viernes, 28 de noviembre de 2014

Las cosas malas

“Ven aquí,” le dice.
Ella se acerca con cautela. Conoce esa mirada. Él pone su mano en la parte posterior de su cuello, lo acaricia con suavidad. Luego, dobla su pelo con su mano. Lo retuerce, forzando su cabeza hacia atrás.
“Quiero hacer cosas malas contigo,” él dice
“¿Qué cosas?
Él no contesta. En su lugar, pone su mano bajo su falda, entre sus piernas. Coge su coño con su mano y lo aprieta con fuerza. A ella se le corta la respiración. Lo aprieta con más fuerza. Ella gime. Él aparta su mano.
“Pídeme que te lo haga otra vez,” él dice.
“De acuerdo,” ella contesta. “¿Por favor?”
“Pídemelo adecuadamente,” le dice.
“Por favor, ¿me va apretar el coño?”
Él lo coge de nuevo, apretándolo todo lo fuerte que puede. Durante un instante, ella piensa que se va desmayar debido al dolor. Él aparta su mano. La sangre corre hacia su vagina. Ella puede sentir cómo golpea.
Él la desnuda por la cintura. “Quiero hacerte daño,” dice.
Ella guarda silencio.
“¿Tienes miedo de mí?”
“No lo sé.”
“Yal vez deberías tenerlo,” la dice.
Él coge cada uno de sus pezones entre los dedos índice y pulgar, y los retuerce tirando hacia arriba con tanta fuerza que ella se ve obligada a apoyarse sobre los dedos de sus pies. Ella gime. La suelta y empieza a desabrocharse el cinturón. Ella le mira, igual que un ratón mira a una serpiente. Se estremece al ver cómo el cinturón se desliza por las trabillas de sus pantalones vaqueros. Él dobla el cinturón, junta sus extremos y los agarra con la mano. Sólo ha utilizado el cinturón de esa manera una vez y ella tuvo marcas durante días.
“Inclínate hacia adelante sobre la silla,” le dice.

Él levanta su falda, y baja sus bragas. Ella se auto prepara, y respira profundamente. Él golpea con el cinturón el centro de su trasero desnudo. Él llega a sentir una terrible belleza con su crueldad.

martes, 25 de noviembre de 2014

¿Con quién hablaste?

El otro día, tuve una breve conversación con una mujer sobre la masturbación femenina y las diferentes técnicas que las mujeres adoptan para llevar a cabo esta función normal y esencial. Ella decía que no sabía mucho sobre lo que otras mujeres hacían.  No tenía la costumbre de hablar con ellas de tales temas.
Recuerdo que antiguamente, se decía que las mujeres, unas con otras, eran mucho más reservadas que los hombres sobre sus asuntos sexuales. Cuando las mujeres estaban juntas, no se inhibían de comentar lo que ellas hacían o lo que les gustaban. Creo que la crítica estaba implícita; que los hombres eran menos honestos, estaban menos en contacto con sus sentimientos. En su momento, acepté esto. Fue en los días cuando yo todavía sentía una cierta culpa residual por haber nacido como hombre y estaba dispuesto a creer que las mujeres eran mejores controlando sus vidas emocionales.
Hoy en día, estoy feliz de reconocer el grado en que el mundo está sesgado por el patriarcado y creo que, en muchos aspectos, las mujeres son las que manejan la vara (¿Existe un sentido freudiano al acecho en esa frase?). Pero, soy menos proclive a creer que las mujeres lo tengan mejor ordenado cuando llegan al sexo y a las emociones. En parte, esto es porque al final he llegado a un acuerdo con mi impulso hacia la dominación sexual. No siento la necesidad de ocultarlo o pedir disculpas por ello, porque he aprendido cómo canalizarlo en formas que son satisfactorias y gratificantes para mí y espero que para mis parejas. Tengo la certeza que la D/s, una vez comprendida correctamente, resuelve muchos de los problemas que acosan a las relaciones sexuales entre hombres y mujeres. Por supuesto, la mayor parte del mundo no se inclina hacia esas cosas que nosotros hacemos. Tiene que trabajar su propio camino hacia la salvación.
Sin embargo, aunque ya no soy proclive automáticamente hacia las mujeres de crédito para estar en contacto con sus sentimientos sexuales, yo sería el primero en admitir que, en general, los hombres no somos mejores cuando se trata de hablar libremente y con franqueza sobre el sexo. Muy rara vez, he tenido una conversación con otro hombre sobre lo que me gusta hacer en el dormitorio o sobre lo que pienso que le gustan a las mujeres, incluso con hombres que sé que están en la D/s. Por el contrario, que yo he tenido un montón de conversaciones sobre tales cosas con las mujeres, y no sólo con las mujeres con las que he estado involucrado sexualmente.
Es una pena que no todos podamos ser más abiertos, porque creo que el estar en la D/s, que es maravillosamente liberadora y satisfactoria, puede ser un asunto solitario. Algunas veces, sientes que eres un bicho raro y si intentas hablar con la gente que no está en la D/s, puedes ser incomprendido, incluso respondido hostilmente. A los chicos que les gustan atar a las mujeres y azotarlas, pueden ser vistos por el mundo vainilla como abusadores sexuales. Los hombres que tratan a sus mujeres como niñas, pueden ser vistos como pedófilos. Tales respuestas no animan a la apertura y a la franqueza. Con todas estas razones, es bueno tener a alguien con quien hablar. Soy afortunado. Tengo dos o tres mujeres amigas muy queridas con quienes hablo sobre cualquier tema sexual sin temor a ser visto o burlado. Ellas saben muy bien todo lo que hay que saber sobre mí. No digo que ellas aprueben necesariamente todo lo que he hecho, pero eso no se interpone en el camino de nuestra amistad. Una de ellas es vainilla, pero afortunadamente, tiene una mente abierta, interminablemente curiosa sobre todos los caprichos de la sexualidad humana.

