Los
dominantes hablan mucho del control y, de una manera u otra, todos nosotros
buscamos controlar a nuestra sumisa. Existen muchas maneras de hacer esto,
desde el spanking a las ataduras y hasta la forma de hablar. Algunas maneras
funcionan mejor que otras, unas requieren más conocimiento para llevarlas a
cabo, otras son simples. Muchas historias hablan del mítico dominante con el
control total y esto, como la perfección, es un mito.
El
control es algo extraño… Bueno… control. Es un concepto fluido y en las
relaciones siempre cambiantes gobernadas por el intercambio de poder, necesitan
ser libres para que fluyan. La paradoja del control es que para conseguir más
de él, debes dar algo del mismo. A menudo, me pareció que todos los relatos que
leía sobre las relaciones de intercambio de poder se habían desmadrado, fue porque el dominante o líder de la pareja
tenía la intención de asumir todo lo que él tenía derecho. Coger cualquier cosa
que la sumisa esté dispuesta a darle, cogerla dándole las gracias y, algunas
veces, parecía que apenas se disfrutaba antes del siguiente nivel que se
exigía.
Este tipo de
dominación implacable tiene un lugar, pero debe haber un equilibrio entre dar y
compartir. La sumisa debe conseguir algo de la relación más allá del derecho a
servir. En algún momento, al ganar más control, tienes que dar algo a cambio.
Alguna decisión, un pequeño momento de creatividad, una oportunidad de estar en
lo cierto y crecer es lo que alimenta el deseo de servir. El abandono
momentáneo del control, en una especie de ying/yang, volverá envuelto en
lealtad, en mucho más servicio, en mucha más adoración y, a su vez, en mucho
más control.
Cualquier
persona que termine como siempre exitosamente el cubo de Rubrick o juegue al
ajedrez sabe que para ganar hay que deshacer parte de lo que has hecho o
renunciar a una pieza para lograr la meta. Como sucede con el control, contra
más tome y más corto lo tengas, menos tendrás. Deja que fluya, da algo a
cambio, no lo mantengas muy corto y conseguirás todo lo que necesitas, y esto
será suficiente.
Se parece a un buen recuerdo, conocerse, la unión la despedida, lágrimas y la huella de lo sucedido, sólo como diferencia un dolor es físico y el otro brota directo del alma, o quizás ambos vienen del alma.
ResponderEliminarSaludos Caballero