Aquella mujer, se inició tardíamente en la
experiencia del orgasmo. Lamentablemente, ella ha estado casada durante todos
estos años con un hombre que nunca ha cumplido su rol de darle placer a una
mujer. Durante años, esa mujer intentó enseñarle lo que necesitaba para
hacerlo. Pero, como ella misma era una novata, no fue sorprendente de que
fallara.
Durante un tiempo, antes de que ella
descubriera las posibilidades de un vibrador, experimentaba orgasmos mientras
dormía, durante los sueños, y se desesperaba con los latidos de su vagina. Sin
embargo, aquella mujer ya tenía cuarenta y pico de años, cuando experimentó el
primer orgasmo que le dio un hombre. Durante dos décadas, tuvo una relación con
un hombre – su marido - que fue incapaz de tener relaciones sexuales completas.
Durante un tiempo, la habilidad que demostró con sus dedos, fue casi todo lo
que esta chica pensó que quería. Pero, cuando empezó a explorar qué otras
experiencias podrían existir, supo que esto no era suficiente. La relación con
su primer Dominante le enseñó algo de sumisión, dolor, humillación y su
relación con el orgasmo. Por primera vez en su vida, esa mujer comenzó a
comprender el poder de este fenómeno y lo que podría significar para el sentido
de su íntimo bienestar.
A esa sumisa, se le permitió un espectro
libre de orgasmos de acuerdo con la voluntad de su primer Dominante. Al
comienzo de esa relación, hubo un cierto control de sus orgasmos, inclusive, en
momentos que no estaban juntos. Pero, esto no continuó. Su Dominante la amaba
para correrse e hizo muy poco para controlar sus placeres solitarios, incluso
cuando estaban juntos, aunque, a veces, Él le indicaba que se contuviera, que
se controlara.
En realidad, la forma en que su Dominante
controlaba los orgasmos de ella, puede no ser muy diferente a la de su
experiencia previa. Después de todo, a su Señor también le encanta que su chica
se corra y se le permita que orgasmase mucho. Él sabe que la experiencia de sus
orgasmos pone a esa mujer en un lugar óptimo y siente que, si ella necesita correrse,
deberá hacerlo. Pero, en realidad, esa sumisa lo siente diferente.
Su Dominante es el dueño de sus orgasmos y
ella debe pedírselos, a menos que Él le haya dicho que pueda correrse a
voluntad, lo cual hace que no va a poder hablar o esperar a que necesite
correrse mucho. Lo cual, es más, ahora le dice que se corra o algo así a su
sumisa. Cada vez que ella se corre, debe agradecérselo y decirle que el orgasmo
le pertenece a Él.
Su Dominante ha entrenado a esa mujer para
correrse de acuerdo con su voluntad. Para empezar,
él contaría mientras la acariciaba, aumentando gradualmente el número dentro de
ese conteo. Luego comenzó a descansar la mano sobre el pubis de su sumisa y
exigirle que se corriera. Por alguna razón, parece que ella puede correrse, bajo
demanda, de esta manera en su presencia.
Pero
no es sólo el control del orgasmo, o el orgasmo bajo demanda, lo que es muy
diferente. Sino la forma en que ella siente que contribuye a su sumisión. Cómo
la ayuda a centrarse en Él y en sus necesidades, cómo la calma y la convierte
en Su chica. Luego, cómo ayuda a ponerla en el subespacio y cómo eso profundiza
su sumisión y la centra en Él y en Sus necesidades. Y así, día a día.
Un
fin de semana, después de haber pasado dos noches y un día juntos, su Señor recibió
montones de orgasmos de su sumisa. Ésta también tuvo la suerte de haber estado
sesionando con Él dos días más tarde. Ella se volvió a familiarizar con los
dedos de su Amo y su vibrador. Ella fue capaz de orgasmar mientras estaba
recibiendo muchos y diferentes estímulos, unos dolorosos y otros placenteros,
probablemente asistida con algunas ataduras. Durante otro fin de semana, esa
mujer también ha experimentado orgasmos con la verga de su Señor muy dentro de
ella. Estos orgasmos son definitivamente diferentes de los forzados, con o sin
contacto, y también de los que ocurren con el uso de un vibrador.
La
sumisa protagonista de esta historia puede ser un poco adicta a los orgasmos,
pero también es adicta a su sumisión, en especial, cuando se encuentra en ese
estado profundo de inconsciencia debido a su placer. Indudablemente, también es
adicta a su Dominante.
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