Después de leer un comentario en su blog, ella se
molestó porque la percibieran como de tener una auto estima baja y falta de
confianza en sí misma, pero después de leer algunos de mis escritos, pudo ver
cómo esto podría interpretarse, y rectificar de una vez por todas.
Ella tiene treinta y dos años, de mente sana, razonablemente
inteligente y se conoce lo suficientemente bien como para saber lo que es
correcto para ella. Su vida vainilla es buena, tiene una importante red
familiar, grandes amistades, un trabajo en el que se siente feliz y contenta.
Para disipar cualquier comentario de que no tiene una vida “normal,” ha pensado
que, de hecho, sí lleva una vida cotidiana muy normal, probablemente, de la
misma mierda que todas la tienen. Pero, no quiere tratar de su vida vainilla,
porque no interesa, sino de la relación con su Amo que, aunque no sean capaces
de vivir juntos las 24 horas de los siete días de la semana, es igual de
importante para ella. Por ello, no deja de ser su esclava y sumisa cuando no
están juntos. Siempre es su esclava y su sumisa.
De manera muy razonable, ella me dijo que no iba a
seguir la ruta de lo que debería ser una esclava o cómo debería comportarse,
porque puede diferir de una persona a otra. Lo que le importaba era lo que Él
esperaba de ella. Ésta eligió ser su esclava, pero no fue algo que decidiera y
anunciara de un día para otro. Fue más bien, una progresión natural que sucedió
muy rápido. Incialmente, fue ella quien decidió renunciar a su palabra de
seguridad. No hubo ningún tipo de presión por parte de su Dominante para
hacerlo, ni que ella estuviera en contra, sino que se trataba de lo que era
correcto para ella y realmente, fue el comienzo de que se convirtiera en su
esclava. Estaba convencida de que fue una decisión correcta y no se arrepiente
de ello. Admite que la magnitud de lo que ser su esclava significaba le había
impactado hasta el momento en el que su Dominante la puso en una situación, en
la que preferiría no haber estado, y ella no quería hacer. La situación que
viene a su mente es la primera vez que tuvo una sesión con otra pareja, algo
que le preocupó muchisimo. El hombre de la pareja era muy grande, hasta el
punto de ser obeso y, ciertamente, no era alguien que, en absoluto, le
atrajera.
Los cuatro se encontraron en una cafeteria para cenar,
y fue bastante agradable a medida que avanzaba la noche. Se tomó la decision de
ir juntos, si estaban de acuerdo. El tema era, si ella se sentía feliz de
volver a ese lugar, no hablado previamente entre su Amo y ella, porque era
irrelevante. Era su decisión. Si hubiera alguna duda de su nivel de sumisión a
Él, primero habría sido aparente, luego ella podría haber expresado su desdén
por el hombre, y declinar seguir adelante. Por cortesía, podría haber esperado
estar a solas con su Amo en el coche para expresarle su falta de interés, pero
no lo hizo y la idea de hacerlo, ni siquiera se le pasó por la cabeza. El tema
es que no fue intimidada ni arrastrada, pateando y ni gritando a esa situación.
De antemano, ella sabía que llegaría ese momento, hablaron de sus
preocupaciones y miedos al respecto, su fuerza motriz era como la de cualquier
sumisa o esclava, y ese era su deseo y necesidad de agradar.
A medida que su relación ha progresado, y ella ha
profundizado muchísimo, también lo ha hecho su nivel de sumisión y está
descubriendo tanto sobre sí misma que, a veces, le da miedo. Pero sobre todo,
piensa que es liberador. Ella no comprende por qué es como es. Hace mucho
tiempo, dejó de tratar de resolver este dilema y me dijo: “Soy masoquista
(definición del diccionario: Una persona que obtiene gratificación sexual a
través del dolor, la privación o la degradación) y yo, Ben Alí, encajo
perfectamente en esa descripción.”
“Cuanto más dolor recibo, más excitada me pongo.
Incluso, cuando su dolor no me gusta, preferiría no tenerlo. Sin embargo, lo
que sí me gusta, es soportar el dolor y, a menudo, me
reprendo por no poder recibir todo lo que él quisiera y lo que me gustaría dar.
Me encanta la adrenalina de tener miedo y ser vulnerable. Cuanto más horrible
es, más excitada estoy,” ella concluyó.
Se
supone que, donde ella puede ser más difícil de comprender, y que pudiera ser
malinterpretada, es que disfruta teniendo que hacer cosas que no le gustan. Lo
cual, a medida que escribo esto, parece que no tiene mucho sentido. Por lo
tanto, trataré de explicarlo lo mejor que pueda. Su primer disfrute es ser
dominada, contra menos control tenga de sí misma, más segura y contenta estará.
