Toda
la vida es conseguir dolor y, luego, superarlo. Hace daño. Te recuperas. Sigues
adelante. Las probabilidades son bastante fiables de que van a hacerte daño de
nuevo. Pero cada vez, aprendes algo más.
Cada
vez sales del dolor más fuerte y, en algún momento, te das cuenta que existen
más aromas de dolor que de café. Existe ese pequeño vacío de dolor que deja
algo atrás – graduando, dando el siguiente paso hacia adelante, saliendo de
algo familiar y seguro hacia lo desconocido. Existe el gran dolor, torbellino
de la vida que vuelca todos los planes y expectativas. Existen esos pequeños
dolores agudos del fracaso y los dolores más oscuros del éxito que no te dan lo
que pensabas. Existen los dolores punzantes y viciosos de las esperanzas que se
desgajan. Los dolores pequeños y dulces al encontrar a otras personas para
darles tu amo y tener la alegría en la vida de crecer y aprender. Ahí está el
dolor constante de la empatía, del que usted hace caso omiso, de estar al lado
de un amigo herido y ayudarle a soportar sus cargas.
Y
si eres muy, muy feliz, hay muy pocos dolores, pequeños y poco que sientes
cuando te das cuenta que estás de pie en un momento de absoluta perfección, un
instante de triunfo o felicidad o alegría que, al mismo tiempo, no es posible
que pueda durar y, sin embargo, permanecerá con usted de por vida.
Todo
el mundo se ha centrado en el dolor, porque se olvidan de algo importante al
respecto: El dolor es para los vivos. Los muertos no lo sienten.
El
dolor es parte de la vida. Algunas veces es una gran parte y otras, no lo es.
Pero, de cualquier manera, es una parte del gran puzle, la música profunda, el
gran juego. El dolor hace dos cosas: Te
enseña y te dice que estás viva. Luego, pasa y te deja cambiada. Algunas veces,
te deja más sabia. Otras, te deja más fuerte. De todos modos, el dolor deja su
huella y todo lo importante que te ocurra en la vida, va a involucrarlo en
mayor o menor medida.
Hola Sr. Dominante Andaluz
ResponderEliminarMuchas clases de dolor, unos mas llevaderos q otros, todos con propósito. Solo para vivos.
Un placer siempre leerle.
"El dolor es para los vivos" muchas veces vivimos escapando del dolor, y nos limitamos a muchas cosas. Pero siempre hay dolor, el inevitable , que no está en nuestras manos y el que nosotros elegimos obtener, sólo para nuestro placer.
ResponderEliminarNo soy masoquista, tal vez sólo un poco, ese que tenemos todos que nos ayuda a minimizar un sufrimiento, como el ponerle alcohol a una herida. y sin embargo a veces me gusta provocar "dolorcitos" por el placer que se obtiene al final, oh sí, la recompensa se encuentra al final y sí señor, deja huella cualquiera que sea el dolor el inevitable o el provocado...y unos duelen aún después y otras dan placer al recordarlos.
Es sólo mi humilde comentario, sigo siendo una novata...
...su admiradora..
Todo muy cierto.... en la vida el dolor es inevitable. Y cuando morimos ya no hay dolor que valga.
ResponderEliminarHay que aprender a aceptar el dolor y a tolerarlo, porque llegará, antes o después pero llegará.
El dolor te enseña, el dolor te hace más fuerte... sales reforzado de él.
Si te duele el sufrimiento de alguien es que le quieres, es que estás vivo, cierto, mucho, muy cierto.
Si una ausencia te duele en el alma es señal de lo viva que estás..de lo que eres capaz de sentir.
A veces el éxito en algo, lo que sea, da igual, sólo llega después de un cierto sufrimiento o dolor. Porque los grandes esfuerzos implican dolor.
Sin embargo, no siempre el dolor es necesario, no es el objetivo.
No tiene sentido el dolor por el dolor, el dolor evitable, el dolor gratuito.
El dolor en sí mismo no tiene ningún valor. El valor está sentirse vivo, en emocionarse, en enfadarse, en reir y llorar. Vivir en toda su extensión.
Pero, que me saquen una muela con anestesia, por favor.
Yo... no puedo presumir de masoquista, ni siquiera de sumisa... pero sí me gusta sentir, emocionarme, mejorar, llegar al fonodo de las cosas.
Sus escritos siempre me hacen reflexionar. Algunas veces me impulsan a escribir, otras veces no... a veces no me atrevo del todo a decir lo que pienso o me parece que no es adecuado que lo haga. Pero siempre, siempre, sus escritos me hacen reflexionar. Gracias
rarita