Conseguir una erección siempre sienta muy bien. Se
pasa de un estado a otro. Cuando ese último latido llena la última parte
elástica de la verga, cuando pasa de estar sólo dura a ponerse como una piedra,
una sensación de usarla cae sobre tí.
Hay un cambio en tu mente y en tu cuerpo que abre
las compuertas a algo primario en tí. Tu mente se concentra, las decisiones se
hacen más fáciles porque no están siendo ahogadas por trivialidades y te
acomodas en un rol natural, primario y orgánico.
Un rol que está escrito en tu propio ser, que es
tan natural y sencillo y se siente muy liberador. Cuando ese último latido
llena tu vástago hasta el punto de reventarlo, piensa: “Este soy yo. Estoy
destinado a ser esto.”
Y si eres lo suficientemente afortunado para estar
ante una mujer dispuesta a recibir esa erección, entonces, a medida que la vas
penetrando, hay un sentido de realización, de destino, de volver a casa. Cuando
esa erección desaparece en ella, un sentido de calma, de cumplimiento o de un
propósito renovado desciende sobre tí.
El desarrollo y el logro de mantener su sumisión se
siente de muchas maneras, hasta el punto de lograr una erección. Contra más
profundamente ella se desliza en la sumisión, más se abre a su Dominante, su
voluntad se desprende más y se restituye con la tuya, siendo su sentido del
propósito, del destino, del derecho y de la realización mucho más fuerte.
Cuando el desafío de sus ojos se elimina y ella
asiente con la cabeza a tus demandas, es como si se abrieran sus labios para tí,
para invitarla y darle la bienvenida a tu casa.
¿Por qué se me retrasa?
Si tardo mucho tiempo para conseguirla, ya lo
sabes, en esos momentos es que estoy disfrutando de verdad y que no me aburro. Algunos
hombres piensan en los impuestos, en su
equipo favorito u otras cosas aburridas para prolongar su experiencia. Esto no
funciona conmigo. Para mí, la desensibilización funciona mejor, sintiéndola más
despacio al principio, hasta que me adapto al placer y, luego, tiro hacia
arriba.
Sin embargo, usted puede conseguir muchas cosas
buenas también. Si me gusta demasiado, si me desensibilizo demasiado tiempo, no
me correré ni incluso cuando decida hacerlo. Esto puede ser divertido por sí
mismo, porque entonces, me puedo ir a la ciudad (vivo en un pueblo).
Cuando consigo llegar desensibilizado al punto en
el cual no puedo correrme, incluso cuando lo intento, normalmente, solo
disfruto de la situación actual y hago el mejor uso que puedo. Y, por lo general, me
suelo correr como un torrente la próxima vez que lo intente.
La próxima vez no se trata tanto del tiempo real,
como de “resetearme” mentalmente. Puede ser tan simple como permitir que la
erección retroceda, bese y apriete, para permitirme jugar con unos hermosos
senos, ya que es una buena manera de hacer que me sienta caliente y difuso
interiormente y cuando la erección decae, me siento bien para avanzar por la
recta final.
Otra cosa graciosa. Cuando estoy un poco aturdido
por los excesos de sensaciones y tratando de correrme, acelerar y acumular más
sensaciones, esto no funciona en mí,
pues, poco a poco, ralentizan mi deseo. Si reduzco la velocidad y empiezo a
prestar atención a lo bien que la mujer se siente conmigo, en lugar de lo bien
que yo me siento dentro de ella, también conseguiré ponerme excitado y difuso
y, a su vez, conseguiré correrme siempre.
Hay veces que, simplemente, no tengo ganas de
correrme, por lo tanto, no lo intento. Sólo, hasta que ella haya tenido lo
suficiente y esté empezando a sentirse dolorida y, en ese momento, me detengo. Créanme,
la próxima vez, saldré como si fuera una manguera de apagar fuegos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario