miércoles, 15 de mayo de 2013

¿Por qué admiro a las putas de la humillación?


Por ahí fuera, hay muchas clases de putas, pero, las que yo más admiro, son las putas de la humillación. Tal vez, esto suene un poco paradójico, por lo tanto, lo voy a explicar.

En el mundo de la D/s, el término puta es usado con frecuencia y, rara vez, en forma despectiva. Pero, en foros y chats de “Putas, Zorras, etc.,” el término se usa con orgullo por muchos de los participantes. Es como si se quisieran auto imponer una especie de medalla de honor. Por supuesto, existen putas y luego, hay putas. Creo que las putas se pueden clasificar en tres grupos: putas del placer, putas del dolor y putas de la humillación.

Las putas del placer, a menudo,  llamadas simplemente putas, son, quizás, el grupo más grande y mejor conocido. Éstas tienden a ser individuas que les gustan el sexo, abrazan el sexo y anhelan el sexo. A la vez  de que esto es algo que, con toda probabilidad, sea verdad para muchos en el mundo vainilla,  establece una diferencia entre las putas del placer con respecto a otras en disposición de mostrar sus necesidades y la aceptación de su naturaleza. Ella sabe quién es ella y a ella le gusta. Y mientras que ella no puede y anhela todas las formas posibles de sexo, lo que hace, lo hace con gusto. Las putas de placer son comunes en el mundo de la D/s, porque son un componente frecuente de sumisión, disciplina y ataduras.

Las putas del dolor son un grupo más pequeño, pero bastante mayor. La puta del dolor es una mujer que anhela las sensaciones extremas, aquellas de una naturaleza y un carácter que otras verían como dolorosas y algo a evitar. Por cualquier razón, las putas del dolor consiguen una rica satisfacción física al ser manejadas por un sádico. Y mientras todas las putas del dolor tienen sus límites (los cuales varían de puta a puta), lo que ellas tienen en común, es un deseo de ser físicamente manejadas de tal manera que evoque una respuesta de dolor que ellas luego procesarán como placer.

Me gustan las putillas del placer y las del dolor, más todavía. Esto no debería sorprender. Me gusta el sexo y soy un sádico. Tiene sentido que encuentre a estas mujeres interesantes y atractivas. Afortunadamente, hay muchas de ellas alrededor de todos nosotros.

Mientras soy respetuoso con las putas del dolor y del placer por tener el coraje de aceptar su naturaleza y mostrar sus necesidades, realmente, a las que admiro y aprecio de una manera especial, es a las putas de la humillación. Estas son personas que anhelan ser tratadas humillante y degradadamente o como, algunas veces, se dice: “puestas debajo.” Para las putas de la humillación, contra más humillante sea el trabajo, más degradante es el lenguaje usado para describirlas, más excitadas y orgullosa se ponen. ¿Por qué no lo he sabido antes? No lo sé. Sin embargo, me he encontrado con bastantes putas de la humillación y me han asegurado de que esta es la forma como ellas están conectadas.

La clase de tratamiento que una puta de la humillación anhela, puede ser de carácter físico, emocional o intelectual. Por ejemplo, podrían ser requeridas a arrastrarse  por la suciedad o hacerle limpiar el suelo con su lengua. Todas las maneras de vulgaridades podrían ser usadas para describirlas. Podrían ser enjauladas o ser usadas como muebles humanos. Y, al mismo tiempo, como una puta del dolor. La mayoría de las putas de la humillación tienen límites (por ejemplo, la escatología o los enemas, etc.) aun así, lo más importante que anhelan, es ser tratadas como objetos o cosas. Lo que las hacen diferentes de las putas del dolor y del placer, es que la “humillación” es principalmente el estado mental de un ataque contra su propia imagen, donde el dolor y el placer son mucho más físicos y no impactan tanto a la mente, sino más bien, al subespacio.

Desde mi pobreza, las putas del placer y el dolor comparten una comunidad en la que lo que ellas más anhelan son las sensaciones físicas. El dolor y el placer que reciben son del cuerpo. De hecho, pueden participar  en el juego del placer o del dolor mientras aún permanecen, más o menos, bajo el control de sus propios estados mentales. Son putas del cuerpo más que de la mente.