Siento que todo el mundo debería tener, al menos, una de esas amigas. Se trate de un hombre o una mujer, no importa. Pero creo que es más fácil abrirse a alguien del sexo opuesto (asumiendo que usted recto). No estoy muy seguro de por qué. Creo (me doy cuenta que esto es una posibilidad muy remota y, puede estar muy lejos de la realidad) que los hombres suelen ser recelosos de la apertura a otro hombre sobre temas sexuales, en caso de que sean sospechosos de ser gays. ¿Suena ridículo? Tal vez, sí. Pero uno no debe nunca subestimar el nerviosismo de tales sospechas en un hombre recto. Incluso, los chicos que están en gran medida en esta perversión.

domingo, 23 de noviembre de 2014

Tríada

Una de las fantasías sexuales más comunes para muchos hombres y mujeres es “el trío.” Mientras que la composición de los participantes puede variar, la propia fantasía, por lo general, es siempre la misma. – una noche de placer sexual y la felicidad de explorar posiciones eróticas no accesibles con sólo dos participantes. No hay necesidad de detallar la miríada de posibles combinaciones. La industria del porno y tu propia imaginación hiperactiva han hecho un trabajo mucho mejor desarrollado de la taxonomía de estos tríos de lo que yo nunca hubiera imaginado.
Sin embargo, para muchos de los que actualmente tienen la oportunidad de estar con otras dos parejas al mismo tiempo, la realidad de la experiencia es, con frecuencia, menos erótica y sensual que la de sus fantasías. Mucho de esto tiene que ver con el hecho de que a muchos de nosotros nos resulta un desafío muy agradable cuando hay tres participantes. El sexo es íntimo y personal y cuando hay un desajuste emocional entre los participantes (por ejemplo, si estoy muy cerca de la pareja de uno, pero no a la inversa) se convierte en un desafío para mantener el equilibrio.
Muchos, si no la mayoría, de los tríos son formados por una pareja y una “tercera rueda.” La pareja puede estar involucrada en una relación de larga duración y pudiera estar, simplemente, buscando una tercera persona para añadir un poco de “picante” a sus actividades sexuales. Por lo general, esto no es un problema, si el trío es sólo para estar juntos una sola noche, pero, ¿qué pasa si la relación de larga duración está siendo cuestionada? Tal posibilidad representa un campo minado de peligros sexuales y emocionales. Dadas las tasas actuales de divorcios, solo se puede asumir que la adición de una tercera parte y el aumento de la complejidad de las dinámicas sociales, harán que la viabilidad de la relación sea muy difícil. Por ejemplo, una de las partes puede sentir celos, otra envidia, otra pudiera sentir inseguridad, otra pudiera sentirse alienada, etc. Por lo tanto, mientras que el sexo puede ser grandioso, el potencial daño emocional es sustancial. Tanto más, cuanto creo que la mayoría de las personas evitan hablar de los tríos en el contexto de un compromiso a largo plazo.
Incluso en las relaciones poliamorosas, estas complejidades están a la orden. Y ya que, en realidad, no tenemos ninguna estadística para ayudarnos a entender lo bien que funcionan estas relaciones, no puedo dejar de sentir que la mayoría de ellas no tienen éxito o no llegan a su máximo potencial.
Por supuesto, algunos tríos pueden tener éxito. Ciertas religiones permiten la poligamia que, al menos, superficialmente ilusionan su viabilidad a largo plazo. Pero, incluso aquí, sospecho que existen muchos temas y problemas. Nosotros no conseguimos verlos. O, dicho de otra manera, cuando algunos de los participantes en dichas relaciones se sienten atrapados, es probable que permanezcan en la relación, incluso si no están satisfechos con ella.
Suena como si una nube de silencio se apilara contra el trio. Muy pocos de ellos lo hacen más allá de la primera aventura de una noche e, incluso, cuando lo hacen, es principalmente por el sexo.
Mi creencia es que la dinámica de la  D/s puede ser la clave para hacer este tipo de trabajo en la relación. La naturaleza de una relación D/s parece proporcionar los fundamentos éticos y de conducta en los que basar un trío viable y duradero.
En una comunicación al respecto con una lectora, me comentó: “Yo prefiero usar la palabra tríada en lugar de trío. Defino una tríada como tres personas que funcionan como una unidad. Creo que esto describe mejor el tipo de relación de la que estoy hablando.”
Quienes han leído mis escritos saben que considero la honestidad, la confianza y la obediencia requisitos críticos que se le exigen a una sumisa y para un Dominante considero la honestidad, la confianza y la responsabilidad que sean críticas.
Por un lado, la obediencia, por otro, la responsabilidad. ¿Pueden éstas, de alguna manera, orientarse para hacer un trío con éxito? Más allá de esto, ¿puede el deseo de la sumisa servir y encontrarse cómoda, y el deseo del dominante controlar y desarrollar, de alguna manera, proporcionar un marco sólido en el que una tríada pueda florecer? Buenas preguntas. Te lo haré saber tan pronto como me entere. Sin embargo, lo que yo quiero decir, desde mi punto de vista personal, es que la respuesta a ambas preguntas parece ser que “sí.”
La sumisa obedecerá, lo cual significa que ella va a permanecer en la tríada, aún a costa de su propio bienestar emocional. Por lo tanto, este debe ser equilibrado por la responsabilidad del dominante para proteger a la sumisa, que puede ser un desafío si el trío consiste en dos sumisas y un solo dominante. En primer lugar, hay un deseo natural para disfrutar del servicio de las dos hembras. Las posibilidades sexuales se vuelven más amplias y, por supuesto, no es la primera gratificación del ego al tener dos bellezas a disposición de uno. Además, es posible que el dominante pueda llegar a ser obsesivo acerca de la nueva hembra y, por lo tanto, llegar a ser menos sensible al estado emocional de la otra chica.
Así que, la vigilancia también es obligatoria. Por lo tanto, en el control primario de la relación, el dominante no puede permitir que su deseo se imponga sobre su responsabilidad. Las decisiones difíciles pueden ser necesarias. Decisiones que pueden no agradarle, pero que deben ser tomadas. Como mínimo, él necesita mantener una comunicación constante abierta con ambas sumisas. Esto será un reto para todas las partes. La recompensa no sólo será una relación más viable,  sino que el servicio de las dos mujeres centrará toda su atención en ser agradables, en lugar de distraerse con la energía y el pensamiento negativo.
El equilibrio también es crítico. Cada participante tendrá diferentes necesidades y deseos. A menudo, estos estarán en conflicto y satisfacerlas puede parecer imposible. Sin embargo, se puede hacer. La clave parece estar en permitir el desarrollo de la empatía entre los participantes. Cada uno debe reconocer las necesidades del otro y, al hacerlo, estar dispuesto a hacer concesiones. El compromiso es inevitable, pero el dominante debe ser consciente de que las sumisas pueden parecer que aceptan el compromiso, cuando en realidad todo lo que ellas están haciendo es intentar agradarle a expensas de su propio bienestar emocional. De nuevo, una comunicación abierta es la clave para evitar esta trampa. 

