Forzar a una mujer a que se arrodille es
fácil. Los hombres somos físicamente más fuertes y cualquiera puede usar su
fuerza física para conseguirlo. Cuando permitimos que la mujer se ponga de pie,
ella se libera de nuestro control físico y compulsión. Puede darnos un sentido
de poder, alguna satisfacción y puede ser muy excitante en una sesión.
Mantener a una mujer de rodillas, es
apoderarse de su mente, capturarla y sobre todo la inspira. Entonces, usted la
tiene de por vida. Está donde ella
anhela estar, de rodillas por elección, de rodillas porque quiere, de rodillas
porque ella tiene que servirle, de rodillas, porque tiene el placer de servir a
su dominante. No hay compulsión física, ni amenazas, ni demandas hechas, es un
acto duradero, permanente y muy gratificante para ambos.
Haga esto y ella se lo dará todo, cada
fibra de su cuerpo, su entrega total, porque has satisfecho su necesidad más
profunda.
Creo que no hay mayor ofrenda de la sumisa hacia su Amo que arrodillarse ante él, ella claramente le muestra que le pertenece, le ofrece su obediencia, su devoción, su cuerpo y su mente.
ResponderEliminarPor supuesto antes ha habido un camino recorrido donde el Dominante se ha ganado toda esa entrega
Creo que es una ganancia doble. Él se la ha ganado...y ella también se ha ganado ese honor de arrodillarse ante él.
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