jueves, 9 de julio de 2015

Las palabras que no puede decir

Una quemazón profunda e interna comienza lentamente. Un calor delicioso que tienta y se burla de todo lo que la excita. La anticipación de lo que está por venir. El fuego instalándose en ella.
Siente mi aliento cálido sobre su oído. Oye mi voz que se atenúa y se llena con una promesa encadenada de pasión violenta, a la vez que le susurro todo lo que voy a hacerle.
La desnudo pieza a pieza, desvelando en la noche su piel pálida centímetro a centímetro. Los escalofríos de anticipación vibrando en su camino a través de ella.
Mis manos facilitan mi camino por su cuerpo. Una caricia suave, una flexión de mis dedos, mi calidez dejando un rastro del hormigueo de mariposas bailando sobre su piel, mientras van hacia su corazón. El fuego se ha prendido.
La fuerza de mi cuerpo envolviendo al suyo y amoldándose para adaptarse al de ella, dejándola sin aliento al pensar en lo que yo podría hacerle.
La sonrisa que baila en mis labios, “una cualidad ligeramente asilvestrada,” diría ella. Un indicio de la oscuridad que mantengo bien escondida, mientras sumerjo mi cabeza para poner una estela brillante de besos sobre su piel.
Lo que yo le dé, lo cogerá y me lo retornará en igual medida. Me devuelve el fuego a mis ojos y sabe que estoy viendo también el fuego en los de ella.
Mis manos bajan y bajan y mi boca, siguiéndolas paso a paso.
El fuego estalla en su vida. Se propaga calentando y girando sobre sí mismo para avivar las llamas de su deseo. Los sonidos suaves que no puede evitar, hacen que las paredes de hielo que ella construyó a su alrededor, empiecen a derretirse.
Sus estremecimientos de temor y lujuria entrelazados, su voz abogando para que la deje perderse, mientras me ruega que siga con esta tortura deliciosa.
Con rapidez y violencia, la tiro en la cama. El tiempo pierde significado cuando ambos tratamos de acercarnos más el uno hacia el otro.
Quiere liberarse, lo anhela y me lo ruega, pero lo rechazo. No he terminado.
Mi mano en su cuello, aferrándose lo suficiente para hacerla saber que aquí, en este lugar, soy yo quien está al frente. Su voluntad ya no importa.
Ella está perdida y consumida por su fuego interior. Su mente es incapaz de centrarse en nada, excepto en las sensaciones. La sensación de que a medida que yo me sumerjo en ella, la llevo más alto y hago que su alma se eleve. La mirada de mis ojos le dice que allí no existe humanidad, sólo crudeza y necesidad primaria.
Ahora, ella no tiene ni dignidad. Ni siquiera se resiste ante mi voluntad. No hay cazadora, ella ya no existe, sólo existe su necesidad.
Las suyas, son lágrimas de frustración caídas. Ella está ahora más cerca de ese filo.
“Más fuerte, por favor. Más profundo, más,” ella me dice.
Las palabras que caen de sus labios se convierten en una larga corriente de mendicidad, de la negación que me rogaría, de tormento, de placer y de su deseo para que le autorice esa liberación final.
Una y otra vez, riéndome, se lo niego, presionándola con más fuerza, mientras sus caderas se levantan para encontrarse conmigo, para llevarla más allá del deseo en un paisaje caótico de sensaciones.
La oscuridad la favorece, no puede aguantar mucho más. El fuego está empezando a dolerle.
Esto es cuanto yo quiero.
Mis dientes se hunden en su piel, sus músculos tensos y los cuerpos arqueados. Juntos nos elevamos sobre la misma cresta y gritamos indiferentes en la noche. Su aliento contenido mientras una ola la golpea.
“Me rindo,” me dice.

10 comentarios:

  1. Un hermoso paisaje a la mente. Un delicioso y exquisito bocado a la perversión naciente de esta sumisa novata . y acompañado lromanticismo que lo caracteriza ¡ oh señor Ben Alí! Es siempreun placer leerle.

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    1. Muchas gracias por seguirme y por tu cumplido...y me alegro que sea un exquisito bocado para tu perversión...

      Saludos

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    2. Eso es merito suyo...
      Buenas noches.

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  2. Precioso y excitante relato de un encuentro llena de pasión y dominación...
    Como siempre me ha encantado leerle y ha parecido que lo he vivido!!!

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    1. Vaya, vesta, qué coincidencia...

      Gracias por seguirme....

      Feliz día

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  3. Este escrito toca el alma. Es como un hechizo.
    La escena y todo el trasfondo me resultan embriagadores.

    rarita

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    1. Rarita, no se cómo te las arreglas para sacarme los colores...

      Buen día

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    2. Y usted se las ha arreglado aquí para sacarme una sonrisa. En serio, he leído la frase y me he descubierto sonriendo.
      Gracias :)
      rarita

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    3. Pues empezamos bien la semana...

      Feliz semana...

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