A menudo, ambos chatean, hablan
durante horas sobre todo lo que existe bajo el sol, aunque mucho de ello es sexual.
Algunas veces, es con la webcam; a él le encanta ver su cara bonita. Con
frecuencia, ella está en un lugar público. Por lo tanto, sus palabras, dichas
en voz baja, pueden ser sugerentes, incluso, lascivas. Su actitud es modesta.
Por lo menos superficialmente, porque él tiene una regla: “Cada vez que
aparezcas en la cámara ante mí,” él dijo, “no podrás contar con tus bragas y, a
menudo, te exigiré una prueba.” Tímidamente, ella las sostiene para que él
pueda verlas arrugadas en su mano para que nadie más pueda verlas.
Sin embargo, a veces, ella se las
arregla para encontrar un lugar privado. Ella
siempre se pone nerviosa cuando esto sucede. ¿A qué va a obligarla a hacer? Sea
lo que sea, ella sabe que no tiene opción, puesto que ha renunciado a su
libertad de rechazar. Pero, algunas veces, ella desea volver a tener esa
opción. Es vergonzoso tener que mostrarle cosas, a tener que levantarse su
falda o quitarse la parte superior. Ella nunca puede estar del todo convencida
de que por ahí en el ciberespacio, alguien está espiándoles. E incluso, si es
que él la esté mirando, las chicas buenas no hacen las cosas que ella hace.
Excepto, que él no siempre tiene que querer que ella las haga. Algunas veces,
él está contento de sentarse y hablar. Después, ella nunca está segura si está
aliviada o decepcionada.
De vez en cuando, aunque no muy a menudo, ella recuerda bien esos
tiempos, es muy consciente del poder que una mujer sumisa tiene. Ella tiene
algo que el hombre desea. Él quiere mucho y ella lo sabe. Y por lo tanto, va a
ser coqueta, va a seguirle con lo que él quiere que haga, pero muy despacio. Flirteando
con la idea de que ella incluso pudiera decir que no, sólo por una vez, para
ver lo que pasa. (La idea la asusta hasta casi para morirse).
Y una mañana, ella se siente tan fuerte y segura que quería que la
viera, pero en sus términos. Ella se llevó su portátil al cuarto de baño y se
desnudó delante del mismo. Luego, dio un paseo por la ducha. Ella se lavó
cuidadosamente, se enjabonó los pechos, su vientre, entre sus piernas y
girándose para lavarse su culo. Ella no miró a la cámara ni una vez, ni
siquiera hubo una sonrisa provocativa. Fue como si yo estuviera haciendo una
cosa ordinaria. Usted puede mirar, pero no estoy haciendo esto por usted, sólo
para mí. Aunque, por supuesto, ella sabía exactamente lo que estaba haciendo y
qué efecto tenía sobre él.
Cuando ella salió y se secó, echó una mirada a la cámara y apagó el
ordenador. ¿Él la hace pagar por ello? ¿Qué pasó? Ni insolencia ni desafío,
solo una breve declaración del hecho de que ella existe independientemente de
él. Cualquier cosa que ella elija y que él la permite que haga.
Para que luego algunos cataloguen a la sumisa como un ser frágil, inferior y sin personalidad propia, verdad?
ResponderEliminar¿A cuántos dejaría enganchados en la butaca, una escena como esta en el cine? Ufff
Se equivoca quien subvalore a una mujer sumisa...
EliminarUna sumisa acata ordenes, pero la escena de la ducha es de lujo, entiendo que ella es la que se entregó y cumple lo que dice su Amo, pero ella debe conocerle bien para haber hecho esa escena en el baño, sabe que lo provoca sabe que ella está manejando esa situación al ser quien dirige esa escena sabe que lo excita sabe que El pedirá mas otro día, y bueno también recibirá un castigo por apagar la computadora apenas acabó, pero la magia de ese momento quedara en la mente de ambos, de ella por su picardía de El porque la conoce más.
ResponderEliminarmia
Nunca pensé que esa escena de la ducha tuviera tanta relevancia. Está claro que los Dominantes también hacemos algunos milagros...
EliminarFeliz día
Me parece una escena preciosa. Ella es independiente y se entrega porque desea hacerlo. Es dueña de sí misma para cederle ese poder a Él, no por debilidad, sino por su enorme fortaleza. Y su Amo valora esa grandeza, aunque ciertas actitudes de ella puedan requerir un correctivo.
ResponderEliminarEl correctivo tambien lo contempló su Amo...
EliminarBienvenida por este blog, martina...
Me encantó. La emoción, el calor, el pudor, la sensualidad de situaciones como esta, nos son indispensables para los que vivimos una relación en la distancia.
ResponderEliminarSaludos
cinaede, es que me he puesto en el lugar de las personas que viven este tipo de relación "online."
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