Estaba mirando minuciosamente mis
estadísticas mientras me preguntaba sobre qué escribir y cómo empezar. Después
de tanto tiempo escribiendo sobre esta temática, hay veces en las que las ideas
no fluyen, cuando me di cuenta de que algunas veces, las palabras “el placer de
la sumisión,” las uso como reclamo para atraer gente aquí. Al mismo tiempo, reflexionaba
sobre los desafíos de mantener este tipo de relaciones sobre la realidad de ser
sumisa o dominante, pero también sobre algunos de los eventos sexuales tan
maravillosos y eróticos que conlleva.
Ella, mujer casada y sumisa,
tenía el desafío de ver a su Amo un día a la semana que, por lo general, lo
tenía reservado para ella, su esposo y familia, y lo que significaba para ella.
Pero, por supuesto, era el reto del placer de la sumisión lo que la inducía a
buscar el tiempo para pensar en la forma de hacerlo realidad.
De todos los aspectos de esa “cosa”
llamada D/s, era la sumisión la que le brindaba el mayor placer. Es someterse a
Él lo que hace sentir con lo que es ahora, en comparación con lo que era. Por ejemplo,
meses atrás antes de conocer a su primer Amo. En el exterior, por supuesto, en
su vida diaria, no es diferente, ni más ni menos sumisa. La única forma en que es
diferente, es como ella se siente por dentro. Lo que siente por ella y por las
cosas que hace y comparte con su Dominante. La complace algunos de los símbolos
de sumisión por los que pasa. Como cuando va a encontrarse con Él, prepara su
cuerpo, llega, se arrodilla, le lame su verga, y Él le pone el collar.
Pero, llegado a ese punto, a
menudo después de un largo y tenso viaje por algunas de las carreteras comarcales
y difíciles de su región, lucha por someter su mente a Él. Con frecuencia, ella
nunca ha sido muy buena en darle vueltas a su cabeza en este aspecto. Durante bastante
tiempo, pensaba que era porque su boca pudiera estar seca, pero incluso, cuando
ha estado bebiendo agua durante la jornada, ella lucha. En parte, a ella se le
ocurre que, la verdadera razón es, porque ambos están un poco ansiosos y, en
parte, porque todavía no está completamente en el estado de ánimo sumiso, en el
que ella, necesita entrar. Pero, durante el transcurso del día/tarde/noche
juntos, ella puede someterse a Él cada vez más y más, no solo de manera sexual,
sino emocional y, con eso viene el placer, no sólo de la excitación sexual,
sino de la sumisión.
Un par de noches atrás, ambos
estaban discutiendo sobre las cosas que les gustaban hacer juntos. Su Amo le
dijo que la postura favorita para cogerla era estando ella sobre sus manos y
rodillas, las piernas separadas, el trasero al aire, ya que Él consideraba esa
pose más sumisa y la más atractiva. Cuando ella está en esa posición, no puede
hacer mucho, aunque puede tocarse, si Él se lo ordena. En cambio, su Amo puede
acceder a cualquier parte de su cuerpo, si Él lo desea. Puede ponerle las
pinzas en los pezones o clítoris, puede presionar su polla en su boca, culo o
coño, lo que Él elija.
A ella, también le gusta esa
postura, ya que cuando Él elige dónde meter su pene, en cualquiera de los dos
últimos agujeros, ella es muy consciente de que la penetrará en profundidad y
disfrutará de la experiencia. Pero también, ella sabe que experimentará el
placer de la sumisión, si Él le permite o no, tener un orgasmo en ese momento.
Por lo tanto, cuando ella se
preocupa de que esta relación sólo sea sobre sexo y lujuria, recuerda que,
incluso, si no comieran juntos, charlaran juntos, se rieran juntos y vieran películas
juntos, siempre quedará el placer de la sumisión. Para ella, creo que de eso
trata todo esto.
Hoy solo disfruto la lectura y las imágenes que proyectan, al igual que algunos recuerdos que han venido y agradezco.
ResponderEliminarBuen fin de semana, un abrazo
Buenas tardes, Mujer de Negro. Es que los recuerdos a los que te refieres, nos dan vida y aumentan nuestros deseos cuando han sido sana y apasionadamente compartidos. No son fáciles de olvidar.
ResponderEliminarBesos mil...