Un ejemplo es su disgusto por desilusionar a una mujer, sin haber disfrutado el
acto en sí (y felizmente, no tendría que volver a hacerlo de nuevo), pero el
tener que hacerlo, porque es lo que Él disfruta, satisface su necesidad de ser
dominada, y contra más tiempo se sienta controlada, en esos momentos, puede
soportarlo y esto es aplicable a otras actividades que no le gustan. En
general, ella suele estar feliz (siempre hay un pero), estas son sus
necesidades y las suyas son las primeras, pero el asunto a recordar es que no
tuviera esas necesidades. Entonces, no estaría aquí, porque satisfacer sus
necesidades y deseos significa someterse a las de su Dominante, ese es el
núcleo de la relación y sobre lo que se basa.
La
realidad es que, a veces, no es agradable para ella, no le gusta cuando su
Dominante le está haciendo algo que no la complace, la desespera, suele pensar
que Él no está siendo razonable, pero si no fuera de esta manera, sólo serían
satisfechas las necesidades de ella, que no es como debería ser y define la
diferencia (en opinión de ella) entre una esclava y una sumisa. Ésta no quiere
ni puede soportar la opción de lo que Él le hace y cuándo. Él es un sádico, así
que, obviamente, parte del disfrute de su Amo proviene de infligir dolor a su
sumisa, sobre ella y, sobre todo, un dolor que no le gusta a ella. No es
“golpeada,” es azotada y sucede que ella lo disfruta. Lo que ella hace en
ocasiones, es una ventaja, y si no lo hace, sería demasiado mala.
Sin
embargo, lo que ella sabe en estos momentos, es que, bien puede estar siendo
herida y sufriendo, pero está a salvo. Conoce esto porque confía en el juicio y
capacidad de su Amo. Pero, lo más importante de todo, es que ella sabe que
nunca la dañará. ¿La lastimaría? Sí, pero hay una diferencia. Ella piensa que
Él tiene un automóvil de lujo muy caro. Le gusta disfrutarlo y, por lo tanto,
desea poder usarlo una y otra vez, por lo cual, deberá cuidarlo después de cada
uso. Nunca la ha azotado con enfadado, nunca ha tenido que gritarle o perder
los nervios para ganarse su complacencia en las ocasiones que se resiste
verbalmente. Él es firme y tiene control, esto la tranquiliza y hace que ella
se someta voluntariamente. Dicho esto, todos somos humanos y podemos cometer
errores por todas las partes. A veces, ella lucha con su sumisión y esto se
manifiesta de varias maneras. Puede ser desgarbada, insegura y lo peor de todo,
irrespetuosa. Como su esclava que es, sus expectativas sobre ella no son
irrealistas, le viene a la mente ser obediente, leal y respetuosa. Cuando ella
titubea, busca que su Dominante la corrija, porque quiere y necesita
complacerlo, y también porque ella quiere mejorar y superarse.
Sin
embargo, por otro lado, no hay escasez de comodidad, apoyo y abrazos. De hecho,
fue ella quien le pidió que la azotara y luego, la dejara durante un período de
tiempo (cuando ella dice de dejarlo, quiere decir en el contexto de obligarla a
permanecer en esa postura e ignorada), porque reclama su afición por la
degradación y la deshumanización (esto es algo que ella debería añadir porque,
hasta ahora, nunca lo ha hecho). La única vez que ella no ha tenido un consuelo
inmediato o palabras de aliento, es cuando la castiga y, ni en esos momentos se
lo merecía o debería esperar, ya que sería su mal comportamiento el que provoca
ser castigada en primer lugar. Lo cual, la lleva al punto a que se desahogue
conmigo y me diera pie a escribir estas reflexiones.
Me
comentó que había sido bastante irrespetuosa con su Dominante y que no había
excusas ni motivos para su comportamiento. Esto no quería decir que su Amo no
le permitiera expresar sus sentimientos, tal como lo ha hecho siempre, de una manera
respetuosa y consciente de que su lugar era como su esclava. Ella falló en
ambos aspectos. Fue castigada en su casa y cuando se encontraran de nuevo, sería
de nuevo azotada con la fusta, poco después de masturbarse sin permiso, y
empeoró la situación por el hecho de que fuera justo después de que le
concediera permiso para masturabarse. Por eso mismo, recibió bien su castigo. La
tanda de azotes se ha ampliado.
Esto
puede parecer excesivo, pero ella presionó demasiado a su Dominante y ahora, se
enfrenta a las consecuencias. Por supuesto, ella tiene miedo de que le duela
bastante y que sean muchos más de los que pueda soportar, pero reconoce que no
es más de lo que se merece y necesita. Los castigos anteriores, por similares
ofensas, no han tenido el efecto deseado. Es grave, pero sólo ella tiene que
culparse, no solamente ha decepcionado a su Dominante, sino que se ha auto
decepcionado ella misma.
Para
terminar, si alguna vez, llegara el caso donde su Dominante necesite entregarla
a otra persona para que la castigue, probablemente, ese sería el punto en el
que ella se iría, porque vería que eso es un rechazo y no podría soportarlo, ni
tampoco se enfrentaría.
Al
final del día, ella no debería preocuparse por lo que otras personas puedan
pensar de su relación con su Amo, ella no tiene que dar explicaciones a las
personas que no conoce y, ni mucho menos, a las que tampoco la conocen.