Pregunto: “¿Qué
entiendes por la “expresión adoración” del pene?
Yo estaba sentado en un
sillón, mientras ella estaba arrodillada entre mis piernas. Sus bragas eran, por lo que recuerdo, de satén negro. Aparte de
esto, ella estaba desnuda.
“No soy muy religiosa,”
me dijo.
Yo sonreí. “Es un
ritual secular.”
“Bien,” dijo ella. De
acuerdo. “Creo que podría intentarlo.”
“Desnúdame,” le dije.
“Todo, menos la camisa.”
Ella desabrochó mi
camisa, pero no la quitó. Deshizo el nudo de los cordones de mis zapatos, los
sacó de mis pies, luego los calcetines y los puso cuidadosamente en los
zapatos. Desabrochó mi cinturón y luego, mis pantalones. Me los quitó, dejándome
puesto los slips hasta que dobló los pantalones. Cuando hubo colocado los slips
encima de los pantalones en el sofá, que estaba a mi lado, se volvió hacia mí y
se sentó contemplando mi pene. Todavía no estaba tieso, pero había crecido y
estaba grueso.
“Muéstrame lo que sabes
hacer,” le dije. “Lo quiero pronto, si es necesario.”
Ella agarró la polla
delicadamente entre sus dedos índice y pulgar. Se inclinó sobre ella y
suavemente la besó en la punta.
“No eches el prepucio
hacia atrás hasta que yo te lo diga,” le dije. “Empieza a besarlo.”
Ella frunció sus
preciosos labios rojos y besó todo el largo de la polla por detrás, hasta que
llegó a los testículos.
“Cógelos con tus manos,”
dije.
Ella acuñó mis
testículos entre las palmas de sus manos a la vez que los apretaba con cuidado.
“Puedes apretarlos un
poco más,” le dije.
Ella apretó un poco más
fuerte. Suspiré con mucho placer. Se inclinó y besó mi polla de nuevo, en la
base, justo donde se une al escroto. Experimentalmente, ella mordisqueaba la
piel. Veía como sus dientes cogían un pliegue de la carne e intentaba morderla.
“Mmmmmmm...,” le
dije. “No sé si esto es culto, pero es
bueno.”
Ella empezó a besar de
nuevo por detrás de mi pene. Cuando llegó a la parte superior, sacó su lengua y
lo lamió alrededor hasta el borde del prepucio y, entonces, introdujo su punta
en el interior del pequeño agujerito, presionando delicadamente con su lengua
por el conducto de la uretra. Su lengua se deslizó hacia debajo de mi pene y
empezó a lamer mis huevos.
“Pon uno en tu boca y
lo chupas,” le dije. “Pero, ten cuidado.”
Con cautela se la metió
hacia dentro. Me sentí vulnerable a la vez que ella rodaba mi testículo en el
interior de su boca.
“¿Puedes meterte el
otro?” le pregunté.
Ella asintió con la
cabeza, chupando el otro entre sus labios y dentro. Sentí su lengua
presionándolos contra el fondo de su boca. Al mismo tiempo, cogía mi polla
entre su mano y la apretaba con fuerza. Gemí en voz baja. La deje que gozara
por un tiempo, ella estaba disfrutando con la succión y apretaba.
“Muéstrame cómo te
sientes con mi polla,” le dije. “No seas tímida. Déjame ver cuánto la amas.”
Ella levantó su cabeza
lejos de mis huevos y miró a mi polla durante un rato, mientras la sostenía en
su mano. Se inclinó para besarla de nuevo, entonces, empezó a frotarla
suavemente contra su mejilla. Cerró sus ojos y su cara adquirió una expresión
de reverencia, rozaba la polla con sus labios, la frotó contra el lado de su
nariz y a través de sus párpados. Me conmovió.
“Tira del prepucio
hacia atrás ahora,” le susurré. “Métetela en la boca.”
Peló el prepucio hacia
atrás con su mano. Muy despacio, lo envolvió con sus labios encantadores
alrededor de la base del glande. Sentí la suave presión mientras succionaba y,
entonces, sentí su lengua deslizándose alrededor en el interior de su boca,
acariciando el capullo que temblaba. Era una sensación tan intensa que suspiré
en voz alta y mis ojos en blanco hacia arriba.
Sentí una oleada de
lujuria. Me puse de pie y agarré la parte posterior de su pelo, forzando su
cabeza hacia atrás. Le dí a comer mi polla, presionándola en su interior,
sacándola despacio antes de chocarla nuevamente contra su garganta. Empecé a
follar su boca, empujando desesperadamente, tratando de correrme. Pensaba en
darle la vuelta, forzar mi polla en su coño o incluso en su culo. Quería
penetrarla por todas partes a la vez.
