Hoy, ámame despacio.
Enloquece
mi cuerpo de reloj de arena,
que
tu tiempo sea el principio de mis caderas,
déjate
llevar y apaga tu reloj.
Déjame
explorarte hasta diluirme en tu entrepierna,
que
la locura de nuestro acople
inunde
este espacio de aromas,
sublimes
de amor y de besos ardientes,
despacio...
Nadie
te espera,
nadie
me busca,
sólo
tú y yo, amándonos,
comiéndonos,
despacio,
muy despacio,
que
nuestra noche apenas empieza.
Despacio,
muy despacio
deja
que mi cuerpo se funda entre tus manos,
despacio,
muy despacio,
deja
que tu lengua me torture de placer,
despacio,
muy despacio,
te
haré sentir que nuestras carnes son inocentes,
que
no las han tocado otras manos,
que
nos descubrimos en este instante,
despacio,
sólo
así te llevaré al cielo...
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