Conclusión: creo que los tríos de larga duración son viables. Se pueden hacer para trabajar, pero requiere dedicación, confianza, empatía y compresión. Por otra parte, creo que el estilo de vida de la D/s puede proporcionar una base excelente para la creación de tríos viables, pero la responsabilidad para su mantenimiento está principalmente en las manos del dominante. Para aquellas personas que buscan alcanzar este equilibrio, deben estar preparadas para una buena cantidad de problemas emocionales antes de alcanzar el equilibrio, pero hay una gran recompensa cuando se consigue.

viernes, 21 de noviembre de 2014

Abre las piernas

Completamente desnudos, ellos están bromeando alrededor de la cama. Vamos como si fuera un combate de lucha libre. Parece que, en cualquier momento, puede haber sexo duro entre ellos. Ella espera que sí. Él la coge por espalda, la bloquea con el brazo y ella se ríe y chilla agitando sus piernas. De repente, los golpes llegan con fuerza entre ellos.
“¡Ay!” instintivamente, ella cierra sus piernas, más apretadas que una almeja.
“Abre tus piernas,” él dice.
“¡No!”
Él le echa una mirada.
“No, por favor, que duele.”
“Por supuesto que duele.”
“No, en serio, no quiero.”
Su mirada es ahora muy seria. “No me digas eso.”
Ella guarda silencio.
“Estoy esperando,” él dice.
Muy despacio, él separa sus piernas, no muy abiertas. Él azota entre ellas, de lleno contra su coño. Ella grita y cierra sus piernas de nuevo.
“Ábrelas,” la dice.
Hay una mirada temerosa en sus ojos. Pero, ella sabe que no puede negarlo otra vez. Por consiguiente, ella abre sus piernas.
“Más abiertas.”
Ella gime. Él separa todavía más sus piernas.
“No te muevas,” él dice. Apuntando cuidadosamente, la azota con más fuerza que antes.
“Oh,” ella dice. Pero esta vez, ella mantiene sus piernas abiertas. Él continúa azotándola, despacio pero con fuerza. Ella le mira, con los ojos abiertos, como si, en cualquier momento, como una cervatilla asustada, ella pudiera levantar vuelo, sólo si pudiera.
El baja su brazo. “La próxima vez no hagas esto, porque usaré mi cinturón,” le dice.

“Oh, no,” dice ella. Él puede ver lo mucho que teme al cinturón, pero él sabe lo suficiente bien para ver que detrás del miedo, ella es esclava de la idea. Ella seguirá pensándolo hasta que la azote con el cinturón.

martes, 18 de noviembre de 2014

Buena chica

“Buena chica,” le dice. Ella sonríe con placer. ´´El tomando solo el resplandor de su aprobación. Al principio, ella no estaba segura del significado de una buena mujer. Porque, le había dicho más de una vez que, en verdad, de verdad, le gustaban las mujeres malas. Incluso, le había dicho que le gustan las putas. ¿Cómo puedes ser puta y una buena mujer al mismo tiempo?
Después de un tiempo, ella empezó a comprender la aparente contradicción. Se dio cuenta que principalmente era una cuestión de actitud. No era tanto una cuestión de si lo hiciste o no lo hiciste y que obtuvieras una aprobación con una caricia en la cabeza, sino de cuál era su estado mental cuando ella hizo esas cosas. Y, por lo tanto, ella se encontró que, de verdad, podía hacer esas cosas malas, cosas que ella apenas había soñado (y cuando las soñó, nunca lo dijo), y aun así, las hace de tal manera que consigue las palabras mágicas de su aprobación.
(Si piensas que acariciar a una mujer sumisa en la cabeza, es ser condescendiente, entonces, es probable que usted esté leyendo el blog equivocado. David Cameron, el otro día se metió en problemas al decirle a una mujer miembro del Parlamento inglés: “Cálmate, querida.” Totalmente de acuerdo, eso era excesivamente paternalista. Pero una mujer sumisa tiene un estatus diferente del de una colega profesional. Ella quiere que le digan cuando ha hecho las cosas bien, quiere saber que ha complacido a su dominante, quiere una señal tangible de su aprobación. “Buena chica” es como una caricia verbal en su cabeza. Si no le gusta eso, su cabeza no está en el lugar correcto para ser sumisa. No hay razón por qué deba ser. Si usted no quiere una de ellas, no lo sea. El país es libre).
De todos modos, como yo digo, es una cuestión de sentido común, la actitud de querer complacer por encima de todo. La actitud que dice, no es tan importante exactamente lo que él quiera hacerme o lo mucho que quiero que lo haga. Lo que es importante es que, de cualquier manera, lo hago y lo que es más, lo hago con mucha gracia, como andaluz zalamero. Sin poner mala cara, sin estar de mal humor, sin suspirar. Si lo hace es porque genuinamente quiero hacerla feliz. Luego, él sería un dominante muy mal educado si dijera: “Buena chica.”
Sé que algunas mujeres luchan un poco contra esto. Las primeras veces se les ponen los pelos de punta. Parece incompatible con el respeto que ellas sienten que les es debido, como una mujer adulta e independiente, a pesar de ser alguien que está dispuesta a aceptar la dominación sexual. Pero, un dominante nunca le pierde el respeto a su sumisa. Sólo que él lo expresa de una manera diferente y la forma en que responde a una mujer conocida en la vida ordinaria, no es la misma forma con que responde a su sumisa.

