martes, 28 de julio de 2015

Para siempre

Supongamos que, en vez de que la denegación del orgasmo dure un día, una semana o incluso, un poco más (creo que es bastante duro para la mayoría de las mujeres), supongamos que sólo durase mucho, muchísimo más tiempo. Supongamos que durase un mes o, incluso, varios meses. Eso sería una prueba real de obediencia. Esto pondría a cualquier mujer, incluso, a la más sumisa, en un brete. La puedo imaginar llorando y gritando súplicas sinceras de piedad, angustiados gritos de frustración e incluso, el enfado por la injusticia de todo.
Pero, tal vez, si usted tiene inclinaciones por la sumisión y la denegación, sea algo a lo que usted responde (no le doy la bienvenida. No creo que ninguna mujer la quiera. Sólo que cuando es impuesta, tiene sus compensaciones…), incluso entonces, un régimen draconiano pudiera ser soportable, dado el suficiente entrenamiento, dada la suficiente determinación del dominante, de que ella va a doblar la rodilla ante él sin importarle lo mucho que ella proteste.
Pero, ahora, voy a pedirte que pienses lo impensable. Sobre lo que he estado hablando hasta ahora, no es inimaginable, a pesar de que para el 99 % de las mujeres sumisas nunca sería voluntario que algo tan grave como un periodo de denegación durase varios meses. Pero, supongamos que en lugar de una prohibición de orgasmar a plazo fijo, que él decretara una sentencia de por vida. Supongamos que le dijera que nunca va a correrse de nuevo. Usted se cerraría a ello, usted nunca dejaría de desearlo, pues el orgasmo siempre sería denegado. Sin excepción. Sin tiempo para una buena conducta. Sin ninguna posibilidad de liberación. Esto es lo que quiero y creo que, por mucho que ella se resista, lo quiera y también lo necesite. En última instancia, me lo agradecería, después de haber dejado de odiarme.
¿Piensa usted que esta es la forma en que la locura se asienta? ¿Sólo un lunático podría tratar de poner en práctica ese control total y absoluto? ¿Y sólo una lunática podría aceptarlo? Voy a decir una cosa: Desde luego no es un cambio de juego, ¿verdad? No hay más negociaciones. Ninguna más,  tanto si dice: “si soy una mujer muy buena, si digo que ya está bien, por favor, ¿usted permitirá que me corra?”
Nada de contar más los días que faltan para el final de la prohibición soñando con la madre de los orgasmos una vez que se levante la prohibición y con un futuro de orgasmos interminables delante de usted.
Por supuesto, habría placer. No es que no se pudiera masturbar. No es que no pueda masturbarse. De vez en cuando, le permitiría que se tocara siempre que él esperase que ella lo dejara antes de que fuera demasiado tarde. También habría otros placeres. Por ejemplo, el placer del dolor que, en el fondo, depende de la necesidad que ella tenga de ser azotada hasta que su culo esté rojo y al desnudo. O tener sus pezones retorcidos hasta que el sudor brote de tu frente. Existiría el placer de servir a sus orgasmos. Porque no creo que por el momento, él vaya a unirse a usted en la denegación, al margen de la simpatía entre ambos. Por el contrario, al saber que ella los tiene denegado, él se excita más.
Y luego, por supuesto, es el placer más puro de todo, el placer de saber que ella está haciendo su voluntad. Que está haciendo este supremo sacrificio para él, la renuncia a ese momento de goce y a ese espasmo de éxtasis. Ella se convierte en una monja, en una de las hermanas de la sumisión, dedicándose a servir, renunciando por sí misma a aliviarse sus deseos a perpetuidad.
Por supuesto, el dominante que le haga hacer esto, reconoce sus responsabilidades. Es una pregunta difícil, ¿no? así que él se compromete a darle todo el tiempo y la atención que ella necesita si su voluntad no se debilita. Él sabe lo mucho que esto le está costando y lo muy difícil que le será. Y él está dispuesto a dedicarse íntegramente a sobrellevarlo con ella. Él sabe que a cambio de su sacrificio, necesita consuelo, estímulo, elogio y admiración. Él no va a emitir su edicto y luego encerrarte en una celda oscura y fría (aunque tal vez, una parte secreta de ella pudiera incluso darle la bienvenida, ya que nunca ha desestimado la perversidad de las mujeres sumisas). Va a hacer que ella sienta que vale la pena hacer el último sacrificio.
Pensando sobre todo esto, empiezo a preguntarme si estar condenada a la negación permanente del orgasmo le daría una nueva perspectiva sobre el placer físico y la sumisión. Usted no sería exactamente la misma persona, ¿verdad? Sospecho que afectaría a todos los aspectos de su sexualidad, que ya no estaría orientada a objetivos (¿cuándo me puedo correr otra vez? ¿Esto va a hacer que me corra más rápida? Etc. etc. En su lugar, se trata de alcanzar un estado particular de la mente, lo que los religiosos llaman “un estado de gracia.” Cómo se sentiría eso, no estoy del todo seguro. Yo necesitaría hablar con una mujer que lo hubiera logrado. Pero no creo que esto sea probable en un corto periodo de tiempo. A pesar de que la idea te haya podido intrigar, no creo que te la haya vendido. Al menos, yo, no.

10 comentarios:

  1. Por voluntad propia, mi opinión , supongo que no aceptaría, a menos que hubiera una muy buena razón para ello, siempre hay una esperanza de que se cambie de idea.
    Buen día.

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    1. Anónima, habría que verte en una relacion y situacion real con un dominante con la cabeza bien amueblada...

      Saludos

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    2. Creo que mi dominante,por supuesto, tiene la cabeza bien amueblada...

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  2. Ay señor! jamás había pensado en semejante cosa. Prefiero lo de la gatita mil veces!!! :)
    ¿Y no se pierde el dominante el placer de los orgasmos de ella en sus manos?
    No sé, creo que prefiero alguien que me estimule a "un estado de desgracia". XD
    Déjeme que me tome esto un poco en broma, con su permiso :)
    rarita

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    1. rarita, por lo visto siempre te sorprendo con mis escritos...El dominante sabe compensar la carencia de los orgasmos de su sumisa con otros "placeres."

      Te puedes tomar esto con broma, pero, en mis manos, si deniego los orgasmos a mi sumisa, no tengas la menor duda que mi orden se lleva a cabo...

      Saludos

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    2. No pretendía cuestionar su autoridad, lamento si lo pareció. Simplemente la denegación del orgasmo de por vida me pareció dramático y me lo tomé con una nota de humor. Pero no tenía mala intención.
      Me sorprende con frecuencia, sí. Sobre todo por detalles que marcan la diferencia.
      Reitero mis disculpas
      rarita

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  3. La energia ni se crea ni se destruye....se transforma. En esta propuesta la energia que no se libera con el orgasmo serian ambos sumisa y dominantes capaces de reconducirla y transformarla en algo creativo y sobre todo placentero para ambos ?...un gran reto...apasionante....
    Manuel

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    1. Manuel, tu comentario es la respuesta perfecta para las sumisas que no ven más allá de sus narices..."La energia ni se crea ni se destruye, únicamente se transforma."

      Mi enhorabuena y gracias por seguirme...

      Saludos

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  4. Que dificil reflexión ha lanzado.. sinceramente, creo que la naturaleza en esta circunstancia esta incluso por encima de la lealtad o las ganas de ser buena sumisa.

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    1. No, Anónimo, en este caso, la naturaleza de la sumisa está bajo el control de su Amo...

      Saludos

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