay dos vencedores y un perdedor y siempre
dejan en los tres unas heridas que no se curarán en la vida. A pesar de que te
despidas diciendo:
“Gracias a Dios, cierro
los ojos y voy solo allí donde yo quiero.”
Estás ante un cruce de caminos muy importante en
tu vida. Sólo conoces uno, el que has recorrido con tu marido. El hipotético
camino con tu dominante lo desconoces, sería nuevo y, como todo lo desconocido,
tiene su riesgo. Por la angustia amorosa que te expresas, te vaticino que no
irás a dónde tú quieras, sino hacia dónde tu corazón te lleve: hacia tu marido.
Al “otro,” aunque lo ames, lo guardarás y lo amarás
en los silencios de tu corazón el resto de tu vida, sin poder olvidarlo. Lo mismo
que él no te olvidará porque ha salido dañado de su relación contigo. Es casi
seguro que no haya podido superar la competencia de otro dominante.
Mucha suerte y espero que recuperes tu felicidad.
Es una situación complicada y aunque su marido quiera ahora ser su Amo, no funcionará. Como usted dice habrá dos vencedores y un perdedor, pero creo que elija el camino que ella elija, siempre se preguntará si tomó la decisión acertada.
ResponderEliminarDifícil elección, mucho más después de haber probado el sabor de la sumisión.
ResponderEliminarNo se puede tener todo en la vida.
ResponderEliminarEntiendo que tras 15 años de matrimonio, la fase del eros ha pasado hace ya muchos años y la pasión vivida con el Dom, las nuevas sensaciones y emociones hacen que la mente no pare de imaginarse con él.
Sin embargo una vida de pareja, va mucho más allá que la sola relación sexual, lleva implícito objetivos comunes, apoyo, cuidarse, y tantas otras cosas.
Pero claro, de sopetón encontrarse en ese situación hace que el resto de cosas que abarcan una relación se olviden.
Creo que hay que hacer una lista de cosas positivas y negativas, valorar y elegir. Pero elegir con madurez, con la mente y no con la lascivia.
Por otra parte, está el planteamiento de una convivencia en desigualdad.
Realmente ese dominante desea convivencia? Si fuera así, es realmente ese Dom una persona madura y responsable en la que dejar toda tu vida (quien te apoyará, te hará crecer, quién te cuidará cuando estés enferma, .....?
Está dispuesta y preparada para vivir sola, luchar por su vida y quedar con un Dom de vez en cuando? Durante cuánto tiempo?
Es consciente de todas las renuncias a las que debe hacer frente para una relación en desigualdad?
Hay muchas cosas que pensar antes de tomar una decisión de este tipo, aunque seguramente va a pasar unos años solo ansiando este tipo de relación sin dar importancia a lo que tiene.
La parte lúdica gusta a todos, pero hay renuncias que no son fáciles.
Hay bastante más de lo que puede haber en una sesión, que además siendo la primera es solo de mutuo contacto y conocimiento, donde desde el desconocimiento se abre todo un mundo maravilloso.
Certero y oportuno comentario, Pili.La pena es que ella no comente los detalles de futuro con su dominante...
EliminarFeliz día
Gracias Señor.
EliminarReciba mi respetuoso saludo
Pili