Esto puede llevar un poco de tiempo a acostumbrarse. Eventualmente, ella necesita tiempo para sacudirse su dignidad, su sentido del amor propio, su disposición a embridar cualquier falta de respeto. Ella necesita, literal y metafóricamente, acostumbrarse a estar de rodillas y estar cómoda con ello. Cuando ella lo está, cada vez que escucha “buena chica”, ella sabrá que lo ha hecho realmente bien. Y esa será su recompensa.

sábado, 15 de noviembre de 2014

Más reflexiones sobre romperla

Él la pone en el suelo y fuerza el pene en su boca, más y más profundo, hasta que ella empieza a ahogarse. Ella trata de alejarse, pero él la mantiene firme, su cabeza exactamente en la posición que él quiere y sigue empujando su vástago en la medida que puede hasta que ella tose, escupe, balbucea y jadea para respirar. Antes de que la saque, justo el tiempo suficiente para que ella tome aliento, la introduce de nuevo su polla grande y dura.
Una y otra vez. Él es incansable. Su boca está llena de baba, corre por su barbilla. Sus ojos, lacrimosos. Su nariz, moqueando. Ella sabe que parece un desastre; sin embargo, sigue adelante. ¿Dónde está su aplomo y amor propio, su sentido de la dignidad, su libertad e independencia?
Está decayendo con rapidez. Él siente que todavía hay un poco de resistencia, que ella no acaba de decidirse a desplazar en la garganta su polla hacia la derecha. Ella tiene miedo. No por poner demasiada finura en ello. Tiene miedo de que se pueda ahogar y morir. Y lo que está decidido a hacer, es llevarla más allá de ese punto, de hacerla renunciar a su lucha por el aire, a la dignidad, a la vida, a tener que estar yacente ahí y aceptando su pene. Dejándola ir en la medida que quiere, sin luchar, sin dejar que su instinto de supervivencia le niegue lo que él quiere. Pero, al fin, pasiva y tendida allí, dejando que haga como él quiera.
O que la ate de manos y pies, la cara boca abajo sobre un banco de madera. Ella está completamente desnuda, su culo expuesto. La fuerza una mordaza de bola en su boca. Le dice que la va a azotar hasta que la perdone por completo, va a golpearla hasta que él se harte.
Le muestra lo que quiere usar: Primero, su mano, luego, el flogger y más tarde la tawse. Pero, todo esto es sólo para el precalentamiento. Le muestra la cane. Esto es lo que va a conseguir el efecto que él desea. Sus ojos se abren de par en par. Ella tiene miedo a la cane. Una vez, la azotó con ese implemento y la hizo marcas en su trasero y en su psique. Así que, cuando la lleva al punto desde el cual, la va a llevar más lejos que nunca, coge la cane y la flexiona, chasqueándola de lado a lado en el aire y la golpea amenazadoramente en su trasero palpitante y rojo, consiguiendo que todo el valor de su poder la intimidara por completo en su sumisión.
Las picaduras profundas de la cane levantan ronchas rojas y lívidas en todo su trasero. Ella trata de gritar, pero sólo emergen unos sonidos apagados de protesta que él ignora. Después de un tiempo, hace una pausa, frota su trasero lacerado suavemente y susurrándole en su oído. Pero, no son palabras que conforten. Le dice que no le importa si esta vez protesta. Él sólo dejará de azotarla cuando haya recibido lo suficiente. Cuando ella no tenga nada que dar y él será el juez que dictamine cuándo es eso. Cuando todo su cuerpo tiempo de una manera incontrolada sacudido por los sollozos. Cuando ella no tenga otra cosa que decir que: “No más.”
O bien, la despoja de las hebillas de su collar de perra, desnuda, y lo engancha a una cadena de acero como si fuera un correa. Le introduce un plug en su ano. Un plug que tiene una terminal de goma en el extremo, una cola rizada de cachorro. Él escribe una palabra obscena en su nalga y toma unas fotos de su indignidad. La pasea por la habitación, haciéndola menear su trasero y que ella ladre, que coma de un bol en el suelo. Haciendo señuelos para que coja un terrón de azúcar con la boca, buscando una pelota de goma que lanza una y otra vez, y ella la deposita a sus pies. Su fusta la tiene siempre a mano para el caso de que su rendimiento no sea satisfactorio. Hay cosas peores que están por venir, mucho peores. Hace que ella orine en una pila de periódicos en una esquina, la lleva al baño, la introduce en la bañera y se orina sobre ella y luego se masturba en su rostro. Ella parece un desastre, pero no le permite que se limpie a sí misma.
Ella es su mascota, un pequeño animal que está entrenado para su placer. Esa es la única razón de ser por la que la mantiene, porque es divertido. Después de que la ha utilizado de nuevo, la hace dormir en el suelo por la noche, encadenada a la cama. Le dice que va comprar una perrera y hacerla dormir fuera en el patio encadenada a la pared. Ella le cree. Y le dice, cuando tiene la formación adecuada, que va a invitar a hombres todo el año para presumir de ella. Obligarla a hacer sus trucos para ellos y va a dejarles que la usen, a lo perrito. Ella le cree. Ella es un cachorro, no una niña. ¿Qué otra cosa puede hacer sino menear la cola y ladrar?
O…, O… lo que estoy haciendo es describir un número de escenarios en los cuales la mujer sumisa es rota. Los últimos vestigios de resistencia son superados. Ya no puede  decir no. En realidad, no hay ningún yo coherente en torno al cual, la negativa pueda organizarse. Sólo un incipiente desastre de lágrimas y un cuerpo abierto a todas las depredaciones y una necesidad profunda de sólo ser usada, para ser cualquier cosa que él decida que ella sea. Ésta no será nada, si es lo que él quiere.
Nunca he reducido o llevado a una mujer a ese estado ni a esos escenarios. Sé que podría, si yo sintiera que una parte de ella me lo pidiese. Pero nunca he llegado a eso. He estado pensando en el por qué. No es que yo sea muy aprehensivo y sé que el placer sería intenso. Tengo parte del camino hecho, el suficiente para saber cuán excitante sería recorrer todo el camino.
Pero, supongo que al final del día, no quiero que ella sea nada. Me gusta lo que ella es, que es lo que me atrae de ella en primer lugar. De todos modos, no puedo dejar de preguntarme cómo me sentiría al usar ese poder para tener a una mujer a mis pies, temblando, encogiéndose y en una naufragio lleno de lágrimas. No digo que no tenga atractivo. Nunca he creído que yo pueda tener demasiado de algo bueno. Es lo que pasa después de que me preocupo. ¿Qué haría yo con una mujer cuando lo he hecho todo? Sé que tendría que estar allí para recoger los pedazos. Pero, ¿habría algo que me permitiera relacionarme? Tal vez, algún día tenga que tomar la responsabilidad y ver qué pasa. Pero, no es algo para tratarlo a la ligera.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

