jueves, 26 de mayo de 2011

El cuidado

Bettina Arndt, una sexólga y escritora alemana muy renombrada, ha publicado  recientemente “Los diarios del sexo: Por qué las mujeres se alejan del sexo y otras batallas de dormitorio.
En un artículo que  escribió para la revista de fin de semana “La edad”, señalaba que “los investigadores de Alemania descubrieron que en una relación de cuatro años, menos de la mitad de las mujeres de 30 años quería  sexo con regularidad.” Ella dice que “las mujeres reconocen que su pérdida de deseo sexual es un problema enorme en sus relaciones.”
Así pues, Bettina contaba con 98 parejas para llevar un diario de sexo y se sintieron libres para escribir lo que ellas quisieran. Ella escribió: “Con mis diarios de sexo, fueron las historias de los hombres las que realmente me pusieron tras mis talones. Es tan raro que los hombres hablen abiertamente sobre tales problemas personales, pero los diarios les dieron permiso para dejarles sueltos… Muchos se sintieron engañados, decepcionados y desesperados al ver pasar la vida pidiendo limosna para tener sexo con sus queridas parejas.”
Ahora, Bettina no es una mujer con miedo para remover el tema y hacer que la gente realmente piense, y viene con una idea muy interesante:
“Fue uno de los principales logros del movimiento feminista para prohibir la violación en el matrimonio y enseñar a las mujeres a resistir las ventajas no deseadas. Pero, esto no ha funcionado para tener una vida sexual de la pareja pivotando sobre la libido frágil y débil de la mujer.”
Huelga decir que, actualmente, algunos de los miembros femeninos de su público, no se sienten inclinados de una manera amable hacia ella y sus ideas.
Pero, creo que ella pudiera tener razón. Lo que no está diciendo es: “Hazlo en el Reino Unido.” Lo que está diciendo es que si las mujeres hacen un esfuerzo para comprometerse en las relaciones sexuales con su pareja,  podrían descubrir que realmente  las está disfrutando por sí mismas.
Cuando, al principio, Bettina  pidió voluntarios entre la gente para mantener un diario de sus relaciones sexuales,  recibió una carta de Sam. Este hombre de 54 años, dos veces casado, cuyo primer matrimonio fracasó en batallas por el sexo. Su primera esposa rechazaba regularmente sus peticiones de relaciones y cuando, algunas veces, a regañadientes accedía, le hacía sentirse como un ladrón.
Entonces, se casó con Mary. Él escribió sobre esta de que tiene un trabajo importante como ejecutiva:
“Ella nunca usaba el dolor de cabeza como excusa, nunca ha estado demasiado cansada. Siempre, hace que el sexo sea un regalo si no está de buen humor. Con frecuencia, disfruta del momento. Hace esto porque se preocupa de mí, de mis sentimientos y mis necesidades. En mi caso, estoy seguro de que puedes adivinar los resultados. Si yo noto que Mary está agotada o cansada, rara vez me acercaría a ella si no es para darle un abrazo… estoy muy lejos de ser el perfecto marido, pero la amo y me preocupo por ella, no porque yo sea un tío maravilloso, sino porque su obvio cuidado por mí, puede llevar a algo más que a la reciprocidad.”
Fue la palabra cuidado la que resonó en mí.
Creo que la gente en una relación de intercambio de poder tiene aquí una ventaja. La relación se construye alrededor del cuidado. La sumisa tiende con toda naturalidad a querer cuidarle, en el dormitorio y fuera del mismo y el cuidado o preocupación que él le aporta en el dormitorio y fuera del mismo, hace que ella se sienta especial, promoviendo así el cuidado de él. Es como un círculo.
Se dice con frecuencia que la sumisa busca la atención, pero creo que es solamente la mitad de la ecuación. El dominante garantiza, en todas las formas imaginables, que la sumisa demuestra que también ella está dispuesta a atender sus necesidades.
Ahora, las cosas van mal también en las relaciones de intercambio de poder. Creo que tiende a ser a la inversa. Una mujer que está finalmente expresando su sumisión tiende a tener una libido muy alta y, quizás, sea el Dominante quien a veces finja el dolor de cabeza. Él puede preguntarse: “¿Cuándo  suficiente es suficiente?”
Una relación de intercambio de poder puede ser delicada. Ella da (y da) al dominante, con la esperanza, sin duda, de que ella puede confiar en él para atenderla. Ella adora el enfoque, por lo que creo, que no es suficiente con darle algunas “sesiones” de sorpresa. Ella quiere saber que él está mirando cuando ella es buena e, incluso, cuando es mala. Ella quiere su atención y la quiere con regularidad. Ambos jugadores del equipo tienen responsabilidades. Yo no sólo me limito a la idea de que todo trata sobre el placer del dominante. A largo plazo, para mí, no me parece factible.
Creo que las parejas vainillas tienen mucho que aprender de las relaciones de intercambio de poder. Todas las parejas necesitan hablar sobre lo que va a funcionar para ellos, pero si la preocupación del uno por el otro es alta en la agenda, creo que pudiera ser el ingrediente que faltaba.
Espero tener las entrevistas de Bettina. Los resultados serán fascinantes.

3 comentarios:

  1. Las parejas "vainilla", los niños, mi mald... "bendito" padre, el sacerdote, la puta, la maestra, el médico, la monja, la sumisa, yo y tú... todos tenemos taaaaaaaaaanto por aprender... que no nos va a alcanzar la vida. Es too short!
    jo....
    Muakisssssss ;)

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  2. Bettina Arndt es australiana, no alemana.
    Sólo quería aclarar esto. Un saludo a todos y gracias.

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  3. Tienes razón, Anónimo. Reconozco mi desliz. En un próximo post sobre un tema de ella, lo corregiré.

    Feliz tarde...

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