domingo, 22 de febrero de 2015

Una mujer sumisa

Una mujer sumisa es muy atractiva. Pero una mujer sumisa fuerte, potente y segura, es puro sexo para caminar. Sumisa, sí, felpudo, no. Una mujer inteligente, fuerte y poderosa tiene opiniones propias, sus propios puntos de vista y puede valerse por sí misma, sabe lo que ella quiere en la vida y, en un momento dado, aparecerá en este mundo de nosotros y conseguirla, es pura lujuria.
¿Necesita un hombre que sea más fuerte que ella? Compruébalo. ¿Necesita que él sea de una integridad excepcional y con valores humanos muy elevados? Un trozo de tarta. ¿Ella exige un compromiso pleno y sin reservas de él? Dálo por hecho. ¿Ella necesita estructura, unos límites, rendición de cuentas, una valla a su alrededor? Me voy a echar una siesta. ¿Ella necesita amor, cuidarla, dedicación, atención, adoración y ser tratada como el tesoro que es? Despiértame cuando hayas terminado.
Una buena mujer sumisa pide muy poco por la enormidad de lo que ella da a cambio. En honor a la verdad, es lo mejor que un hombre puede tener en esta vida.
Cógela por los pelos. “Las tonterías se terminan ahora, cariño.” Abofetea su cara. “Ahora, estás conmigo.”
Dios debió estar de muy buen humor el día que decidió crear a las mujeres sumisas.

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