Para muchas mujeres, el spanking que he
descrito en el post anterior es posible que lo consideren muy suave y, de
seguro, desearían algo mucho más intenso. No todas las mujeres tienen este
deseo de más intensidad y la respuesta de cada una es diferente. Lo que ellas
reciben un día, no pueden ser capaces de conseguirlo al siguiente. Todo depende
de su estado mental, emocional y físico a la vez. Parece que es normal de que
la sumisa contra más profundamente se encuentre en el subespacio, más puede
controlar.
Este es un tema que el dominante necesita
hablar con mucho detalle con su sumisa y explorar muy despacio y con cuidado.
Yo no entraría en este asunto sin una palabra de seguridad, como una señal para
cuando la sumisa se esté acercando o haya alcanzado sus límites, pues es algo que
el mismo dominante necesita averiguar.
He aquí un extracto de una conversación que
habla un poco de cómo la percepción del dolor varía para cada sumisa.
“¿Por qué disfrutas con el dolor?” le pregunto.
“Yo no lo experimento como dolor. De alguna manera,
las neuronas se cruzan y lo que comienza como dolor llego a interpretarlo como
placer.”
“¿Incluso cuando es muy severo?” Insisto.
“Especialmente cuando es muy fuerte… El
permitir que sea muy severo parece que acelera la transmisión al placer. Un spanking
suave no es tan placentero como un azote fuerte, a menos, que yo sepa que va a
seguir con un azote severo. Yo “siento” el dolor en mi culo, pero, a la vez,
viaja a mi cerebro y este lo“siente” fuerte. Solamente cuando es realmente
fuerte, yo sé que realmente he renunciado al control. Me gusta sentir que mi
spanker está interesado por mí en su corazón, así como percibir su propio
placer…”
Si tienes dificultad, como Dominante, en crear
la intensidad de la sensación que tú sumisa desea, he aquí algunos pequeños
detalles que te pueden ayudar:
Primero, ve a tu propio ritmo. Es siempre mejor
hacer menos que más. Vigila sus reacciones a lo que estás haciéndole. Comprueba
lo húmeda que está… aunque ella no pueda ser capaz de comunicarte verbalmente
esto, a la vez, vigila el lenguaje de su cuerpo y escucha el tono de sus
gemidos. Si ella se está poniendo más predispuesta a los azotes del cepillo,
puede ser que ella verbalmente no diga que quiere más.
Algunas mujeres tienen la habilidad de llegar
al orgasmo mientras están recibiendo una intensa sensación producida al ser
azotada con una fusta, sin ningún tocamiento sexual. Una vez que compruebes
cuán intensamente placentero son para
ellas, debes estar mucho más relajado con lo que está sucediendo. Después de todo,
la meta aquí es el placer de ambas partes. Todo debe ser consensuado y nunca
deberás hacerle a ella ningún daño corporal, salvo algunas marcas en tiras o
moratones que, probablemente, le gustarán y los mostrará como prueba de su
sumisión a ti y el orgullo de saber lo que recibió para conseguirlos.
He aquí una idea sobre la creación del dolor
erótico. Si a tu sumisa le gustan los azotes, intenta colocarla de espalda con
sus piernas bien abiertas. Arrodíllate a su lado y use tu mano, dale algunos
azotes suaves en su pubis y su vulva. (Si ella está rasurada, esto es incluso
mejor) Empieza suave y aumenta la intensidad poco a poco. Comprueba su
reacción. Puedes descubrir que una combinación de azotes fuertes, seguidos de
algunos rápidos y más suaves sobre su vulva y clítoris puede dar lugar a un
orgasmo intenso para ella.
Las pinzas para los pezones son, generalmente,
los primeros elementos que deben ser colocados al inicio de una sesión. Si son
regulables, puede regularse su mordedura conforme su excitación aumenta. Hay
algunas diseñadas que tienen unas campanillas unidas a cada clip, que son un
recordatorio maravillosamente erótico de que ella es tu sumisa de placer.
Cuestión de conocerse... todo es cuestión de conocerse y siempre hablar ;)
ResponderEliminarCariños.
Así es sweet, observo que captas muy bien el espíritu de mis post...
ResponderEliminarSaludos