La vagina independiente

Ella tiene una vagina y no es dueña de dicha vagina. Sin embargo, va a todas partes con ella. Algunas veces, se cansa de su vagina. Le causa problemas.
En primer lugar, le da mucho trabajo. El mantenimiento de la zona es ya, de por sí mismo, una tarea. Algunas veces, le gustaría enviarla fuera para que se aseara y recogerla más tarde. Y, para colmo, tiene que ser cubierta o vestida de fantasías, lo cual puede ser costoso.
Pero, lo peor, es que es una pensadora independiente. Puede tener sus propias interpretaciones de lo que ve, oye o piensa su dueña. Lo cual no encaja bien con el estilo de vida de su portadora. Ella trata de ignorarla.

Luego, llego a la conclusión de que si los hombres “piensan con sus pollas,” entonces, las mujeres “escuchan con sus vaginas.” Y las conclusiones de la vagina pueden malas, equivocadas o erróneas. Como las de las pollas.

domingo, 9 de noviembre de 2014

¿Realidad o ficción?

Me confieso a mí mismo un poco desconcertado de  por qué es tan importante para algunas de mis lectoras saber cuál (o algunos) de los episodios descritos en este blog son reales. Puesto que no me conocen personalmente más de dos personas y ninguna de las dos se conocen.
Esas dos personas no se conocen entre sí. Con una de ellas, solo estuve el tiempo de tomarnos un café relajadamente y con la otra, nos conocimos, comimos y estuvimos unas horas. De esta, algunas hazañas las podría retratar aquí y puesto que, después de todo, soy una persona anónima para todos mis lectores, ¿qué beneficio pueden conseguir al saber qué es realmente cierto? Puede ser que todo sea cierto o nada de eso, pero, a casi todos los lectores, seguramente, no les importan, porque no lo saben y nunca conocerán a las personas involucradas.
Y, sin embargo, algunas lectoras se han revuelto contra esto, como si una especie de decepción se hubiera cebado sobre ellas. ¿Es que, quizás, no creen en la verdad de cualquier experiencia relatada a menos que piensen que le sucedió a una persona real? ¿La gente no va a creer  más en la ficción? Tal vez, la realidad de la TV nos ha hecho sospechar que cualquier cosa está demostrablemente “maquillada.” Pero, eso sería extraño, ya que en nuestra cultura, continuamos consumiendo cantidades enormes de ficción en películas y novelas. Así es, como la mayoría de nosotros experimentamos las vidas de otras personas en nuestras propias carnes o la de nuestros conocidos cercanos.
Voy a hacer un reconocimiento. Hay episodios relatados en este blog que son casi completamente fieles a lo que realmente sucedió entre una persona o personas y yo. Hay episodios que son más o menos fieles a lo que ocurrió. Hay episodios que son totalmente fruto de mis fantasías y, que con toda certeza, nunca sucederán. Y hay episodios que son fantasías que pueden suceder perfectamente en breve, o más tarde.
En lo que a mí respecta, todos estos episodios, en algunos casos, son reales para mí. Pero, no quiero que se escondan detrás de una especie de cortina de humo como juego de la postmodernidad sobre la verdad. Sin embargo, algunos relatos son verdaderos y otros no lo son. Lo que no voy a hacer es marcar cual es cual. ¿Por qué? Una de las razones, que debería ser obvia, es que no sería justo para otras personas. Algunas de las que han aparecido o pudieran aparecer en el futuro en este blog, pudieran preferir no hacerlo. Tal vez, yo debería dejarlas de lado por completo, si este fuera el caso. Pero, estoy intentando escribir aquí mi propia historia, aunque oblicuamente, y no estoy dispuesto a manchar grandes trozos de mi experiencia justo porque algunas personas prefieran no figurar en ella. Así que, deliberadamente, quiero dejarlo claro si estoy hablando sobre eventos reales o no.
Hay otras personas que no están necesariamente dispuestas a aparecer porque son muy tímidas. Pudieras decir, sí, pero si nadie sabe quiénes son, ¿qué importa lo que se escriba de ellas? Pero, eso no funciona así. Pudiera ser que tú no quisieras que tus deseos más oscuros salieran en mi blog, incluso, si pudieras esconderlos detrás del velo del anonimato. De alguna manera, esto es extraño, pero puedo ver cómo algunas personas se podrían sentir por eso. Por lo tanto, no queda claro hasta qué punto un episodio es realmente cierto para proporcionar una hoja extra.
De hecho, creo que es bastante obvio que los episodios tienen veracidad documental. Normalmente, hay pistas. Pero el conocimiento y los detalles los guardo en mi interior.

