viernes, 23 de noviembre de 2012

Atrevida ella, atrevido yo


Es notable y, de alguna manera sorprendente, cuando se piensa sobre cómo se expresan muchos y únicos atrevimientos desarrollados e, incluso, enseñados y aprendidos en el mundo de la D/s. Sin embargo, para todos los exhibicionismos físicos de las personas interesadas en este mundillo, ya sea a través de eventos, literatura, blogs, sesiones  y otros medios de comunicación, existe una plétora sorprendente de individuos mentalmente ignorantes que carecen de la comprensión y el respeto, cuando se cometen o cometemos locuras que no satisfacen ni a ellos mismos.

Para los que empiezan en la D/s, os doy un ejemplo. Tengo una amiga que es masoquista y tiene la habilidad para inducir a que la sometan con mucha dureza. Esto no significa que, cada vez que tenga una sesión, es lo que tenga que suceder, por el simple hecho de que exista la intensidad y el trasfondo de un posible riesgo, claramente tangible con la mayoría de las cosas que hace.

Hay gente que, no solamente comprenden sus intereses o lo que le gusta, sino también que, por su falta de educación, sienten que es lícito cuestionar su criterio y habilidad para ser responsable, consciente del riesgo del participante. También, algunas de estas personas ofrecen la idea de separar a los Dominantes atrevidos más destacados de lo que es, con frecuencia, comúnmente aceptado y practicado.

¿Quién decide aquí? ¿Quién toma la decisión en cuánto  qué constituye exactamente esa especie de juego de alto riesgo, en el cual debería existir una zona separada y necesaria? Y digo yo, ¿cuál es el momento para permitir que ese tipo de dominante esté dentro de la zona de confort y seguridad bendecida a la que me gustaría llamarla ignorancia? Los dominantes responsables profesamos tener tolerancia, comprensión y aceptación como persona, comunidad o como grupo. Como ella me comenta, “no creo que estemos divididos entre nosotros mismos con las ideas o pensamientos de que “mis locuras están bien, pero las tuyas son malísimas” y sean propicias para el crecimiento o el desarrollo de nuestras íntimas inquietudes.

Como adultos responsables, somos capaces de elegir. Como adultos conscientes, sabemos aceptar y reconocer las decisiones de los demás.

Como personas locas, “jugadoras” y con estilos de vida definidos, respetamos la elección personal como algo inherente a todos los participantes de la D/s y lo hago extensivo a los de la BDSM.

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