El hombre dominante
eficaz suele a ser un hombre conservador. Al menos, esta es mi teoría. Tiende a
gustar del orden sobre la vida y tiende a poner tiempo para ordenarla a su
satisfacción. Me consta que también existen algunos dominantes desbordados por
los problemas fuera de aquí, pero son la excepción a la regla
Por norma general, la
inmensa mayoría de las mujeres sumisas con las que he hablado y han tenido una
relación D/s exitosa, me han dicho que sus hombres dominantes han sido, hasta
un cierto nivel, conservadores. Suelen
ser profesionales o, de alguna manera, autónomos y, a pesar de sus inclinaciones
en sus propias casas, se presentan como hombres conservadores, respetables y
dignos ciudadanos de su lugar de residencia en el mundo.
Sin embargo, veo una
considerable variación en cuanto a la forma en que prefieren a sus mujeres.
Todos ellos disfrutan de los beneficios y ventajas de una mujer sumisa en sus
vidas y todos aprecian a una mujer que exhiba respeto, obediencia y una
fuerte auto estima. Pero, es en los pequeños detalles, donde noto una
considerable variación.
A algunos hombres
dominantes, les gustan que su mujer sea “al natural.” Le gusta ver a su mujer
no sólo desnuda, sino también, sin atavíos. Les disgustan que lleven los labios
o las uñas pintadas cuando van a tener una sesión, tal vez, y tampoco quieran
ver nada de joyería en su cuerpo. Quieren a la mujer tal como es, tal como ella
vino al mundo.
A algunos hombres
dominantes, les gusta ver a su mujer tranquila y conservadora. No les gustan
las faldas cortas, a pesar de lo larga que sean sus piernas. No quieren ninguna
joya reluciente y, en esencia, no quieren que nadie, excepto ellos, que ella
sea una puta. Este conocimiento es para ellos y sólo para ellos.
Algunos hombres
dominantes prefieren que su mujer muestre su sumisión en casi todas las facetas
de su vida. Este no es el tipo de hombre que aceptará fácilmente que su mujer
tenga preferencia por los alimentos grasos y las bebidas gaseosas. Él quiere
que ella preste una estricta atención a su cuerpo y apariencia y le saque
provecho a sus curvas femeninas. Ella, no sólo deberá elegir la ropa que realza
su feminidad, sino que también deberá modificar su apariencia mediante el uso
de ropa interior, tales como corsé, para acentuar las curvas bonitas de su
cuerpo.
Hasta donde yo sé,
todos aprecian las cosas bien hechas, los zapatos de tacón alto y les gusta ver
a su mujer llevándolos tan a menudo como sea posible. A algunos les gustan
elegir la ropa para ella, otros prefieren darle unas instrucciones específicas porque
van a pasar inspección y sobre lo que no va a suceder. Algunos la adoran de
color negro, otros prefieren otros colores. Algunos odian que usen pantalones,
a otros les encantan ver su trasero cubierto por unos vaqueros.
En cuanto a su
vestimenta, parece que no hay un criterio común. Corresponde a la mujer
averiguar lo que a su hombre le gusta y no le gusta. Lo que él no cambiaría por
nada en el mundo y lo que debe ser al momento.
Para las mujeres, este
es la parte del juego más interesante: los detalles. ¿Por qué un hombre quiere
a su mujer vestida solamente con faldas blancas, cuando otros la hubieran
vestido de negro casi todos los días? ¿Por qué un hombre ve los labios pintados
como innecesarios cuando otros están deseando ver los labios de su mujer
pintados de rojo intenso casi todos los días?
En realidad, para la
mujer, no debería y no le importa lo que él quiere que ella haga. Lo que
importa es que ella quiera hacer lo que él quiere. Si él quiere verla con falda
blanca, porque ella parece radiante para él vestida así, entonces, ella buscará
faldas blancas. Si él quiere unos zapatos con tacón de ocho centímetros,
entonces, serán los zapatos con ese tacón los que ella se pondrá. Ella quiere
que la vea atractiva y quiere agradarle. Si a él le gusta, a ella le gusta.
Por supuesto, aquí hay
una pequeña variación. Algunas veces, algunos hombres dominantes quieren probar
a su mujer. Quieren que ella lleve algo con lo que se sienta incómoda, con algo
que no se sienta atractiva. Él podía estar intentando aumentar su feminidad o
intentar presionar sus límites en cuanto a su naturaleza conservadora o, a su
vez, cambiarla para aumentar su sexualidad. Este es un tema diferente y un
área, en la cual, la pobre mujer puede ser severamente desafiada. Ella tiene
que agradarle, pero él está presionando en las zonas de auto estima en las que
él no puede experimentar éxitos instantáneos.
La mujer sumisa haría
bien en seguir los deseos idiosincrásicos de su hombre para que vista lo mejor
que ella pueda. En la película “Nueve semanas y media,” Elizabeth le pregunta a
su hombre cuándo va a ir comprarle algo para ella a una tienda: “¿Pero, no
quieres saber si “me gusta.”? Él movió su cabeza para indicar que “No”. Me
encantó esa escena.
Para no dar pie a que
penséis que soy un “perfecto machista,” permítanme recordar a mis lectoras
femeninas que una mujer tiene miles de maneras y recursos para dirigir al
hombre de su vida, para que vea las cosas a través de sus ojos. Del mismo modo
que una sumisa puede señalar el zapato adecuado, también puede indicar la
americana idónea, el bolso o un par de pendientes. Chicas, usad vuestra
imaginación.
Tal vez, después de
todo, hay un factor común en los deseos del hombre dominante en cuanto a la
presentación de su mujer. Quiere que ella aparezca bella antes sus ojos. Muchas
mujeres sumisas no habrán sido unas fans vistiendo a “Barbie,” pero, el que su dominante
quiera vestirla, es una cuestión totalmente diferente.
Alguna vez lo hice, fue tal su insistencia que vestí a los gustos de esa persona, creo que al final me volví tan parte suya que pasa el tiempo y yo sigo vistiendo con el mismo estilo, quizás era que me gustaba y no lo había probado, no lo se y no creo saberlo a éstas alturas.
ResponderEliminarPuedes hacer que vea el mundo a través de tus ojos, pero... yo prefiero la fresca sinceridad sin un fin predeterminado.
Saludos Ben Ali
Cuando he empezado a leer su artículo también he pensado en 9 semanas y media, cuando el empieza a colocar la ropa que ha elegido para Elizabeth, la blusa blanca y los pantis negros, cogiéndolos de una manera exquisita.
ResponderEliminarUn saludo Señor