Él cierra la puerta detrás de ellos. Esta se dirige al centro de la
habitación y se vuelve con una mirada expectante.
“Esta vez va a ser diferente,” le dice a ella.
“¿Diferente? ¿Cómo?”
“¿Sabes lo que se entiende como azotar con la cane en frío?”
Ella piensa. “¿Es cuando consigues ser “caneada” sin un calentamiento
previo?”
“Correcto.”
“Eso parece cruel,” ella dice. “¿Por qué quieres hacer eso?”
“Porque puedo,” él dice. “Porque así es como lo siento ahora. Sin
lujos y sin concesiones. Acabamos de llegar directamente a ello.”
Ella mira aprehensiva. “¿Tengo alguna opción?”
“Usted sabe la respuesta a eso,” él dice.
Ella no está segura con lo que hace. Siempre hay una manera de salirse
del problema, es verdad. Pero ella odia tomar la opción fácil. Así no es como
ha llegado a donde está ahora, y a ella, le gusta donde está. Resumiendo, justo
ahora, en la otra parte…
De una bolsa, que está en la cama, él saca una cane. Es de medio metro
de larga, hecha de bambú, muy fina y flexible. Él la blande de lado a lado en
el aire, mientras ella la mira con recelo.
¡Bájate los vaqueros,” él dice.
Durante un momento, ella duda, pero sabe que la prevaricación no va a
cambiar nada. Ella baja la cremallera y empuja los vaqueros por las caderas.
“Voy a tener que atarte por esto,” le dice.
Ella teme que eso signifique que vaya a ser muy malo. De nuevo, metió
la mano en la bolsa y sacó un par de esposas de acero para pulgares. Las abre y
asegura los pulgares de ella cuidadosamente y de manera eficiente.
“Inclínate
sobre el sillón,” le dice.
Él baja sus bragas hasta sus
rodillas.
“Van a ser doce, y fuertes,” le
dice.
“¿Tengo que contarlos?” ella pregunta.
“Solamente para tí. Así sabrás cuántos quedan.”
Ella se prepara y aspira profundamente.
Siente que la cane acaricia ligeramente su trasero desnudo. Mientras ella
espera que el primer azote detone sobre sus nalgas al aire libre, las mariposas
en su estómago se están volviendo locas.
Las mariposas en su estómago se están volviendo locas... Cuántas veces he leído esta entrada y cuántas veces me ha provocado lo mismo. No, no lo mismo. Cada vez con más fuerza.
ResponderEliminarBuen día