viernes, 26 de abril de 2013

La "fiebre de la sumisa" y la respuesta de la sumisa


Una sumisa novata me escribió hace aproximadamente un mes y me preguntaba si yo sabía algo sobre la “fiebre de la sumisa” y la respuesta que la sumisa da a esos deseos sexuales. Esto fue lo que le contesté:

En su caso, ¿cuál es la relación entre la “fiebre de la sumisa” y la respuesta de la sumisa? ¿Van siempre de la mano o son dos fenómenos independientes que a menudo suceden a la vez? O, ¿es algo más?

Algunas definiciones están en orden. La fiebre de la sumisa puede ser definida como un estado de intensa excitación que no puede ser satisfecho sólo con la conducta sexual. Una mujer, presa de la fiebre de la sumisa, existe en un estado de elevada y constante estimulación. Aquellas que la sienten por primera vez, en verdad, no tienen un referente con qué compararla, sin embargo, puesto que los síntomas incluyen estar húmedas la mayor parte del tiempo, una constante obsesión por el sexo y un profundo deseo de que sea gratuito y muy puto, van mucho más allá de cualquier cosa que hayan sentido antes. Se identifican como que están “muy calientes.” Sin embargo, ni por mucho sexo que practique parece satisfacer su picazón. Las mujeres en ese estado pueden frotarse hasta poner en carne viva la zona frotada y todavía querer más.

Lo que estas mujeres requieren, más allá del sexo, es la oportunidad de someterse a algún hombre Dominante. Lo que realmente están buscando, sin comprender realmente el por qué, es el flujo del poder de una pareja Dominante. Sólo esto le aporta un alivio a su fiebre.

Este estado generalmente solo se encuentra en las mujeres sumisas, de ahí que se denomine “fiebre de la sumisa.”

Sin embargo, solo porque un hombre en particular provoque esa fiebre en la mujer, no implica que ella se someterá por completo. Casos de mujeres atrapadas en el calor de la fiebre que no se someten, son bastantes comunes en nuestra sociedad y en las mitologías. Considere todas las historias clásicas de mujeres atraídas por un “hombre malo” (ciclista, ladrón, etc.). ¿Qué es la atracción? ¿Es el físico (su tamaño)? ¿Es su actitud (arrogancia, vanidad, engreimiento)? Quizás, el poder que ellos ejercen (el hombre del petróleo se casó, el político, etc. Independientemente de que los participantes de la historia sean muy parecidos, la mujer es atraída, no puede resistir la atracción y el encanto del compañero y se arroja ella misma en sus brazos una y otra vez, incluso, aunque ella conozca sus experiencias pasadas que terminaron tan mal. Finalmente, ella será capaz de resistirse. La historia termina con ella apartada, usada como una mercancía y abandonada con los recuerdos y su tragedia.

Por supuesto, en la vida real, la misma historia termina de una manera diferente. En la mayoría de los casos, la mujer se cansa y se va. De hecho, la mayoría de las veces, ella se va después de la primera o segunda relación. Parece que todo lo que ha atraído la hembra al macho se desvanece en el aire una vez que el sexo ha tenido lugar.

Para hacer las cosas incluso más interesantes, con frecuencia, el sexo, por sí mismo, resulta ser más bien anti climático, no está a la altura que la atracción ha sugerido.

Y luego, en algún momento del futuro, todo el proceso empieza de nuevo con más o menos los mismos resultados cada vez. De esta manera, es posible que una mujer caiga en los brazos de un buen número de hombres.

Por supuesto, desde el punto de vista de la dinámica de la D/s, esto hace que tenga mucho sentido. La fiebre de la sumisa está provocada por la ilusión de dominación que un hombre proyecta. Como sabemos, la verdadera dominación no se encuentra en las formas del cuerpo o la captación externa del poder, sino más bien en un estado interno que probablemente pueda ser de origen genético. Sin embargo, es obviamente posible de que muchas mujeres sean provocadas a dar una respuesta a la fiebre de la sumisa que sienten incluso por la ilusión.

Por supuesto, una vez que el sexo tiene lugar, la mujer se da cuenta de que ninguna dinámica cierta de la D/s ha tenido lugar y con esta realización, la fiebre de la sumisa desaparece y ella tiene poco o ningún interés por el sexo masculino.

Mientras que la fiebre de la sumisa puede ser un marcador o indicador de una mujer sumisa, no se puede saber con seguridad hasta que la verdadera respuesta de la mujer sumisa haya sido provocada. Normalmente, esto no suele suceder, a menos que, ella esté en una relación de largo plazo con un hombre dominante competente.

La respuesta de la sumisa (a diferencia de la fiebre de la sumisa) se caracteriza por un deseo de servir, obedecer y ser agradable. Se puede considerar una consecuencia de la fiebre de la mujer sumisa, pues la única forma real de satisfacer su fiebre es proporcionando una oportunidad para que la mujer sirva en el marco de una relación D/s. Casi todas las sumisas recién provocadas, a menudo, se sorprenden al descubrir que el equilibrio y la calma retornan tan pronto como ellas están de rodillas a los pies de su pareja dominante, desarrollando un servicio (servir una bebida, una comida, etc.), o ser objeto de un uso sexual.

Por lo tanto, la respuesta sumisa es el verdadero indicador de una mujer para que ella esté con una pareja dominante competente. Ella no se aburre.  No se quiere ir. La fiebre no desaparece. Ella está conectada con su pareja.

Lamentablemente, parece que hay una falta real de hombres dominantes a su alrededor que puedan provocar esta clase de respuesta en las mujeres. Bueno, en verdad, no creo que sea una falta de hombres dominantes, lo que creo es que existe una falta de hombres que estén preparados para permitir que sus naturalezas dominantes se expresen por si mismas.

No soy un poste de madera o un tío cachas. No tengo una moto, ni una escopeta y estoy completamente seguro de que no me defiendo bien en una pelea. Tengo una salud normal. No tengo una posición de poder. Sin embargo, una y otra vez, las mujeres me han pedido que las deje servirme. Y se queman por mí, “la fiebre de la sumisa” de la sumisa permanece caliente y fresca durante años, aunque yo pueda hablarles solamente unas pocas de veces al año. ¿Por qué? Yo sugeriría que se debe a que he provocado su respuesta de sumisión más profunda y debido a que siempre estarán dispuestas a servirme de cualquier manera que yo desee y se excitan al hacerlo.

La fiebre de la sumisa es caliente e intensa, como cuando el agua empieza a hervir. Pero, a menos que el calor se mantenga, el agua pronto se entibiará y entonces se enfría por completo. La respuesta sumisa mantiene la llama ardiendo, mediante la regulación de la poderosa y más profunda naturaleza de sumisión de la mujer. Esto puede conseguirse por cualquier hombre dominante que comprenda el proceso.


3 comentarios:

  1. Me ha hecho gracia cuando dice, que en la mayoría de los casos la mujer se cansa y se va, pero es que es realmente cierto, no hay tantos hombres dominantes como parece, hay mucho intruso en este mundo,y la mayoría nos solemos conocer por internet, así que cuando te conoces en realidad y ves que toda esa dominación no era tal, la sumisa sigue febril pero sin rendirse en su búsqueda. Es difícil que alguien te baje esa fiebre, pero no imposible, lo digo por experiencia.

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  2. Estoy leyendo entradas sin parar. Pero qué cierto es! Eres increíble. Me he emocionado....

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  3. Que te emocione lo que escribo, me agrada porque me demuestras que mis escritos llegan al alma...

    Feliz día,

    Ben Alí

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