Tu presencia invisible
me habla al oído,
me acaricia con suavidad,
juega con mi cabello,
inunda mis poros.
Me invade por completo,
mi piel te reclama,
mis labios te añoran,
mis ojos en lucha perpetua
por permanecer cerrados,
por no despertar
de los sueños de nuestra unión.
Sueño con tu llegada
para, por fin, despertar
y hacer infinito
mi placer
dormido.
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