Puedo ser muy lujurioso
en cuanto al sexo se refiere. En otras cosas, no soy una persona lujuriosa, por
ejemplo, con la comida. Pero, en cuanto a lo sexual, quiero más y más. Si una
mujer me manda una foto sexy, quiero cinco más. Si hago que se corra, quiero
que se corra una y otra vez. Puede ser que esto no sea bueno. Puede ser que sea
algo sobre lo que yo tenga que trabajar. De cualquier manera, esta vez resistí
el impulso de cogerla cada vez que yo pudiera. Seguía penetrando su boca.
Estaba frotando mi polla ahora. Como un montón de hombres, creo. Necesito esa estimulación
extra para llegar a la boca de una mujer. Dios sabe cuán excitante es hacerlo
de esta manera y por qué yo necesito darme esta ayuda con la mano, no lo sé.
Pero tiene su truco. La saqué antes de que me viniera el orgasmo y le rocié la
cara con mi semen.
Ella fue iniciada.
Qué deliciosa descripción: "Se inclinó para besarla de nuevo, entonces, empezó a frotarla suavemente contra su mejilla. Cerró sus ojos y su cara adquirió una expresión de reverencia, rozaba la polla con sus labios, la frotó contra el lado de su nariz y a través de sus párpados"
ResponderEliminar.... justo eso es la adoración del pene. Olfatearlo lentamente, grabar su olor en tu mente,pasarlo por tus mejillas, sentir como despiertan todos tus sentidos de perra en celo por tu Dueño.
Yo no soy un sex simbol pero tengo un pene grande y desde que me inicié en el sexo, el sexo oral fué un protagonista. Tengo casi 40 y puedo decir que salvo una sola mujer, todas las demás me han brindado sexo oral. Desde los 24 a los 25 años tomé conciencia que podía pedir mas, cuando estuve de novio con una chica. Ella era muy bonita y retraída, estudiante de filosofía, una intelectual. El sexo oral con ella era casi diario. Al principio yo llegaba, charlábamos en su habitación y teníamos sexo. Luego pasando los meses ella sola abría mi bragueta y realmente me adoraba, me miraba, me sopesaba, me olía, se frotaba en su cara mi pene, me lo besaba y chupaba. Aunque nunca me permitió eyacularle en la boca. Hasta el mismo día que me dejó, luego de decirmelo y negarse a razonar me dijo que vayamos a la habitación y allí me dijo que quería mamarme por ultima vez, me bajó la bragueta se arrodilló y me adoró el pene y cuando empecé a temblar y latir me mamó como si fuera un biberón.
ResponderEliminarLuego con mis siguientes novias las traté de educar en eso y lo logré bastante bien. Me encanta verlas frotándose mi pene en sus caras con los ojos cerrados. Yo se que la confianza que les doy y mi tamaño ayudan para lograr eso. Me encanta prender todas las luces para mostrarme y verles la cara de fascinación o sorpresa la primera vez que me ven erecto. Yo sigo siendo un hombre libre a los 39 y desde chiquillas de 20 hasta maduras de 56, todas las que estuvieron conmigo desde los 25 años mas de 2 meses las fuí llevando y ayudando para convertirse en adoradoras de mi pene.
Lo que mas me costó es lograr que beban mi semen, que es lo último que pido. hay que ser comprensivo con eso, saber escuchar y tener paciencia sin olvidar de ser persuasivo, ya que el objetivo es firme. Tienen que entender que luego de un tiempo ya no es opción mamar y no estar dispuesta a tragar mi semen. Luego de 4 o 5 veces a modo de intento lo importante es eyacularle en la boca lo mas asiduamente posible, si es posible diariamente. Con una chica que estuve 3 años que era recepcionista de un cliente y abria la oficina y yo iba y desayunaba con ella. y como el dueño no llegaba hasta las 12hs era la excusa perfecta para entrenarla. me levanté temprano al menos 2 o 3 veces a la semana por el primer de los 3 años para ir con ella antes de mi trabajo. Y eso acompañado con la adoración es una experiencia completa. Escribo esto porque me gustó el texto y creo que valía la pena comentar mi experiencia. Lo publico como anónimo, porque digo la verdad, no vengo a hacerle el galán ni a mandarme la parte. Soy anónimo, no soy nadie, pero es mi experiencia real en tanto a la adoración del pene.