Normas
Para algunas personas, leer relatos eróticos o novelas con temas D/s puede ser una extensión de su exposición a este estilo de vida. Tales historias son excitantes y emocionantes y, en ellas, las sumisas son constantemente requeridas a seguir ciertas reglas diseñadas para mantenerlas con normalidad presionadas eróticamente y recordarles que existen para estar constantemente disponibles para ser usadas sexualmente. Sin embargo, las normas sobre la sexualidad solamente representan un subconjunto de un marco global que toca todos los aspectos de la vida diaria para quienes siguen un estilo de vida de la D /s.
Por lo general, las normas encajan perfectamente en una de las dos categorías. La primera tiene que ver con el placer del dominante, la así llamada norma “hazme.” El propósito de esta clase de norma es sencillo, la gratificación del dominante. Al observarla, la sumisa permanece centrada en el placer del dominante – un componente clave de la interacción de la D /s.
La segunda categoría tiene que ver con el desarrollo de la sumisa. Parte de la responsabilidad en la gestión de una sumisa incluye permitirla superar los retos, mejorando sus capacidades y guiándola en la comprensión y el uso de su poder. Estas normas pueden ser muy variadas y pueden incluir apariencia, desarrollo físico e intelectual, o incluso gestos.
Obviamente, a la mayoría de los dominantes les resulta mucho más fácil crear el primer tipo de norma. La gratificación personal y la capacidad de organizar la casa de uno para la propia satisfacción son prerrogativas fundamentales de un dominante. Ahora bien, el dominante responsable desarrolla una aguda apreciación de los puntos fuertes y débiles de una sumisa en particular, diseñando entonces las normas que mejor se adapten a sus necesidades individuales.
Cabe señalar que el dominante no está obligado a explicar las razones por las que se establecen las normas, aunque pueden optar por hacerlo. La sumisa debe confiar que su dominante está haciendo las cosas correctamente o el acuerdo no funcionará.
¿Cuántas reglas se requieren? Mucho dependerá de los resultados deseados. Más normas darán lugar a un control más estrecho sobre la sumisa y, para el dominante, un mayor sentido de poder. Para aquellos que recientemente han descubierto su naturaleza dominante, esta capacidad de control puede ser una seducción embriagadora. Después de todo, la obediencia es la primera forma de poder entre el dominante y la sumisa. Uno podría sentirse tentado de beber en demasiada de este elixir de poder dando constantemente a la sumisa más normas para obedecer. Sin embargo, nada es gratis y, como con cualquier copa, hay que pagar un precio al consumir demasiado.
En otro artículo sobre la Transferencia de Poder (no publicado todavía), he señalado que con el ejercicio del poder vienen la exigencia de la responsabilidad. En este contexto, contra más normas, se requiere más control. Un dominante que impone normas y luego no monitoriza sus ejecuciones se está comportando de una manera irresponsable y envía señales confusas a la sumisa. Si una normal es lo suficientemente importante para como para establecerla, debería ser también lo suficientemente importante para realizar su seguimiento. Desde la perspectiva de la sumisa, cuando otra conducta no solo sería confusa, sino que sembraría dudas sobre la fiabilidad del dominante.
Recuerda, una sumisa no es una víctima. Ha consensuado entrar en la relación, profundamente motivada por su necesidad de servir y la atracción del poder embriagante. La administración del dominante y la gestión de las normas son un elemento clave para permitirles satisfacer esta necesidad. Dejar de proporcionar un conjunto coherente, razonable y adecuado de normas no es una responsabilidad de la sumisa.
Más allá de la supervisión, más reglas también requerirán más atención a los castigos. Cuando se incumplen las reglas, la acción correctora es necesaria, pero si las normas se rompen “dejándolas ir” o ignorándolas el dominante, la sumisa se sentirá abandonada o rechazada. Un dominante responsable no solamente impondrá reglas, sino que hará valer su cumplimiento. Esto puede ser difícil en una relación D/s basada en el amor porque es duro castigar a la persona amada, pero es necesario y no debe ser descuidado.
En general, se requieren mas normas al principio de la relación que cuando está madura. Establecer muchas normas al principio permite a la sumisa conseguir una apreciación del carácter del dominante, mientras que simultáneamente a este le proporciona la oportunidad de observar las habilidades de la sumisa. Además, las nuevas relaciones de la D /s son a menudo muy emocionantes. Las normas brindan una oportunidad para que estas emociones se expresen.
Cabe señalar que las sumisas en entrenamiento requieren un régimen muy estricto de normas. Las sumisas nuevas, seguras y muy inseguras, encontrarán consuelo en una estrecha colaboración forzada por el conjunto de las normas. Representan una salida firme para expresar su sumisión. Sin embargo, con el tiempo, como la fuerza y la integridad de las personas se ponen de manifiesto, las normas deberán ser revisadas y, a menudo, podrán reducirse, aunque hay que tener cuidado de no llegar a ser demasiado laxo.
Una sumisa bien entrenada deberá ya estar familiarizada con las normas básicas de conducta y sentirse cómoda con su naturaleza sumisa. Aunque no podrán requerir tantas reglas como una nueva sumisa, todavía se necesitará una evaluación y el desarrollo. Las reglas son una parte importante de ese proceso.
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