Es notable y, de alguna manera
sorprendente, cuando se piensa sobre cómo se expresan muchos y únicos
atrevimientos desarrollados e, incluso, enseñados y aprendidos en el mundo de
la D/s. Sin embargo, para todos los exhibicionismos físicos de las personas
interesadas en este mundillo, ya sea a través de eventos, literatura, blogs, sesiones y otros medios de comunicación, existe una
plétora sorprendente de individuos mentalmente ignorantes que carecen de la
comprensión y el respeto, cuando se cometen o cometemos locuras que no
satisfacen ni a ellos mismos.
Para los que empiezan en la D/s,
os doy un ejemplo. Tengo una amiga que es masoquista y tiene la habilidad para
inducir a que la sometan con mucha dureza. Esto no significa que, cada vez que
tenga una sesión, es lo que tenga que suceder, por el simple hecho de que exista la intensidad y el
trasfondo de un posible riesgo, claramente tangible con la mayoría de las cosas
que hace.
Hay gente que, no solamente
comprenden sus intereses o lo que le gusta, sino también que, por su falta de
educación, sienten que es lícito cuestionar su criterio y habilidad para ser
responsable, consciente del riesgo del participante. También, algunas de estas
personas ofrecen la idea de separar a los Dominantes atrevidos más destacados
de lo que es, con frecuencia, comúnmente aceptado y practicado.
¿Quién decide aquí? ¿Quién toma
la decisión en cuánto qué constituye exactamente
esa especie de juego de alto riesgo, en el cual debería existir una zona
separada y necesaria? Y digo yo, ¿cuál es el momento para permitir que ese tipo
de dominante esté dentro de la zona de confort y seguridad bendecida a la que
me gustaría llamarla ignorancia? Los dominantes responsables profesamos tener
tolerancia, comprensión y aceptación como persona, comunidad o como grupo. Como
ella me comenta, “no creo que estemos divididos entre nosotros mismos con las
ideas o pensamientos de que “mis locuras están bien, pero las tuyas son
malísimas” y sean propicias para el crecimiento o el desarrollo de nuestras
íntimas inquietudes.
Como adultos responsables,
somos capaces de elegir. Como adultos conscientes, sabemos aceptar y reconocer
las decisiones de los demás.
Como personas locas,
“jugadoras” y con estilos de vida definidos, respetamos la elección personal
como algo inherente a todos los participantes de la D/s y lo hago extensivo a
los de la BDSM.
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