He aquí un extracto de un correo electrónico que recibí de una mujer que conozco bastante bien:

“Lo que hace a la humillación tan efectivamente excitante, es que es realmente una entrega total, probablemente más que cualquier otra clase de juego. En el sexo, el juego de las cuerdas o el dolor, es realmente, una entrega física, pero una vez que una se entrega físicamente y todavía mantiene una distancia emocional e intelectual, una desea hacerlo así. En la humillación, cuando está bien hecha, es imposible mantener la distancia y, por lo tanto, existe una entrega emocional e intelectual que corta más profundamente que una simple entrega física. Y no hace falta decir que la entrega física seguirá automáticamente a la entrega emocional e intelectual… por lo tanto, una entrega total. Si has conquistado  la mente de tu sumisa, has conseguido el cuerpo. Teniendo en cuenta que gran parte de la excitación y atracción sexual que existe entre las orejas en muchas, si no en la mayoría de las mujeres, se deduce que, una buena mente folladora tiene el potencial para ser mucho más poderosa (y alucinante) que un cuerpo para follar.”

Una puta de la humillación es, por tanto, un caso especial de la categoría general de las masoquistas. Como he dicho en otros artículos, una masoquista es cualquier persona que se excita a través de sensaciones extremas que otras generalmente clasificarían como dolor. Para la mayoría, esto siempre ha sido clasificado como dolor físico, azotes, marcas, cera, etc. Sin embargo, existen otras formas de dolor, intelectual y emocional. Lo que diferencia a la puta de la humillación, además, es su deseo por estas otras formas de dolor y su habilidad para procesarlo con eficacia.

Debería ser obvio que el proceso eficaz de la humillación es un factor crítico de éxito para las putas de la humillación. Obviamente, existen muchas mujeres fuera de aquí que son menospreciadas y degradadas como parte de su vida cotidiana. Algunas veces, llamamos a estas mujeres víctimas de abusos o de acoso sexual. Pero, las putas de la humillación no entran en estas categorías por dos razones principales:

1.- Lo hacen con su propio consentimiento.

2.- En lugar de sentirse decaídas y depresivas por este tipo de tratamiento, las excitan y le dan poder.

Sin embargo, uno debe maravillarse de la fuerza de carácter, el lecho de roca de la auto estima y la enorme cantidad de mujeres que merecen la pena y que deben mantenerse literalmente lúcidas para sobrellevar el intenso juego de la humillación. Si bien uno puede sentirse impresionado por el número de agujas que una mujer puede ser capaz de tolerar perforando su carne, me permito sugerir que uno debe estar incluso más impresionado por una mujer que pueda limpiar un inodoro con su lengua y salir sintiéndose bien consigo misma por el otro lado de la experiencia. Si bien, uno puede ser sorprendido por la habilidad de una mujer para tener sexo con muchas parejas en una sola noche o su deseo de tragar semen, uno puede sorprenderse mucho más con los orgasmos de orina potable o que pida ser tratada como un perro y sentirse crecida para hacer estas cosas.

De ahí, el motivo por el que admiro a la puta de la humillación. De hecho son una clase especial de masoquistas.

Por favor, observe que no estoy sugiriendo que estas mujeres son de mejor o peor calidad que otras. Ciertamente, he conocido a muchas grandes sumisas que no son putas de la humillación. También, es cierto, no tengo ninguna objeción a una sesión con una mujer que ha reconocido que ella es una puta del dolor, pero que marca un límite en el juego de la humillación. No juzgo a las personas por la naturaleza o intensidad de su “perversión.” Además, no hace falta decir que, una puta puede ser al mismo tiempo del placer,  del dolor y de la humillación. No es ni una cosa ni la otra. Por ejemplo, muchas de las putas del dolor que conozco, son también putas de la humillación, de una clase u otra. El hecho de que  a uno le guste un tipo de tratamiento, no se opone a otro deseo.

Sin embargo, aunque son bastante raras, la puta de la humillación requiere una mención especial. Esta forma de juego es en muchos sentidos la más peligrosa, ya que tiene el potencial de graves daños psicológicos a largo plazo. Hay que ser muy cuidadoso. Y, ciertamente, no para los débiles de corazón. Pero, si uno es el tipo de sádico que busca el placer teniendo a una mujer debajo, sin dudar, es hermoso encontrar a una mujer que desee este tipo de atención. Felizmente, he encontrado a una o dos en el curso de los años.

1 comentario:

  1. Putas... Pensar que antes esta palabra era demasiado denigrante para mí, y ahora llevo el título enseñándolo por delante a mi amo.

    Feliz día.

    Cindy

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