Una de las cosas
favoritas que más me gusta hacer, es que te arrodilles al borde de la cama. Tus
manos atadas fuerte a tu espalda, sin posibilidades de escapar. Tus piernas
abiertas, mientras tus tobillos están atados a las patas de la cama y tus ojos
vendados. La única visión que tienes son las imágenes eróticas de tortura que
estás imaginando.
Entonces, comienzo lentamente y froto tu sexo con suavidad. Al sentir la humedad en tus labios, a medida que los separo, exponiendo todas tus deliciosas partes internas de color rosa, entonces, comienzo a estimular tu clítoris con mi pulgar. Frotándolo, mientras acaricio tu coño con la otra mano.
Tu humedad se
hace más pronunciada a medida que gimes casi silenciosamente. Te inclinas hacia
mí y mi cuerpo te impide echarte sobre el borde de la cama. Mientras te tengo
erguida, empiezo a jugar con tu excitado clítoris, y tus labios hinchados de
una manera agresiva. Puedo sentir que aprietas y tiras de las cuerdas y tu
carne se enrojece, tan roja como una rosa, mientras acaricio sus espinas.
Justo ahora,
cuando veo que tiemblas, te beso de una manera apasionada y sofocante. Tu
respiración, en su máxima expresión. A medida que jadeas para respirar bajo mis
labios apremiantes, fuerzo un orgasmo en ti de una manera violenta, y te agitas
y tratas de liberarte. Pero sigo haciendo estragos en tu coño, mientras que
deliciosamente sufres a través de la intensidad del orgasmo más hermoso que
hayas sentido en mucho tiempo.
Me encanta
saborear tus labios mientras te corres y permitir que sientas mi calor, a la
vez que tu cuerpo se convulsiona felizmente de la manera más erótica.
Besarte
mientras te corres, es un placer para los dos.
No se imagina cuánto le extrañé. Es que sus letras son...
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