“Usted puede controlar mi
mente seductora y, tiernamente, a través de sus labios y dejarla escapar por el
suave tobogán de mi pecho izquierdo. Sus pensamientos, sus palabras escritas
mordisquean mis pezones provocando a mi pequeña almohadilla roja, adornada con
una aureola básica y remanente. Los recuerdos asoman en mi cabeza despeinada.
Los echa fuera y usted fuerza su errante cerebro profundamente en el montículo
de mi pálido vientre. Sus reflexiones
cosquillean mi clítoris antes de entrar en mi coño.”
“Kilómetros de distancia…
gimo, suspiro, anhelo y deseo por tener su permiso para tocarme.” Me escribió
una sumisa anónima.
Ternura al leerlo, entrega total se percibe, cada suspiro, anhela respuesta.
ResponderEliminarSaludos Caballero
Cuánta sensibilidad, cuánto flujo energético ante el desconocido y lo desconocido y sólo con las palabras impresas indefinidas y no personalizadas...
ResponderEliminarViva la imaginación!
Ben Alí