El
otro día rastreando por Internet, me encontré un foro de relaciones D/s, donde
una sumisa de 21 años estaba diciendo que su compañero “sumiso” quería que ella
se vistiera para él con aspecto más dominante y ella buscaba consejos en el
foro.
En otro apartado, un varón de 31 años, que se llamaba a sí mismo dominante, escribió: "Soy un dominante novato y le he preguntado a mi pareja qué le gustaría que me pusiera y qué no debería llevar."
Hummm...
Estaba ya preparado para escribir una respuesta muy mordaz a ambos anunciantes, pero me contuve. De hecho, me enorgullecí de mi moderación. Después de todo, estoy seguor que ninguna de estas dos personas intentaba deliberadamente ser rara ni parecían estúpidas. Es probable que ambas estuviera interesadas en agradar a sus parejas.
O, tal vez, ¿las ropas hacen al dominante?
En otro apartado, un varón de 31 años, que se llamaba a sí mismo dominante, escribió: "Soy un dominante novato y le he preguntado a mi pareja qué le gustaría que me pusiera y qué no debería llevar."
Hummm...
Estaba ya preparado para escribir una respuesta muy mordaz a ambos anunciantes, pero me contuve. De hecho, me enorgullecí de mi moderación. Después de todo, estoy seguor que ninguna de estas dos personas intentaba deliberadamente ser rara ni parecían estúpidas. Es probable que ambas estuviera interesadas en agradar a sus parejas.
O, tal vez, ¿las ropas hacen al dominante?
Estos no son ejemplos de lo que yo llamaría una relación D/s efectiva, pero, si funciona para ellos, entonces, ¿por qué no? Después de todo, ¿quién soy yo para juzgar? Cada uno con lo suyo.
Las lectoras desde mucho tiempo
de este blog, probablemente, puedan adivinar mi primera respuesta. Un dominante
no se puede hacer. La dominación es una cualidad de la Naturaleza, está
codificada en los genes de cada uno. O se es o no es dominante. Así es, más o
menos, el fin del asunto.
Pero, por desgracia, no lo es.
Mi reciente artículo sobre Las
mujeres que he conocido me ha impulsado un par de cometarios. Lo interesante de
estas respuestas fue la forma que ambas hablaban de lo mismo. A saber, las
mujeres latentemente sumisas estaban, de alguna manera, provocando más tarde en
la vida. Las mujeres que nunca se imaginaron a sí mismas como sumisas, de
repente, son despertadas y no tienen más opción que aceptar su naturaleza.
Además, esto no es exclusivo. Ha sucedido muchas veces en mis diferentes
encuentros con las mujeres que he provocado. En algún momento, la mujer se
volvió hacia mí y dijo que no tenía ni idea de que ella fuera sumisa. Que su
despertar había sido una completa sorpresa. Esto me ha llevado a la conclusión de
que es probable que haya muchas otras mujeres sumisas latentes por ahí que
nunca han sido provocadas y tristemente nunca lo serán.
Aún así, esto me lleva a
pensar, ¿es posible hacer a un
Dominante? ¿Es posible coger a una persona que nunca ha mostrado ningún signo
de ser dominante y, de alguna manera, convertirlo en una personalidad
dominante? ¿Las personas switch se convierten en dominantes cuando asumen el
papel de un dominante?
Pues bien, si una mujer puede
ser una sumisa latente, ¿es posible que un hombre sea un dominante latente?
Yo no he asesorado a muchas parejas,
pero en aquellas que lo he hecho, la pareja masculina siempre empezaba con el
deseo de agradar a su mujer y, solamente después, permitía que su naturaleza
dominante saliera a la superficie. En cada caso, el hombre empezó por no
comprender lo que su pareja estaba preguntándole qué hacer. Al principio, sin
duda, era un caso de “de pasar a través de los movimientos” para tratar de
darle chispa a la relación o algo parecido. Puedo apreciar por qué tantos
hombres, después de años de condicionamiento social, son reacios a poner una
mano o un cinturón sobre el trasero de su mujer. Puedo comprender por qué un
hombre tendría dificultades para aceptar que su pareja quiere que él defina su
gusto y hacer cumplir su voluntad a través de sus disciplinas, rituales y
estructuras.
Sin embargo, con el tiempo,
estos hombres que tuve la suerte de aconsejar, empezaron a comprender que la
dinámica de la D/s y más, se dieron cuenta de que ellos tenían un núcleo
dominante que era más que capaz de llevar el control de la relación. Por
supuesto, cada uno era diferente, pero todos tenían algo en común; la
conciencia de que ellos tenían su propio
poder, que ellos podían expresar su poder y que se hacía sentir, natural y con
derecho hacerlo. Una vez que ellos se hubieron liberado de las inhibiciones
sociales a las que habían estado encadenados, les fue mucho más cómodo
convertirse plenamente en hombres dominantes. No, no eran sádicos. Y no,
tampoco estaban interesados en el asunto de las cuerdas, sexo pervertido, el
juego de la humillación, etc. No, lo que ellos compartían era el sentido de la
honestidad, la confianza y la responsabilidad de asumir el papel dominante en
su relación.
Según mi conocimiento, esto les
ha hecho personalmente más equilibrados y sus relaciones mucho más fuertes y
también más equilibradas.
Al final, tal vez lo que se
requiere es una especie de llamada de atención a todos los hombres dominantes
de por ahí. Algo a lo que ellos dirán estar de acuerdo para ser ellos mismos.
Tal vez, como las sumisas, existen muchos dominantes latentes entre la gente,
justo esperando ser despertados.
Tal pensamiento me da un cierto
grado de tranquilidad. A pesar de que sea una petición de principio de cómo
nosotros podemos despertarles. Algo para otro tema en el blog, supongo.