domingo, 11 de noviembre de 2012

La primera impresión


Todos los encuentros que he tenido en la vida real con mujeres sumisas han sido precedidos por un período, con frecuencia bastante largo, de contacto online, intercambio de emails y momentos muy prolongados de chats. Por ahí, en el ciber espacio, es un tipo de conversación extraña. Un poco como aquellas novelas epistolares del siglo dieciocho, donde los personales no se encuentran durante años y años y que solamente se comunicaban por carta.

No se han conocido todavía personalmente, pero tiene la ventaja de que el uno al otro se conoce muy bien en ciertos aspectos. No sabes si la otra persona tiene un cuerpo con un olor desagradable o malos modales en la mesa. No estás realmente seguro de cómo son de alto o si son una de esas clases de persona que les gustan tocarte cuando te están hablando. Puedes haber oído su voz, incluso haberlos visto y oído a través de una webcam, posiblemente desnudos y realizando los actos más íntimos. Pero, esto todavía no te ha preparado para el shock del primer encuentro cara a cara. Ese momento, cuando por primera vez, ambos se cruzan la mirada entre sí, es realmente como ningún otro momento. Ustedes habéis estado esperando durante mucho tiempo. ¿Puede estar la experiencia, posiblemente, a la altura de la anticipación? ¿Qué pasa si la otra persona se siente decepcionada? ¿Qué pasa si eres tú? No existe ninguna garantía de  que una relación online con éxito, se llegue a convertir en una relación feliz en la vida real.

Estas primeras impresiones pueden ser importantes y, especialmente, para una relación de la D/s. Las mujeres sumisas son muy dependientes de la conducta del hombre dominante. Tienen que ser lideradas y, por encima de todo, necesitan a alguien a quien someterse. La única cosa que estas mujeres siempre me han insistido, es que la confianza por su parte es esencial. Un dominante puede ser un buen hombre, no es una bestia sádica, puede ser encantador, afable, cortés, considerado. De hecho, se espera que tenga todas estas cualidades. Pero, la única cosa que no puede ser es un hombre tímido.

No solamente tiene que conocer lo que está haciendo, sino que también debe parecer saber lo que está haciendo. No es bueno preguntarle a la sumisa lo que le gustaría hacer. Por supuesto, un dominante sensible leerá su estado de ánimo y durante sus largas conversaciones online, él aprenderá mucho sobre a qué clase de cosas responde ella. No hay dos mujeres sumisas iguales y, a menos, que él haya estado perdiendo el tiempo con ellas, ya sabrá si le gusta el dolor y, por lo tanto, cuánto y dónde le gusta y si le gusta ser humillada o reprendida. Si le gustan las conversaciones groseras y si le gusta ser molestada levantándola la falda con la mano hasta que se esté mojando. Pero, por encima de todo y con cierta esperanza, lo que  él ha aprendido más de todo, es que a ella le gusta someterse. Ella quiere agradar. Quiere sentir que sabe exactamente lo que él quiere y que intenta conseguirlo. Entonces, ella puede realizarse a sí misma entregándose a él. Si el dominante no está seguro de lo que él mismo quiere, no puede trabajarla.

Es muy común, si este es el primer encuentro cara a cara, que sea en un sitio público. Por lo tanto, él no puede esperar que ella se ponga directamente de rodillas. Pero, necesita hablarle de tal manera que ella sepa quién está al frente. Esto no significa dar órdenes, existe una gran diferencia en el mundo entre confianza y arrogancia. Simplemente, significa dirigir la conversación hacia la manera que tú quieres que vaya, incluso pensando de antemano dónde quieres ir.  El dominante deberá ser quién haga las preguntas, llevando la iniciativa. Y es él quien necesita decidir cuándo es el momento para moverse a un sitio privado.

Una vez que estáis ahí y habéis cerrado la puerta detrás de vosotros, de nuevo, es el momento de las primeras impresiones. Ella querrá sentir que está en las manos de alguien que la manejará firmemente, que la pondrá en su sitio. La sumisión es básicamente un estado mental y con el fin de llegar a ese estado, el dominante tiene que afirmar su maestría. No crudeza, pero sí con seguridad.

Mi preferencia es ponerla inmediatamente de rodillas. Sin preliminares, sin ningún intento de persuasión. Solo una mano en la parte posterior de su cuello y una orden: “De rodillas.” Entonces, me gusta modificar su postura, poniéndola en la que yo considero como la posición por defecto para una mujer sumisa: las rodillas ligeramente separadas, las manos extendidas hacia el frente, las palmas hacia abajo, la cara presionada contra el suelo, la espalda arqueada, el trasero levantado. Ando a su alrededor, haciendo un tour de inspección, dejándola que se pregunte lo que va a venir a continuación. Pongo mi pie sobre su cuello y lo presiono, no fuerte, pero sí,  lo suficiente para que ella sienta que yo puedo hacerlo todavía más fuerte, si lo decido. Le pregunto a quién pertenece. Espero una frase completa en su respuesta: “Le pertenezco a usted, Señor.” Luego, me paseo alrededor de ella nuevamente y a su vez presiono con mi pie sus pechos, su trasero, su coño, exigiéndole saber a quién pertenece. Ahora es el momento para que ella se arrastre, mientras vas a sentarte, tenerla cerca y poner su cabeza sobre tus piernas. Bueno, después de todo, depende de lo que te guste hacer más. Pero, creo que conseguirás lo que quieras quitándole el pie. Por así decirlo.

4 comentarios:

  1. Siempre he pensado que el dominante es el que lleva la parte mas difícil de la relación, como tú dices, tienes que adelantarte a ella, a lo que desea y a lo que no, así que hay mucho de psicología en el papel del dominante, no es solo dar ordenes y querer que te obedezcan. No se trata de eso, las sumis somos complicadas y es difícil saber lo que queremos,o en que estado de animo nos hemos levantado, eso sí, cuando averiguáis como someternos, ya todo será entrega y gratitud.

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  2. Y vaya que si sois "complicadas," sobre todo al principio, donde la entente Amo/sumisa se pone a prueba y la atención y esfuerzo por parte del Dominante es agotadora...pero, si hay perseverancia y espíritu por ambas partes para superar esos momentos iniciales, la satisfacción que produce una relación D/s habrá merecido todos los esfuerzos posibles...

    Buen día...

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  3. Muy enriquecedor.

    A usted que lo decepcionaría en una primera impresión?

    ana.

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  4. Tu pregunta es compleja de contestar...me decepcionaria una mentira...

    Feliz noche....

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