Adorar la verga es parte de su sumisión. Conozco a algunas mujeres a las que les han encantado desde el primer momento.
Esa fue una de ellas.
Su sumisión implica mucha internalización de los deseos de Él. Con exactitud, ella no pensaba de esa manera, pero ahora se está dando cuenta. Esto forma parte de su conversión interna en sumisa. Es cierto que, al esforzarse por complacerle, ha descubierto que los deseos de Él se han convertido en los deseos de ella. Sus deseos son los de ella. Al menos, algunas veces.
Cuando Él la ayuda, todo fluye más rápido.
En este caso, la ayuda con azotes complementarios, a veces, con la mano, palmeta o la fusta. Y orgasmos, muchos orgasmos.
¿Por qué le encanta a ella succionar su polla? Porque ese pene pertenece a su Dominante, y porque al chuparlo, lamerlo y acariciarlo es una de las mejores maneras que ella puede complacerle. La enloquece la forma en que, a veces, es suave al principio, y cuando se rigidiza en el interior de su boca. A ella, le encanta mirar su cabeza inclinada hacia atrás y sus ojos cerrados de placer. La derrite, cuando Él la ordena que se arrodille a sus pies, y le dé placer. La transforma, cuando presiona su garganta con fuerza y virilidad, y la convierte en nada más que en un instrumento de su placer. Le adora, cuando Él se corre. La excita, cuando la llama la zorra de su pene. Le gusta limpiarle después su vástago con su lengua. Le encanta el hecho de que, a veces, la obliga a hacerlo hasta que su mandíbula está dolorida y sus labios magullados. Se trata de poder, control y placer, todo envuelto en un revolutum delicioso.
Y, porque ella adora al hombre que la posee, adora su polla.
Es una extensión suya y es motivo suficiente para disfrutarla.
ResponderEliminarEl deseo de complacerlo ... El deseo de complacerse complaciéndolo.
Otro abrazo