"¿Todavía
será usted capaz de seguir haciéndome daño, contra más seria sea nuestra
relación y contra más crezcan sus sentimientos?”
Ella me
preguntó con una cierta preocupación, porque había leído artículos de otros
dominantes, los cuales eran incapaces de hacer daño a las mujeres que
emocionalmente cuidaban.
Ese no
sería yo, le aseguré y no lo haría. Por la sencilla razón de que sé cómo
procesar las consecuencias emocionales de una intensa sesión de azotes y, lo
que es más importante, es una base sobre la que estamos trabajando. Los azotes
físicos coinciden con el intercambio de poder y es algo que ambos necesitamos
con el fin de que una relación D/s funcione y prospere. Para ponerlo en blanco,
una relación vainilla no funcionaría para nosotros.
Necesitamos
sesiones de azotes consensuadas, tanto para divertirnos como castigo. Cuando sea
divertida será para nuestro placer, ya que somos un sádico sensual y una
masoquista bailando una melodía de nuestra propia creación. Cuando se trata de
un castigo, será para fortalecer la relación D/s y permitir que ambos asumamos
con naturalidad nuestros roles y nos beneficien como un todo.
El
poder que me otorgas es algo que atesoro y mantengo con mucho respeto. Incluso,
cuando estoy disciplinándote de una manera que podría parecer no hermosa, lo
será, porque está cumpliendo una necesidad dentro de nosotros dos y porque no
permitiremos que nuestra naturaleza sensible y cariñosa bloquee nuestras
necesidades por la intensidad y la estructura que derivamos de nuestras
interacciones BDSM.
Cuando
te hago daño, no me quita la capacidad de mostrarte que me importas, sino que
es un reflejo directo de esos sentimientos. No dejaré de hacerte daño por mis
sentimientos, te lastimaré por ellos y el conocimiento distinto que tenemos el
uno del otro y sabiendo que esto es una forma de comunicación entre nosotros,
una forma que necesitamos hablar para ser quién y qué queremos, como pareja y
como individuos que ambos realmente somos.
Así que
sí, te lastimaré. Continuaré haciéndote daño y ser honrado con ese privilegio y
el derecho a hacerlo. Porque es más que un acto, es una manera de ser y algo
que es íntimamente nuestro y mientras ambos lo queramos, siempre será así.
Como debe ser :)
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