A través de los
años, por varias personas que han flotado dentro y fuera de su vida, ella ha
sido retada a pensar sobre sus fantasías más afiladas, de una manera diferente.
Al dar un paso fuera de su propia zona de seguridad auto impuesta, al hacerlo
ha encontrado una mayor aceptación de sí misma. En
muchos sentidos, ha sido un viaje largo y muy extraño, pero, como un viejo
amigo está acostumbrado a decirle: “No hay mucha más libertad al otro lado del
miedo.” Extrañamente, esto le ha demostrado ser una verdad en su sexualidad, tal
como lo ha sido en otras parcelas de su vida.
Me gustaría
desafiar – a mis lectoras – a hacer lo mismo. Abrir tu mente y alejar tus
miedos, el miedo a ser juzgado. Si no tuvieras miedo… podrías explorar
absolutamente cualquier cosa que quisieras sin el miedo a ser juzgado, la
preocupación de la falta de una pareja adecuada, o el miedo social o las
represalias legales… ¿dónde te llevarían tus fantasías? Piensa sobre tus
límites – tanto suaves como difíciles. ¿Por qué están los límites? ¿Por qué piensas que son social o moralmente
inaceptables? O, ¿es simplemente por tu miedo?
Como
modesto conocedor de la condición de la mujer sumisa, e imagino que esto es
probablemente verdad en el 80 % de la población sumisa, ella tiene una
respuesta estándar cuando un dominante le pregunta sobre sus límites. Pero,
¿qué pasa si ella mira a esos límites de una manera diferente? ¿Qué haría si
abriera su mente a la reconsideración.
Vamos
a dar un paso más y pensar sobre el innato deseo de agradar a sus dominantes. Por
lo general, la mujer sumisa es una persona ávida por complacer a la gente,
algunas veces en su propio detrimento. Pero, complacer a su Dominante, es un
nivel muy elevado en su lista de prioridades. Supongamos que él le pide hacer
algo de su lista de límites difíciles. ¿Pondría ella de lado sus propios
sentimientos sobre esto y lo haría para agradarle? Y si ella no quisiera, ¿qué
clase de sumisa le hace ser?
El
proceso de pensar en esto, podría llevarla siempre alrededor de unos círculos.
Entonces, ¿cuán lejos tiene que llegar para agradarle? ¿Está bien dejar a un
lado sus propios límites para agradarle? ¿Es justo para él, pedir que ella ponga
al margen sus propios límites para su propio placer? ¿Es aceptable ser sumisa a
un hombre que, incluso, le pide dar un paso más en esos límites establecidos?
Y
peor, ¿si fueran sumisas a un hombre que nunca esperase que ellas hicieran otra
cosa que se encuentre dentro de su seguridad confortable? ¿No sería aburrido
después de un tiempo? Personalmente,
opino que a la sumisa convencida, valiente y que se precie, le gusta ser retada
y desafiada. De lo contrario, se aburriría. Y dudo de que quisiera estar unida
a un Dominante que no le pida que se abra, abrirse para complacerle, al igual
que para crecer y aprender.
Y, por si acaso, a las sumisas que me leen, que
piensen si estarían dispuestas a admitir o hacer algo por lo contrario que
normalmente hacen. Muchas sumisas me dirán que les gustarían un spanking muy duro
(algunas saben lo que hacer…), pero, ¿cuántas saldrían y dirían que admitirán
realizar sus deseos más oscuros.
Sé valiente. Admítelo. Hay mucha libertad al otro lado
del miedo.
Creo que por lo menos una vez en la vida todas pasamos por un momento de inflexión, el mío lo tengo muy presente y es cuando todo cambió, se puso de cabeza y empezó a avanzar a una velocidad superior a lo que podía asimilar, dejó de importarme el qué dirán y me descubrí pensando en mí, principalmente, pero ... Empujar límite por placer/satisfacción del dominante es y seguirá siendo prioridad, alguna vez habrá que me sobrepase el pedido pero estoy segura que se puede hablar.
ResponderEliminarSi no tuviera miedo, sí, definitivamente haría muchas cosas que hoy solo pienso y deseo.
Buen fin de semana, un abrazo