jueves, 6 de noviembre de 2014

Ahora vamos a conseguirlo

¿Por qué quieres que te haga daño?
Este es un extracto de mi correspondencia privada con una amiga mía. Ella me preguntaba por qué quería que le provocaran dolor, ser usada y esta fue mi respuesta:
“Por supuesto, hay tantas razones para querer que te hagan daño como gente existe; esta respuesta está basada en lo que sé sobre ella. Sin embargo, las corrientes subyacentes son tan generales que pudieran ser una lectura interesante para los demás.”
He mencionado antes en nuestra correspondencia que probablemente ella sienta más hacer el amor como violencia que dejarla dolorida y magullada en un spa de día emocional para ella. Esta expresó sorprendida que yo tenía que comprender sus sentimientos y que ahí es donde entramos nosotros:
Pregunta:
¿Cómo no iba yo a saber que usted tiene en cuenta la escapada en el dolor y la violencia amable como si fuera un spa de día? Se puede dejar tu cuerpo dolorido, compungido y magullado, pero tu corazón y tu alma, son un spa de día.
Tienes la oportunidad de poner un letrero en tu cerebro, “los peces idos,” y puedes llegar a olvidar durante un breve momento las responsabilidades y demandas. La única demanda puesta sobre tí, luego vas a ser toda la mujer que puedas ser y esto te sienta bien, ¿no? Es la única demanda que usted puede satisfacer sin pensar, porque es la única demanda que requiere no pensar. Es la única demanda en la que no es posible fallar, porque es lo que eres.
Aquí, usted consigue desnudarse del todo y ser simplemente tu yo primario y elemental. Hermosa, apasionada, elegante, receptiva, cálida, aceptable y deseada. Tú no tienes que ser nada, sino simplemente ser.
Yo iba a decir que es como exigir que seas humana. Pero, eso no es. Demandar que eres la mujer que eres, es aún más vil que eso. La mayoría de la gente dice que nosotros somos humanos primero y los hombres y las mujeres, segundo. Sin embargo, ellos olvidan que éramos hombres y mujeres mucho antes de que entráramos en el amanecer de la inteligencia y el lenguaje.
A usted, ni siquiera se le requiere para pensar. De hecho, esto es lo que le sienta mejor a usted. Es libre para sentir y conectar con usted misma emocionalmente. De alguna manera, aquí te sientes más fiel a ti misma que ahí fuera.
Y no te atrevas a sentirte egoísta. Necesitas esto. Necesitas la recarga que viene con el buceo en tí misma y conectar con la hembra primaria que hay en tí. Ahí es donde usted se nutre a sí misma. Mientras que nutres a tu amante, también te nutres y te alimentas a ti misma. Con ello, te haces más fuerte. Llevas a cabo tus roles diarios, mejor  desde ahí.
Los hombres y las mujeres han caminado mano a mano, juntos, en perfecta simbiosis, desde el principio de los tiempos. No puedo imaginarme lo duro que es ser una mujer en el día a día. Dicen que se ha hecho más fácil, pero no estoy del todo convencido. Algunas cosas pueden ser más fáciles que hace cien años, pero, muchas otras cosas son mucho más duras. Añada a esto que usted está coexistiendo con una computadora de forma masiva que no se apaga cuando usted quiere.
El cerebro masculino está diseñado como un buque de guerra con mamparas de separación entre zonas interiores. Me imagino que es beneficioso para poder cerrar y compartimentar las cosas y concentrarse cuando es atacado en una guerra o cazando. También significa, por ejemplo, que cuando pongo mi cabeza en una almohada de noche, estoy fuera de la luz en dos minutos. Pero también, significa que no tengo la capacidad para el procesamiento emocional o verbal que hacen las mujeres.
Diferentes diseños para diferentes propósitos y funciones. Ninguno superior y ambos con inconvenientes inevitables, pero todo en los diseños es realmente bueno.
Al principio de nuestra correspondencia, usted me preguntó por qué le gusta. Me preguntó si es la adrenalina o si solo estás desfigurada emocionalmente, como he mencionado en uno de mis escritos. No puedo hablar de la adrenalina. Usted puede ser una adicta a la adrenalina (aunque lo dudo), pero en el gran esquema de las cosas, esa prisa no es otra cosa que la prisa que se obtiene de la entrega.
Usted no está emocionalmente desfigurada, querida. No, en absoluto. Usted está muy bien y en lo femenino, muy generosa. Usted puede haber estado expuesta a una tormenta muy fuerte de estrógenos en el vientre cuando su cerebro se formó, lo cual es normal; si usted piensa sobre ello, se puede haber dado cuenta que las cualidades mentales y emocionales que son tradicionalmente femeninas (como la empatía, la crianza, la relación y la conexión) son un poco más pronunciadas por usted que por la mayoría de las mujeres. No tiene que ser mucho; incluso un poco es un montón.
Todo esto es una conjetura y especulación, ya que no tengo un título de médico, pero me he dado cuenta que las mujeres tienen unos anhelos similares a los suyos, casi sin excepción, tienen perfil extra de feminidad que está por encima y más allá de sus hermanas “normales.” Mi hipótesis es que tu cerebro es tan espectacularmente femenino como tu cuerpo y eso significa que, si bien los buenos aspectos femeninos son mejorados, por consiguiente, los efectos son secundarios. Tu computadora masivamente paralela es un poco más masiva y un poco más súper.
Tenga en cuenta que, a pesar de que sería agradable ser capaz de decirlo, no creo que la parte súper afecte a la inteligencia per se. Ello afecta a las partes que, además, te hacen mujer. Estás sufriendo de los efectos secundarios de tener un cerebro súper femenino, querida.
O mucho más, en pocas palabras; usted termina gastando demasiado tiempo en su cabeza y no el tiempo suficiente en tu corazón y tu cuerpo. Como una mujer, das, das y das mucho de tí a tus hijos, a tus seres queridos, a la sociedad y en algún lugar del camino, te olvidas de darte a tú misma.
