martes, 28 de julio de 2020

La vergüenza

Las vergüenzas no se enjuagan con tanta facilidad, ¿verdad? La ducha no llega a limpiar. Las reprimendas provocan un sonrojo sobre las que, las gotas de agua de la ducha, ahora te dan escalofríos. Y entonces, te escondes. La toalla puede proteger tus ojos de los míos, pero aún puedes sentir mi mirada presionándote. Esa toalla se empapará de tus lágrimas. Se volverá pesada y sólo aumentará tu carga.

Estás avergonzada de ti misma. Me dijiste que no hiciste eso. Me dijiste que no eras ese tipo de chica. Y, sin embargo, allí estabas, en la ducha, con la mano atrapada y la cara sonrojada. Incluso, a través del torrente de agua de la ducha, pude ver tus lágrimas comenzar a caer cuando tu mundo privado fue violado. Deseas enterrarte en esa toalla, ahora que tu desenfreno está descubierto.

Deberías avergonzarte de ti misma: No por ese acto, sino por el secreto. Debes revelarte completamente a mí, desnudarte de todos tus deseos. Es por la mentira, por lo que serás castigada. Una vez que te coloques en la cama, las gotas remanentes en tu trasero acentuarán el picor, mientras mi paleta de cuero te impartirá la importancia de la honestidad. Después, te darás la vuelta sobre tu espalda y harás tu estreno, tu premier, un recital de azotes, llevado hasta su finalización. No en secreto, sino al aire libre. Todas ustedes estarán bajo mi mirada, incluyendo vuestros ojos. Me mirarás tal como yo te miro a ti. Verás que ya no estás oculta. Estarás avergonzada, pero sin vergüenza. Venga, comencemos la limpieza.

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