martes, 10 de junio de 2014

¿Qué es?

De vez en cuando, se me pregunta si puedo explicar el atractivo de la dominación sexual. Una lectora me dijo que, a pesar del gran esfuerzo que hizo para describirle a su marido todo lo que trata la D/s, no consiguió que lo entendiera. Bueno, no estoy seguro de que yo pueda traducir en palabras cuál es el secreto para traer a casa a un escéptico. Puedo tratar de explicar lo que pasa por mi cabeza, pero mientras él no pueda captarlo intelectualmente, es probable que todavía no llegue a significarle nada. ¿Cómo le explicaría usted a un hombre gay el atractivo sexual de los cuerpos de las mujeres? Cualquier cosa que usted le diga, no va a permitirle compartir su placer. O incluso, hacer que lo desee.

Pero bueno, vamos a intentarlo. El rumor, la oleada de emoción viene del ejercicio del poder. Procede de la sensación de saber que cuando usted dice “ven aquí,” ella vendrá. No discutirá, no preguntará por qué o qué voy a hacer. Ella sólo sabe por el tono de voz y la expresión de que estoy en el modo de Dominante. Y esto me da un cierto poder sobre ella. No es un poder que yo pueda ejercer sobre cualquier mujer. Ella tiene que ser receptiva, tiene que ser sumisa por naturaleza. Y, por supuesto, me tiene que responder personalmente. Ella tiene que gustarme, encontrarme atractivo, interesante, sexy, cualquier cosa. Y, especialmente, Dominante.

La sensación de excitación tan especial que experimento al ejercer mi poder viene, creo, del conocimiento de que esto es una clase diferente de interacción sexual de lo que se considera normal o vainilla. No tengo que preguntar si le gusta lo que estoy haciendo, no tengo que persuadirla, convencerla o sobornarla para me deje hacer lo que yo quiera. No tengo que hacer algunas cosas que ella quiere a cambio. Todo lo que ha sido puesto en suspenso, aparcado, si quieres. No es que no me importa lo que le gusta o no me haya tomado la molestia de averiguarlo. En realidad, tengo un conocimiento muy profundo de lo que exactamente le gusta, en particular, incluyendo todas esas cosas que ella no está segura de que le gusten o solamente le gusta cuando está en el subespacio o avergonzada de gustarle porque son morbosas o peligrosas o lo que sea. Pero, la cuestión es si a ella le gusta dejarme hacer lo que yo quiero, lo cual ya ha sido establecido. Ella ya dio el consentimiento de antemano. Tengo carta blanca. Sí, por supuesto, hay límites. Siempre existen límites.

Pero, eso deja mucho espacio para trabajar.

Por lo tanto, cuando digo, “ven aquí,” sabe que voy a hacer con ella lo que yo quiera. Y sé que sabe, que lo sabe, aunque pudiera resistirlo no le hará nada bueno. Pero, la excitación depende de algo más que esto. Tiene que haber una conexión, el circuito tiene que ser cerrado. Tengo que saber que ella se excita con esto. El verdadero placer para mí viene, al saber que ella quiere entregarse. No hay placer alguno en azotar a una mujer que lo odia. Eso no es dominación, eso es abuso. La excitación para mí procede de saber que ella no puede valerse por sí misma, quiere esto, lo necesita, pero, al mismo tiempo, me necesita para hacer que lo haga. Entonces, le demostraré lo mucho que ella lo quiere y lo necesita, incluso, más de lo que está preparada a admitir.

¿Y cuáles son esas cosas que quiero hacer? Esencialmente, quiero imponerme físicamente, azotándola, atormentando sus pezones o lo que sea o psicológicamente, forzándola a hacer cosas que ella instintivamente siente que son vergonzosas, como hacer que se exponga para mí o para otros hombres, someterla a instrucciones humillantes (arrodillarse, pedir o arrastrarse) o simplemente, dejar que sea usada para mi placer. Para mí, la esencia de la dominación sexual es conseguir que una mujer haga cosas que las chicas normalmente se resisten a hacerlas. Es algo que ella no puede esperar a hacerlo, entonces, es casi dominación. En realidad, una mujer puede disfrutar de los azotes, pero creo que para que sea un acto de la D/s, hay que azotarla un poco más fuerte de lo que ella está preparada. Hacerla que jadee o chille o grite.

El placer está en conseguir entrar en su cabeza, de sentir sus respuestas, casi literalmente, en la punta de tus dedos, sintiendo su deseo de ser controlada, para ser usada, a pesar de sí misma, y explorar esto hasta sus límites.

Bueno, no estoy seguro que esto clarifique la mente de alguien que no lo entiende. ¿Qué más puedo decir? Tal vez, al final, sea algo que no puedes explicar, sólo la experiencia. Creo que sabes cuándo lo sientes. No puedes confundirlo con cualquier otra cosa. Y una vez que lo has sentido, el sexo vainilla es bueno, muy bueno y está bien, si es de tu gusto. Pero para mí, me gusta un sabor más complejo y más fuerte.

4 comentarios:

  1. Explicado a la perfección. También soy de la opinión que alguien que no lleva en la sangre la D/s, no puede entender lo que se siente por mas que se lo expliques. Pero puede ser que leyendo lo expresado aquí, a más de uno se le despierte la curiosidad y las ganas de probar, y quien sabe si de todo esto, resultará un nuevo Dominante.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es lo que pretendo, aportar luz para que el posible dominante se descubra...

      Eliminar
  2. Pienso que se es o no se es. Tambien puede ser que el Dominante no se haya "descubierto", pero si la persona ya tiene a su alcance toda clase de informacion y la posibilidad de vivirlo y no lo siente, simplemente no es Dominante.

    Saludos.

    blanca_nine

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. blanca, de eso se trata. Evitar que existan dominantes frustrados que hagan sufrir a las posibles sumisas que puedan caer en sus manos...

      Feliz día

      Eliminar