lunes, 24 de octubre de 2016

Ella llevaba sus cicatrices como su lencería


Pasé mi mano con suavidad por encima de su estómago, dejando que las puntas de mis dedos trazaran cicatrices, como si estuvieran siguiendo un camino hacia su redención. Cada cicatriz contaba una historia, pues llevaban historias que ella guardaba cerca de su corazón. Ella las guardaba, y pasaría mucho tiempo antes de que alguien pudiera tener el privilegio de escuchar las historias de su perseverancia.

Ella llevaba sus cicatrices como si fueran su lencería. Ellas se deberían sentir como inadecuadas, porque la sociedad siempre está diciéndole a la mujer que su cuerpo tiene que ser perfecto, y por ello, tener cicatrices significa que ella nunca lo tendría. Pero, ella abrazaba sus cicatrices como los amantes perdidos se buscan el uno al otro después de que hayan pasado muchas lunas. Las cicatrices son una parte de ella y no solo una parte de su cuerpo. Indican que ella ganó, dicen que se había curado y que puede sobrevivir a cualquier cosa, incluso a algo que fuera tan malo como él. 

Cuando yo besaba y acariciaba sus cicatrices, no lo hacía para llamar su atención, sino para abrazarlas con mucho cuidado, porque hay algunas cicatrices por debajo que necesitan sanar y cuando beso su cuerpo, estoy tratando de alcanzar esas cicatrices que descansan debajo de su piel.
 
Ella portaba sus cicatrices como si las hubiera comprado recientemente para llevarlas. Ella se quería a sí misma, desde su belleza a su autoestima, a su inteligencia y a todo lo demás de ella. Sus cicatrices eran imperfectas, eran un testimonio a su capacidad de abrazar nuestras imperfecciones, lo cual es mucho más perfecto que eso.

1 comentario:

  1. Es tan enriquecedor leerlo nuevamente Sr, a veces tenemos cicatrices internas y externas, y el miedo a no ser aceptadas por ellas, a veces nos alejamos solo el miedo sin querer experimentar, pero cuando lo hacemos en lo mas sublime que hay.

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