Ella tiene una vagina y no es
dueña de dicha vagina. Sin embargo, va a todas partes con ella. Algunas veces, se
cansa de su vagina. Le causa problemas.
En primer lugar, le da mucho
trabajo. El mantenimiento de la zona es ya, de por sí mismo, una tarea. Algunas
veces, le gustaría enviarla fuera para que se aseara y recogerla más tarde. Y,
para colmo, tiene que ser cubierta o vestida de fantasías, lo cual puede ser
costoso.
Pero, lo peor, es que es una
pensadora independiente. Puede tener sus propias interpretaciones de lo que ve,
oye o piensa su dueña. Lo cual no encaja bien con el estilo de vida de su portadora. Ella
trata de ignorarla.
Luego, llego a la conclusión de que si los hombres “piensan con sus pollas,” entonces, las mujeres “escuchan con sus vaginas.” Y las conclusiones de la vagina pueden malas, equivocadas o erróneas. Como las de las pollas.
Luego, llego a la conclusión de que si los hombres “piensan con sus pollas,” entonces, las mujeres “escuchan con sus vaginas.” Y las conclusiones de la vagina pueden malas, equivocadas o erróneas. Como las de las pollas.
Las conclusiones de la vagina.
ResponderEliminarMe sonó a título de libro jejeje
Y sería tooodo un éxito :D
Buen miércoles, Ben :)
Ese título sería ideal para un buen argumento sobre la misma...
ResponderEliminarBen Alí