sábado, 17 de octubre de 2020

Un día al aire libre

 Ese día, ella superó todas sus expectativas y más. Por alguna razón, el sexo al aire libre era una de las cosas que ella siempre había querido hacer. Sería cierto decir que, en el pasado, ella se masturbó con un amigo, pero nada del nivel de lo que su Dominante y ella hicieron ese día.

Después de dejar a su esposo con sus amigos en el fútbol para que tuvieran su propio día de partido y bebidas, ella se dirigió a la estación del tren, a unos pocos kilómetros de su casa, para recoger a su Amo. En ese trayecto, ella se detuvo, siguiendo las instrucciones recibidas, y se puso las medias y los ligueros debajo del vestido de verano. Sorprendentemente, pudo ponerse las medias con costura, con la costura recta, estando sentada en el asiento de la conductora. Al conducir con su falda alrededor de su cintura, siempre siguiendo las instrucciones de su Dominante, y mostrando la parte superior de las medias, se sentía visible, pues le parecía algo excitante. Su Señor se puso muy contento cuando se subió al coche, dándole una idea de lo que vendría al acariciar su sexo, el clítoris y encontrarla mojada al instante. “Predecible,” diría ella. Luego le puso el collar para indicarle que habían comenzado el día.

 

Se dirigieron hacia un aparcamiento de coches en el límite de un bosque, donde recibió instrucciones para que le hiciera una felación a su Amo. Y recibir unos jugos preliminares muy agradables. Le ayudó a quitarse el juguetado, y luego, salieron las pinzas de los pezones, que aplicó antes de que se introdujeran en el bosque en busca de un lugar apartado. En particular, esa zona es un gran sitio para caminar sin perro, sin bicicleta, montar a caballo o hacer un picnic, pues la gente se suele aferrar a los senderos y, en cuestión de minutos, se puede estar en una zona donde es muy poco probable que la gente vaya. Encontraron un lugar idóneo. Instalaron su manta, sus viandas, sus bebidas y lo propio en esos asuetos. Lamentablemente hacía un poco de fresco para desnudarse por completo, pues ese lugar estaba tan apartado que lo hubiera hecho.

 

En las horas siguientes, se dedicaron a hacer cosas muy bonitas, y otras, traviesas. Su Dominante pasó mucho tiempo explorando cómo producirle más dolor en sus pezones, llevándola al borde una y otra vez. Esto lo hizo en todas las posturas y también atada a uno de los árboles. Lo culminó con un gran orgasmo que ella ni siquiera pudo cuantificar. Posteriormente, le aplicó una pinza a su clítoris, jugó con sus pezones, y la penetró provocándole el mejor orgasmo que ella haya tenido durante una penetración sexual. Llevaban comida abundante. Su Amo había comprado algunas cosas muy buenas para comer y también se lo pasaron muy bien besándose, acariciándose y abrazándose.

 

A medida que avanzaba la tarde, recogieron las cosas y dieron una vuelta por los caminos hacia el coche. No por la ruta más directa, pero deteniéndose varias veces para que le chupara la polla o para tocarle a ella varias partes de su cuerpo, el cual era fácilmente accesible para Él, gracias a su holgado vestido, y sin ropa interior.

 

El final ocurrió en una zona que tenía una mesa de picnic que parecía no haber sido utilizada para comer en mucho tiempo. Probablemente, porque estaba situada en una zona no fácil de encontrar, a menos que un tipo de explorador fuera como su Amo que, obviamente, lo era. Este era el lugar que su Dominante eligió para tener su último sexo anal del día. Y chico, ¿estuvo bien? La última vez un problema de barriga significó que ella no lo pudiera disfrutar con su Dominante, pero ese día realmente lo disfrutó. A medida que ella se iba acostumbrando a la sensación y podía relajarse en el maravilloso pene de su Dominante, sentía que se estaba acercando a poder correrse mientras su Amo la tenía penetrada. Su Amo dijo que se podía decir que estaba cerca y ella se preguntaba si podía pedir correrse. No del todo, tal vez, la próxima.

 

Ese fue el día al aire libre. Se dirigieron a una cafetería cercana y se tomaron un café en el jardín. Ella se dirigió al baño para asegurarse de que se veía presentable y para ponerse el sujetador. Lo necesitaba para entonces ya que sus pezones estaban bastante doloridos y sensibles. Y luego, se dirigieron de regreso a la estación.

 

Ella tuvo un gran día que estuvo a la altura de sus esperanzas y sueños y que siempre pervivirá en ella.

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