Un buen director de cine conoce que así como es necesario
mostrar el argumento central de una película a la audiencia, él/ella necesita
buscar ese argumento momento a momento. La manera que él la mira, el modo que
la cámara sigue a sus ojos o la selección de la música para esa escena, todo
puede influir en el resultado, en la manera que es percibida por el espectador.
Lo mismo es igual para una relación D/s. En el corazón de la
relación, está el intercambio de poder, donde uno tiene el poder y la otra
renuncia al mismo. Sin embargo, el corazón de la unión está realmente en los
momentos, de momento a momento. Su respuesta determina su próxima decisión. Él
puede decidir en este momento que la felicidad de ella es más importante que su
poder para salirse con la suya. Es una cosa fluida y los pasos de la danza
deben ser capaces de ajustarse de acuerdo con el ritmo de la música de
cualquier situación en particular, estado de ánimo o resultado. Más que ser
algo rígido, como puede parecer a los novatos, la D/s demanda que los
participantes sean flexibles de mentes.
Creo que el único error que un dominante puede cometer en la
mente de la sumisa es no demostrar su compromiso. Como los niños que quieren
que, por encima de todas las cosas, ellos sean las personas más importantes en
la vida de sus padres. Por lo tanto, la sumisa puede llegar a estar un poco
harta de hablar de las ocupaciones de su dominante.
Hace muchos años, cuando estaba aprendiendo a hablar
francés, una compañera de estudios se quejaba de que ella no tenía tiempo para
aprender su vocabulario. La profesora se volvió hacia la chica y le dijo:
“Nosotras buscamos el tiempo para las cosas que queremos
hacer.”
Y, así lo hacen. Si quieren hacer algo, lo hacen. La opción
es de ella.
Es fácil para un dominante salir diciendo a su sumisa que
sea paciente, que ella tendrá una oportunidad para destacar “pronto,” que la
conexión tiene flujos y reflujos, etc. Él se está engañando a sí mismo.
El flujo y el reflujo es la energía sentida de una persona a
otra, momento a momento. El flujo y reflujo no se mueven por si mismos. Por el
contrario, la energía es creada por el contacto de las dos personas, la
electricidad se genera entre ellas.
El péndulo oscila y, por lo que es lógico, que si tú das
energía suficiente, recibirás algo de retorno. Algo que finalmente va a
suceder. Al igual que el diálogo hablado por los intérpretes en una película,
las palabras hablan entre el dominante y la sumisa. En esas palabras, están las
oportunidades para el intercambio de energía.
Que nunca se olvide. Ella no ha sido llamada “sumisa” para no
ser nada, ella quiere someterse. Esperar que ella dé el primer paso no tiene
ningún sentido.
Un hombre dominante debe dedicarse a su sumisa, no solo con
regularidad, sino con la energía que esté dispuesto a intercambiar con ella.
Una vez que esta tenga la chispa, la conexión se encenderá automáticamente. No
habrá ninguna necesidad de esperar más allá del flujo.
Se necesita ser muy dominante para hacer el día de una mujer
sumisa. Ella no busca rubíes ni diamantes, sino más bien un flujo estable de
afectos, en cualquier forma que se adopte.
Un dominante puede cavar su propia tumba y, ¿para qué?
Flexibles de mentes, observar los estados de ánimo, hacerla sentir bajo su resguardo dentro de su dominio, que la conexión no es sólo un hilo inestable y si una cadena firme, con lazos que atan más allá de tú ordenas/yo obedezco.
ResponderEliminarCavar su propia tumba, para qué?, no tengo idea, quizás no hubo la suficiente conexión o experiencia.
Saludos Caballero
Explicas muy bien lo que he pretendido transmitir. No cuidar los detalles es estar desconectados y cavando la propia tumba de la relación y de él mismo...
ResponderEliminarFeliz día.