En realidad, no es mucho lo que necesitas para darte un respiro en el darte a los demás. Prácticamente eres ilimitada en el resplandor que bridas a todo el mundo que te rodea. No es que usted tenga lo suficiente para dar. Es sólo que existe una persona que está fuera de tu resplandor: tú misma.
Es cuestión de equilibrio. Usted está soportando una carga demasiado pesada como madre y como mujer y casi no tiene exigencias de usted como mujer y amante. Y eso es lo que usted anhela.
Usted no anhela un descanso; sino ejercitar todos tus músculos emocionales. Como mujer, usted es una atleta emocional que no puede ejercitar todo tu cuerpo por las exigencias del día a día y los horarios apretados. Como mujer, usted necesita tiempo para reconectarse con usted misma, valorarse a sí misma, para darse algo de su propio resplandor a usted misma.
Si las demandas no aliviaran sus otros roles en la vida, al menos, la carga debería ser equilibrada para poder ponerse de pie. Esto es lo que me parece mágico en usted y en sus hermanas; en todo este agobio, lo que enderezaría su espalda y levantar su cara hacia el cielo no es menos, sino más demandas. Más exigencias de usted como amante y como mujer. De hecho, usted anhela entregarse. En todo esto, donde usted continuamente se está dando, todavía anhela darse aún más.
Intuitivamente, usted sabe que darse como mujer, como amante, lo hace por el hecho de encontrar el equilibrio interior que usted necesita y, a través de este equilibrio, encontrar la paz, la tregua y la manera de reconectarse con usted misma. Usted es una buena madre, pero lo es mucho más. Usted es una buena profesional y proveedora, pero lo eres mucho más.
Es como si sus senos estuvieran congestionados de leche y, sin embargo,  solo uno estuviera nutriendo, dejando al otro dolorosamente a punto de estallar. Para quedarse con este símil, usted necesita a alguien que se alimente de ese otro pecho, para liberar esa presión que se está acumulando y amenazando con hacerle daño.
Necesitas sentirte como toda la mujer que eres. Para volver a tu misma casa de nuevo. Para que recuerdes a la amante que hay en tí. Necesitas un spa diario de vez en cuando. O, como Paul Simon dice en “You can call me al,” “necesito la oportunidad de una foto.”
Entonces, ¿por qué quieres que te hagan daño? Francamente, no creo que estés actualmente anhelando hacerte daño a ti misma. Estás anhelando lo que eso conlleva.
Dices que te molesta cuando te está sucediendo, pero tan pronto como termina, te gusta y quieres más, más y más. Esto tiene mucho sentido por la manera que te hace daño. Él no te da una paliza y te deja sangrando en una esquina; él te lastima de una manera primitiva que comunica directamente con la mujer primitiva  que hay en tí. Cuando él te coge, ella experimenta su deseo por tí, por la hembra que hay en tí, por todo lo femenino que hay en tí. Su deseo y su pasión  te llevan a lo largo del viaje que ambos tomáis dentro de tu interior.
Su apasionado asalto (y no abusivo) te golpea directamente a través de las telarañas de los sedimentos del día a día, de los deberes y tareas pendientes. Él te da cuartel y la fuerza pura con la que lo hace, te ayuda a liberar la retención involuntaria de todo lo intelectual y te permite abrir tus alas emocionales y volar.
En pocas palabras, no hay manera de que tu cerebro pueda manejar su asalto, por lo tanto, no lo intenta. Se apaga y deja el procesamiento de tu corazón y tu cuerpo. Exactamente, donde tienes que estar, porque eso es el spa. Tu spa emocional está en tu cuerpo.
Gran parte de la experiencia femenina es acercar el interior y las experiencias externas como las emociones e, incluso,  como las emociones sobre las emociones. Es alentador ver que no te estás separando de la nutrición de los antojos que sientes, auto privándote de experimentar las emociones que buscas. No es cuestión de ser mujer o sumisa, todavía tengo una idea bastante clara de cómo calmar y realizar, incluso el éxtasis, se puede sentir al ser reclamado, llevado y utilizado por una persona dedicada a usted y digna de su propia devoción.
En el cuadro más grande, el hecho de que él te esté haciendo daño es irrelevante. No recordamos el dolor. Recordamos el hecho de que sentimos dolor, pero no recordamos el dolor en sí. Es por eso que lo odias cuando esto sucede, pero, quieres más cuando se detiene. Todo lo que recuerdas cuando el dolor se detiene es cómo al liberarlo era no pensar y justo relajarse para ser una mujer increíblemente radiante, hermosa y deseada. Por lo tanto, de hecho, se desea que tu amante necesita devorarte, morderte, clavarte sus garras y, sí, llegar a tu interior con su mano solo para llegar a tocarte lo más íntimamente posible.
Cuando una mujer ha experimentado ser deseada, ¿cómo puede ella incluso dejar de anhelar que vuelva de nuevo? Cuando una mujer ha experimentado la estupidez de ser una mujer pura y primaria, ejercitar todos sus músculos emocionales de la manera en que fue diseñada a hacerlo, ¿cómo puede ella incluso olvidar lo pacífica que la haría sentirse?
Querida, tú no estás desfigurada emocionalmente. Tú estás situada correctamente. Eres el arquetipo de la mujer perfecta; sólo necesitas estar bien cuidada como el caballo de pura raza que eres. Necesitas dejar que el Ferrari estires las piernas de vez en cuando; dejando solo en caminos de tierra llenos de baches que taparán su motor de arena y causar estragos en su suspensión. Está diseñado para revolucionar a los números rojos; está diseñado para gritar y ser conducido con dureza y rápido. Ahí está haciendo para lo que fue diseñado.
Emocionalmente, tú eres el caballo. Tú eres ese Ferrari. Tú necesitas estar bien cuidada y usada. Cada partícula de tu cuerpo. Ahí es cuando tú brillas. Ahí es cuando te nutres a tí misma; cuando eres forzada a ser toda la mujer que eres y dejar que la mujer se tome un descanso.


lunes, 3 de noviembre de 2014

Sobre las rodillas

Para mí, los azotes sobre las rodillas son uno de los más satisfactorios. Preferentemente, te sientas sobre una silla, de respaldo alto. Ella yace boca abajo sobre tu regazo. Una de las cosas que me gusta de esto, es que ella tiene que luchar para ponerse en una posición cómoda y mantenerse. Es cómoda cuando tiene que esforzarse un poco. Tal vez, ella se agarre a la pata de la silla o a tu tobillo con sus manos, para mantenerse equilibrada. Tal vez, ella ponga un pie en el suelo o los dos. En esta postura, es difícil para ella ser digna.
En parte, esto es debido a las precauciones de su posición y, en parte, porque inevitablemente esta posición tiene algo de humillante. Quizás, existan recuerdos de su infancia, de haber sido azotada como castigo. Tal vez, porque sea un poco torpe. Y, por supuesto, lo ideal es que voy a hacerlo con la falda levantada hasta su cintura y sus bragas echadas hacia abajo. Yo prefiero mucho más esto a que esté desnuda. Es menos digna que estar despeinada.
Hay algo en los azotes con la mano que lo hace diferente a los que se usa un implemento. Existe un placer muy particular en el estrecho contacto corporal, en el someterla físicamente, en mantenerla boca abajo, que no se consigue con otros tipos de azotes. Los azotes sobre las rodillas son mucho más íntimos, tu carne está en contacto directo con la de ella. Ésta te siente, pero tú también la sientes. Sientes el peso de su cuerpo y su deliciosa suavidad y el incremento del calor en su trasero. ¡Oh! ¿No mencioné antes su trasero?
Los azotes sobre las rodillas te dan una perspectiva sin igual sobre la parte más sumisa de la anatomía de una mujer. Después de todo, ¿qué es un culo si no es para azotarlo? Otras partes tienen una función más directamente sexual y también muy interesantes, pero el trasero parece construido para el único fin de ser azotado. Su forma, su tamaño, la suavidad deliciosa y, sin embargo, la firmeza cuando se agacha o se inclina, todo invita al azote. Y, por supuesto, esa hermosa blancura, que pronto será de color rosa y luego, también de colores más oscuros. Sí, sé que puedes utilizar el trasero para sentarte y eso también es útil (aunque si el azote es bueno y bien dado, ella no querrá sentarse inmediatamente). Si yo tuviera que diseñar una parte del cuerpo perfectamente adaptada para ser azotada, sin lugar a dudas, lo que se me ocurriría sería un trasero femenino y terminaría haciéndolo.
En los azotes sobre las rodillas, por lo general, ella no está restringida y algunas mujeres parecen que no pueden resistirse a poner una mano detrás, si los azotes se vuelven muy fuertes. ¡Eres tonta, mujer! ¿No sabes que esto aumentará la severidad? Intentar inmovilizarla con una mano, mientras se continúa azotándola con la otra puede ser complicado, pero un poco de práctica ayuda. Después de esto, usted es un hombre grande y fuerte. Las mujeres también tienden a retorcerse cuando las cosas se ponen difíciles. (Ellas chillan demasiado, pero eso nunca me importa. Sólo me confirma lo que estoy recibiendo a través de ellas.) Un buen truco es conseguir que una de sus piernas esté forzada por una de las tuyas, ayudando a que ella se agarre a la silla y de esa manera, puede retorcerse todo lo que ella quiera, pero no va conseguir mucho. Los azotes pueden continuar sin interferencias.
Recientemente, le presenté a una chica un clip que me había encontrado, de un hombre que llevaba a cabo unos azotes sobre sus rodillas. Ella me dijo que él iba muy rápido. ¿Cuánto de rápido es muy rápido? Creo que cada dominante tendrá su propio ritmo, pero si él es bueno en este trabajo, también encontrará su ritmo. El único que funciona bien para ella. Aunque la alternancia entre rápido y despacio puede ser buena también. Una serie de medidas, cachetes fuertes seguidos de una descarga de fusilería, de los más ligeros, puede tener un efecto muy dramático.
Pienso que lo ideal es seguir hasta que tu mano esté dolorida y dura. Al no ser el tipo de persona que hace un trabajo físico duro, mis manos no están endurecidas y, tal vez, ella los reciba ligeramente secuenciados. Pero, por supuesto, azotar con la mano raramente es el fin del asunto. Lo que viene después, puede ser hecho también sobre las rodillas si usted tiene un implemento a mano. Pero yo prefiero que para un cinturón o una tawse o una cane, ella debe estar echada boca abajo sobre la cama o arrodillada como una perrita a cuatro patas. Uno tiene que sacrificar el elemento físico de la intimidad y no es tan deliciosamente indigno. Pero de esta manera, el brazo llega a oscilar libremente y puede aplicar los golpes con precisión y la suficiente firmeza. Y ahí está el placer ritualistico de la  compensación, al tenerla de rodillas en la posición correcta: arquear la espalda, presentar la parte inferior, la cabeza erguida y mantenerla inmóvil.
Pero, los azotes sobre las rodillas es la mejor postura para los azotes espontáneos, en los que de repente, hay un deseo irresistible de cogerla y prescindir de la elaborada preparación para determinar el estado adecuado. Hay mucho que decir acerca de cogerla de improviso y reducirla en unos pocos minutos a unos chillidos breves y agudos, retorcerse sin aliento y la mujer temblando.

sábado, 1 de noviembre de 2014

¿Qué estamos esperando?

Las páginas están llenas de pensamientos sobre cómo los dominantes hacemos para que las sumisas esperen, hasta que se den cuenta de que la espera no es por algo que va a suceder en seguida, o no…
Pero, ¿qué pasa si esa sumisa sentada en un rincón no está esperando nada? ¿Qué pasa si esa sumisa está esperando a alguien?
Alguien con paciencia. Por supuesto, la paciencia para ganar su confianza. Pero, lo más importante, la paciencia para crear un espacio para esa sumisa, un espacio seguro, un espacio al que ella, tal vez, un día llamará su casa.
Y sobre cómo alguien con la paciencia de la espera hasta que la sumisa esté lista y preparada para mostrarse a sí misma, se dé la vuelta y, si te gustan sus sentimientos más íntimos, la lista de sus necesidades y sus deseos
Es aterrador para algunas y, para otras, pudiera llevarse años hasta que se sientan listas para acceder a lo más profundo de su corazón y su alma.
Ahora bien, en toda nuestra Dominación, pensamos que podemos demandar esas cosas de alguien, reclamar su entrega total, esperar su apertura total porque, después de todo, ellas son o van a ser nuestras sumisas. ¿Correcto? Bueno, no.
Seamos sinceros. Esa sumisa, ocultándose a sí misma en el rincón, puede tener dificultades para dar media vuelta y verter su corazón. O, tal vez, su vida nunca ha sido precisamente de comunicaciones abiertas y honestas de su sentimiento más profundo. Quizás, ella nunca haya hablado antes sobre estas cosas. Por lo tanto, ¿por qué habríamos de esperar para que se girase y ser una experta en ello? ¿Por qué lo decimos?
Mucho se habla sobre la paciencia que una sumisa puede necesitar. Pero antes de llegar a ese punto, el dominante tiene que practicar mucho más la paciencia todavía y ponerse a trabajar para demostrar que es digno y sacar a la sumisa de ese rincón. Nadie dijo nunca que la dominación no fuera un trabajo duro.
Sin embargo, podría pagar por mil. Supongamos que nos sentamos, hablamos exploramos lentamente, con cuidado y sin exigencias. Simplemente, creando un marco, las páginas vacías, los espacios vacíos para que la sumisa los llene, siempre y cuando sienta la necesidad.
Supongamos que con toda esta espera, se ha puesto en marcha nuestro propio viaje y nuestra sumisa ha cogido la mano que le hemos ofrecido. Supongamos que la sumisa lenta, pero segura se da la vuelta y empieza a llenar esas páginas y espacios con todo su corazón, su alma y su mente para ofrecerse.
¿Puede haber una recompensa más grande? Vale la pena trabajar y esperar. Todo lo que tenemos que hacer, es asegurarnos que la sumisa sienta de la misma manera.